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Las primeras tareas de los ministros en Andalucía

Las primeras tareas de los ministros en Andalucía

ANDALUCÍA EN EL DIECIOCHO ·

La guerra de hace apenas un año por el poder en el PSOE entre el presidente de la nación, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Junta, Susana Díaz, confiere lógicos recelos sobre la acción del Gobierno en la comunidad más poblada del país

MARÍA DOLORES TORTOSA

Domingo, 17 de junio 2018, 16:59

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La guerra de hace apenas un año por el poder en el PSOE entre el presidente de la nación, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Junta, Susana Díaz, confiere lógicos recelos sobre la acción del Gobierno en la comunidad más poblada del país. ¿Vamos a asistir a una política de confrontación o de cooperación? ¿Podrá demostrarse que a Andalucía siempre le ha ido bien con un presidente socialista en La Moncloa como afirma Susana Díaz? Ambas partes aseguran que habrá una sensibilidad con Andalucía como no la ha habido en los gobiernos del PP, pero la duda es comprensible cuando nunca hasta ahora ha habido dos presidentes del mismo partido en Madrid y Sevilla con unos antecedentes de desconfianza mutua como los de Sánchez y Díaz. Aún condenados a entenderse por el interés común de ganar elecciones con Andalucía como principal aporte de votos y escaños, las formas desconciertan.

Si el nombramiento de María Jesús Montero como ministra de Hacienda y Administración Pública se leyó como que Sánchez pasaba página al pasado y tendía puentes a Susana Díaz llamando a una de sus consejeras, otros nombres de su Gobierno en primera y segunda fila tienen una lectura opuesta. Los nombramientos de Luis Planas, también adversario de Díaz en unas primarias socialistas, así como de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, un viejo rival desde la juventud, como delegado del Gobierno, se entiende como un dedo en el ojo pese a la trayectoria solvente de ambos como gestores de lo público. Lo más llamativo es que Sánchez, que ha hablado con Susana Díaz varias veces desde que es presidente, no ha consultado a esta ninguno de los nombres andaluces. Tampoco el del delegado del Gobierno, quien conocerá antes que nadie la agenda institucional de la presidenta por motivos de seguridad. No ha habido más comunicación entre Moncloa y San Telmo que para preparar la entrevista de Díaz con el presidente.

Esta anomalía en la historia de los gobiernos del PSOE no pasa desapercibida, pese a los intentos de ambas partes de quitarle hierro al asunto. Dejan en evidencia una clara intención de aislar a Susana Díaz en su torre de San Telmo. Desde otro palacio cercano en la Plaza de España de Sevilla, el visir de Pedro Sánchez toca también poder en Andalucía. Sánchez parece querer avisarle a Díaz de que ya no será la única baronesa del sur. Igual operación de contrapeso ha hecho Pedro Sánchez en comunidades cuyos presidentes no le apoyaron en las primarias, como en Castilla la Mancha. También deja al descubierto la escasa influencia de Andalucía en la política nacional, aunque haya cuatro ministros vinculados a esta comunidad.

Esta situación suscita la duda de si habrá o no confrontación como cuando ha gobernado el PP. Una confrontación de maneras de hacer política. En el caso de la Junta ha sido siempre sacando pecho de las del bienestar social y de atención a las minorías. En la etapa de Aznar-Chaves un ejemplo fueron las pagas de pensiones asistenciales y no contributivas, que aún se mantienen; En la reciente de Rajoy-Díaz, sirven de ejemplos las subastas de fármacos y la sanidad a inmigrantes indocumentados cuando el Gobierno de Rajoy dejó a estos sin cartilla. En ambas épocas, sobre todo en la última, el Tribunal Constitucional se llenó de demandas cruzadas entre Madrid y Sevilla.

Hay datos que demuestran que en los dos periodos del PP en La Moncloa, Andalucía perdió en inversiones, aunque en la última sí hubo una mayor cortesía institucional. El Gobierno de Sánchez tiene intención en el poco tiempo de legislatura que le queda incrementar las inversiones cuando tenga su propio presupuesto, según han asegurado fuentes del mismo. Sánchez puede no tragar a Díaz, pero no va a descuidar Andalucía, donde se jugará las próximas elecciones generales a las que se enfrente, aseguran voces socialistas de ambas partes.

¿Cómo lo hará? Los ministros de Sánchez tienen en su agenda atender las tareas pendientes de esta comunidad y mimarla con gestos y anuncios. Se vio con la primera visita de un ministro esta semana: Pedro Duque dijo que para el Gobierno será una prioridad defender la candidatura del acelerador para Granada. Al primer consejero de Agricultura que recibió en su despacho Luis Planas fue al andaluz Rodrigo Sánchez Haro para hablar de la aceituna de mesa. La fachada será impecable, aseguran en un lado y otro.

El Gobierno de Sánchez nombra cargos y anuncia medidas que afectan a Andalucía sin contar con Susana Díaz

Es curioso como algunas de sus primeras decisiones se parecen a políticas de la Junta, como devolver la atención sanitaria a los inmigrantes sin papeles, aunque siempre queriendo dar un paso más. Sánchez ha cosechado un gran eco internacional al anunciar que aceptará a los migrantes de la embarcación Aquarius. Díaz siempre apremió a Rajoy para que trajera los 17.000 refugiados a los que se comprometió e incluso tuvo negociaciones con Acnur para acoger a menores sirios sin acompañantes.

Andalucía, sin embargo, tiene serios agobios con la inmigración. Mientras el Aquarius navegaba hasta Valencia, a las costas andaluzas han llegado el doble de inmigrantes que los que recogió el barco salvador. Más de mil fueron rescatados esta semana, con cuatro cadáveres. También se ha triplicado el número de menores no acompañados que cruzan el Estrecho. La Junta presta cuidados y educación ya a más de 1.400 menores inmigrantes no acompañados. No hay sitio ni dinero para atenderlos de forma digna. Lo que ha hecho la presidenta andaluza es lo que hay que hacer, reclamar al Gobierno que no se olvide del problema que hay en Andalucía para asistir a estos menores y a los sin papeles que deja escapar Marruecos. Y parece que fue oída de nuevo al ser nombrada secretaria de Estado de Migraciones una andaluza que conoce bien la situación, la almeriense Consuelo Rumí. Solo que tampoco Díaz ha intervenido en este nombramiento.

La ministra portavoz, Isabel Celaá, anunció este viernes un plan especial de empleo en Campo de Gibraltar para contrarrestar la cooperación de algunos ciudadanos con las mafias del narcotráfico. Díaz exigió al Gobierno de Rajoy algo así e incluso llegó a un acuerdo de cooperación con el exministro Juan Ignacio Zoido sobre el Campo que incluía mayor dotación de policías y guardias civiles. El anuncio del Gobierno de Sánchez se ha hecho sin que parezca que los ministros responsables del Interior y Empleo hayan hablado con Díaz o sus consejeros. Y sobre todo se ha hecho antes de la entrevista de Díaz con Sánchez. ¿Intenta adelantarse a sus deseos o desactivar a su vieja rival?

Anuncios como la sanidad a los sin papeles copian iniciativas de la Junta

Hay quien interpreta que fichar a María Jesús Montero como ministra de Hacienda esconde la intención de arrebatarle a Díaz su principal bandera en la política nacional, la renovación del sistema de financiación autonómica. Montero y su equipo, que se ha llevado con ella al Ministerio, fueron quienes diseñaron la propuesta de financiación que Díaz defendió ante Rajoy. Ahora es la vicepresidenta, Carmen Calvo, quien asegura que habrá un nuevo sistema que compensará a Andalucía. Para ser creíble, Montero deberá defender el mismo modelo que concedería 16.000 millones de euros más a las comunidades, 4.000 a Andalucía, en la primera reunión que haga del Consejo de Política Fiscal.

Con todos los movimientos de estas dos semanas, observo que la pugna de Sánchez con Díaz será en un plano soterrado. Díaz no puede objetar los nombres de Sánchez porque tampoco nunca consultó a este los que ella hizo en la Junta. Sánchez intentará demostrar que sabe hacer mejor las mismas cosas que hace y defiende la presidenta andaluza, sobre todo para Andalucía. Otra cosa es que Díaz se quede quieta y no intente lo mismo, demostrar que lo sabe hacer mejor que Sánchez.

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