Andalucía recurre a las renovables para sumarse al plan de reindustrialización alentado por Europa

Este nuevo proceso, aún de incierto resultado, no dibujará paisajes de humo y chimeneas. Una de sus principales características es que deberá estar sustentado en energías limpias y en este condicionante Andalucía ha identificado una fortaleza que le puede permitir subirse a ese tren. La potencialidad en renovables es el sustento en el que la comunidad quiere cimentar su propio proceso de reindustrialización.

El consejero de Política Industrial y Energía, Jorge Paradela, informó esta semana en el Parlamento del proyecto que bajo el nombre Plan Crece la Junta viene desarrollando con horizonte en el año 2030 y con el objetivo de posicionar a Andalucía como una región industrial.

El proyecto busca revertir las debilidades estructurales que durante décadas han venido afectando al tejido industrial andaluz. El camino, explicó el consejero, apunta a conseguir un tejido diversificado, competitivo y sostenible, generador de empleo de calidad y que destaque por su nivel tecnológico y de productividad.

Este proceso tiene lugar en un momento en el que Europa ha decidido acelerar el proceso de descarbonización de su economía con el doble objetivo de contribuir al freno del cambio climático y poner fin a su dependencia energética de terceros países. El Gobierno andaluz considera que ello supone una oportunidad histórica para Andalucía que, según Paradela, reúne los recursos naturales, la ubicación estratégica y las capacidades y el conocimiento para sumarse a ese proceso desde una posición de liderazgo. Así, el plan se alinea con los objetivos de la nueva Estrategia Industrial Europea, especialmente en lo que se refiere a transformación ecológica y digital.

En este proceso, la relación entre el proceso de industrialización y las energías limpias circula en ambas direcciones. El objetivo es que las renovables sirvan como palanca para la industrialización de Andalucía y al mismo tiempo la industria sea el principal proveedor de soluciones tecnológicas y el terreno de experimentación para la energía. En este proceso, la minería andaluza juega un papel esencial.

En el balance presentado por el consejero sobre los dos años en los que el plan lleva en marcha ya ofrece resultados. Se han realizado 81 actuaciones con la participación de 44 entidades y una inversión de 6.757 millones de euros, de los que sólo 299 millones han sido de aportación pública (234 millones de la Junta y 65, del Estado). Ello supone que el efecto multiplicador de la inversión pública ha sido de 22. Asimismo, 3170 proyectos industriales, de los que 352 son en sectores de alta y media-alta tecnología, se acogieron a iniciativas de apoyo gestionadas por la Junta. El empleo asociado a estas iniciativas suma 40.000 puestos de trabajo, más del triple de la prevista inicialmente para el periodo 2021-2022.

Esta estrategia, a su vez, explora dos caminos. Por un lado, el fortalecimiento del sector industrial andaluz mediante el apoyo a la internacionalización, entre otras medidas, y por el otro la captación de inversiones con una unidad dedicada a ese fin y la Unidad Aceleradora de Proyectos.

También se ha creado una Red de Ciudades Industriales de Andalucía, que cuenta ya con 26 municipios adheridos, mediante una oferta de 62 ventajas o bonificaciones fiscales, así como el seguimiento de 68 polígonos industriales, que se van a incorporar a los servicios de internacionalización y atención a las inversiones de la Junta.

La próxima etapa de este plan se ha fijado para el periodo 2023-2027, en el que se pretende incidir en la mejora energética, el desarrollo tecnológico de la industria andaluza, la creación de valor, la formación de mano de obra y el desarrollo del tejido productivo local.