Una Sierra devastada por el fuego en el 78

Los primeros focos del incendio pudieron detectarse, según algunos testigos, en la tarde del lunes 17 de julio y las llamas se dieron por controladas en la madrugada del jueves siguiente.

Desde el primer instante se destapó la caja de las especulaciones pues, si por un lado, la impresión general era que el incendio se debió más al descuido que a la intención, en algunos pueblos de la zona se hablaba reiteradamente de «provocado».

De hecho, hubo quien no pasó por alto la coincidencia de la fecha del 18 de julio con el comienzo del gran fuego y otros vecinos sostenían que el incendio, en la zona de Lanjarón, se inició al anochecer (momento de difícil generación «espontánea»).

La sierra de Lújar quedó devastada. Como si un artefacto nuclear hubiese desintegrado su superficie. Entre el lunes 17 y martes 18 se desataron seis fuegos diferentes: dos en Lanjarón, de pequeña entidad. Uno en Pitres, también pequeño. Otro en Alcázar, en la Haza del Lino, ya más considerable.

La sierra se regeneró sobre sus cenizas y hasta hace unos días, era el símbolo de la esperanza de la recuperación de un espacio que, en aquellos calurosos días de julio del 78, se asemejó al infierno.

La Sierra de Lújar, la gran mole pétrea que separa la Alpujarra de la Costa de Granada, no se merecía otro desastre medioambiental de la envergadura de aquel incendio. Pero por desgracia, ha vuelto a sufrir el fuego en sus faldas.