Trabajo y salud: después de un siglo
Con el avance tecnológico en curso, la redistribución del trabajo y la riqueza, debería consistir en hacer posible la remuneración del 'no-trabajo', o sea, actividades como cuidar a familiares, el hogar, etc., lo que para muchos viene siendo calificado como el trabajo invisible
virginia fernández pérez
Lunes, 29 de abril 2019, 23:43
Conmemorar el centenario del nacimiento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT. 1919-2019), es un momento ideal para reflexionar sobre las condiciones laborales en ... que estamos inmersos, por no hablar de las que están por venir, visto el avance de una tecnología y una robótica, cuya incertidumbre nos abruma entre las 'distopías' de sus críticos, y las 'tecnoutopías' de sus partidarios.
Podrían señalarse múltiples razones aludiendo al origen de la OIT en un periodo de posguerra mundial, aunque sin duda, la principal fue la de ir igualando las condiciones de trabajo a nivel internacional, de cara a una competencia comercial justa. Pero hoy esto no es así o ¿acaso la globalización y el comercio internacional no lo ponen de manifiesto? Baste citar las condiciones de trabajo en que se desenvuelve la 'deslocalización' de actividades como, por ejemplo, en la industria química o la textil, para concluir con las expresiones 'Bhopal' o 'Rana Plaza', cuyos siniestros provocaron cientos de muertes en el tercer mundo, desnudando una realidad lejana a los principios fundacionales de la OIT, a pesar de la pomposidad con la que tantos países miembros de dicha organización, hacen gala de haberse comprometido formalmente, al ratificar las normas que de ella emanan (léase, convenios sobre libertad sindical, derecho del trabajo, o seguridad e higiene).
Entristece recordar que el que fuera ministro de trabajo de Bill Clinton, el profesor Robert B. Reich, clamó sobre la necesidad de acuerdos entre la OIT y la Organización Mundial del Comercio (OMC) de cara a adecuar el debido devenir de ambas organizaciones, pero parece que en su día ganó el 'todo a cien'. Perdón por la licencia.
Hoy, la secretaría de la OMC mantiene intercambios técnicos con la OIT y los economistas de ambas organizaciones aluden a la necesidad de invertir y fortalecer las competencias de base, técnicas y de gestión, para ayudar a los países y a las empresas a hacer frente a los desafíos de una economía global y competitiva, basada en el comercio inclusivo. Y es que las fases menos complejas de la producción tienden a ser trasladadas de economías con altos ingresos, a las de bajos ingresos.
No obstante, el propio Robert B. Reich apela hoy a que, en este escenario, y con el avance tecnológico en curso, la redistribución del trabajo y la riqueza, debería consistir en hacer posible la remuneración del 'no-trabajo', o sea, actividades como cuidar a familiares, el hogar, etc., lo que para muchos viene siendo calificado como el trabajo invisible.
Pero la rúbrica con la que encabezo todas estas líneas, no cierra otras conmemoraciones a las que quisiera aludir en las fechas en que nos encontramos. Por una parte, la semana del 21 de abril (día en que la ONU lo declara como Mundial de la Creatividad y la Innovación) al 28 de abril (en el que la OIT celebra el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo); y cómo no, el 1 de Mayo, Día del Trabajo.
Lamentablemente en Granada hemos sufrido en las últimas fechas varios accidentes de trabajo mortales, en industrias de diversa naturaleza, cuyas circunstancias, a pesar de estar sub judice, no cabe duda que han de obedecer a falta de prevención, ya sea por malas condiciones técnicas, por razones organizativas, o por conductas humanas inadecuadas.
Combatir los riesgos en su origen, es una de las premisas que con mayor énfasis declara la actual Ley de Prevención de Riesgos Laborales, de ahí que aludir a la 'Creatividad y la Innovación' debe obligarnos a todos, y especialmente a las administraciones, a procesar estos avances, informando y coadyuvando a su financiación selectiva en las empresas. Baste un ejemplo local. No podemos dejar de exaltar a nivel nacional una patente granadina como la tronzadora HandSafe, hoy expuesta por nuestra parte en el Parque de las Ciencias para conocimiento del público, una máquina producida por la empresa SIMA, que posee un algoritmo capaz de parar en seco la sierra de corte nada mas entrar en contacto con la piel humana, evitando así amputaciones de dedos; mientras de otro lado, recibimos en nuestras dependencias, concretamente en el registro oficial de notificación de accidentes de trabajo, partes de accidentes graves o muy graves, provocados en nuestra provincia por tronzadoras que no poseen dispositivos de esta naturaleza. ¡Es posible tanta incoherencia!
Podría citar algún otro ejemplo, pero el protagonismo debe corresponder ahora al próximo 1 de mayo, en el que se conmemora el que a mí me gusta llamar 'Primero de Mayo. Día Internacional de los Trabajadores', una fecha reivindicativa a nivel mundial, de homenaje a los conocidos Mártires de Chicago, aquellos sindicalistas ejecutados en EE UU cuando luchaban por la jornada de ocho horas, a pesar de que allí lo conmemoren más tarde, como el 'Labor Day', el primer lunes de cada septiembre.
La Constitución española consagra como Bases Institucionales del Estado, tanto a los partidos políticos –protagonistas también el próximo 28 de abril– como a los sindicatos de trabajadores y a las asociaciones de empresarios. ¡Ojalá todos estemos a la altura de los tiempos!
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