Las sombras se imponen a las luces en la UD Almería
El equipo indálico no tapa sus carencias en defensa, encajando en 17 de los últimos 20 partidos disputados, con el ascenso directo casi imposible de manera matemática
Hay una frase, que pudiera aparecer perfectamente en los sobrecillos de azúcar del café, que dice aquello de «entierra los malos recuerdos y nunca le ... lleves flores». Sin embargo, la UD Almería acude, semana sí y semana también, a lamentarse a donde debieran pacer los errores de por vida y no 'despertarlos'. Todo viene por lo ocurrido el pasado sábado en el partido disputado frente al Real Oviedo, en el que el equipo indálico –ya sea ahora con Rubi como antes con José Gomes– volvió a exhibir esa falta de regularidad en su fútbol que le impide seguir siendo la referencia que fue en el segundo y tercer cuarto de la competición, maniatado ahora por problemas mentales y físicos y una cosa lleva a la otra.
La mala dinámica de los nueve últimos partidos –una victoria, cinco empates y tres derrotas– ha sido un golpe que le obliga ya a no vivir en una realidad paralela que, hasta el sábado poco antes del descanso, le hacía pensar que el ascenso directo era posible. El Almería ganaba con muchísima solidez por 2-0, habiendo hecho méritos para más, y el Mallorca empataba sin goles en el Visit Mallorca Estadi con el Mirandés. Pero, como se suele decir, 'hasta el rabo todo es toro' y al Almería le 'revolcó' el 'miura' de la competición. En el 43 llegó el primer gol bermellón y casi, acto seguido, el de Samuel Obeng que metió al Real Oviedo en la pelea e hizo que la UD Almería empezara a deshacerse.
No es nuevo
Y todo porque esa forma de descomponerse no es nueva para los rojiblancos. Ha pasado ya en muchos partidos, antes con José Gomes y el sábado con Rubi. Además, la solidez defensiva –el primer paso hacia la conquista de los logros por más que se prefiera ganar 3-2 que 1-0– no han conseguido instalarla los jugadores rojiblancos, que llevan cinco partidos consecutivos en los que siempre encajan y el aspecto ofensivo no ha dado nunca para hacer un gol más que el rival de turno.
Y lo de encajar es tan viejo como el propio fútbol pues siempre que se consiga se tendrá garantizado la conquista de al menos un punto. En 17 de los últimos 20 partidos se vio obligado a hacer más goles que su rival para conquistar la victoria y, como es obvio, no siempre lo logró pues en ese tramo de partidos ganó cinco en los que siempre encajó. Además, de los otros tres en los que se mantuvo la portería a cero en uno –el disputado frente al Alcorcón– no fue capaz de ver la meta contraria.
A enmendar
Esa rémora que padecen los indálicos debe ser la principal enmienda que se le presenta a Rubi de una forma inmediata porque el gol en contra no es un 'elemento' más del partido, aunque debiera serlo si hay gol –el Almería es uno de los máximos goleadores de la categoría–. Vista la contraindicación que supone encajarlo, es obligatorio encontrar la medicina que lo cure.
El gol encajado supone un golpe anímico, siempre, para los indálicos. En todo el campeonato, nunca ha conseguido remontar un resultado –por remontar se entiende 'cuando un deportista o un conjunto consiguen dar vuelta un resultado que, en un primer momento, era negativo'– y alguna vez le han remontado, como recientemente sucedió en el choque de El Toralín ante la Ponferradina.
Eso da la sensación de ver a un equipo que, incluso, no se sostiene físicamente cuando falla la cabeza, tal y como se pudo ver el pasado sábado frente al Real Oviedo donde un equipo que con poco consiguió llevarse un punto y estuvo cerca de haber conquistado los tres que había en juego.
Así, ha pasado de ser un rival 'sólido' a ser tomado en cuenta para 'hincarle' el diente. Es, de los siete mejores clasificados, el equipo que más goles ha encajado, con el Rayo Vallecano habiendo disputado un partido menos –el que disputará hoy en la Nova Creu Alta ante el Sabadell–.
Esas sombras hacen que queden escondidas las virtudes que, en la primera parte, exhibió el equipo en el último partido disputado, semejante rendimiento al visto en los mejores momentos de la temporada, con fútbol que fue tildado como impropio de Segunda División y sí más propio de la máxima categoría, donde, eso sí, no se aceptan medias tintas.
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