Las joías bolitas
Jesús Lens
Martes, 16 de mayo 2023, 23:17
Iba ayer caminando por el Zaidín, entre enajenado y distraído, cuando pisé una de esas bolitas que ustedes ya saben. Sí, sí, esas que parecen ... garbanzos y que están por los suelos de media ciudad. Como tengo los pies más baqueteados que la batería de Eric Jiménez y llevaba unos zapatos más gastados que el techo presupuestario del Gobierno, vi las estrellas. Con sus satélites, exoplanetas y agujeros negros incluidos.
Después de maldecir y ciscarme en la mente pensante del espabilao que decidiera plantar los dichosos árboles, empecé a pergeñar algún tipo de campaña en redes sociales contra las joías bolitas.
Como no me acordaba del nombre de la maldita planta, cuando llegué a casa hice una sesuda y científica consulta cibernética. «Árbol jodedor bolitas granada», puse en el buscador de internet. Y la primera noticia que me salió fue del IDEAL de 25 de abril de 2018. 'Los garbancitos que invaden Granada: así es el fruto del 'árbol del paraíso'.
«¿Del paraíso ha dicho? ¿Del-pa-ra-íso? ¡Vas a ver tú paraíso!», pensé para mis adentros, presto y dispuesto a comenzar la andanada cibernética contra los Arbolicos del Infierno, como había pensado bautizarlos.
Pero antes, decidí terminar de leer el artículo para conocer mejor a mi enemigo. Sarai Bausán contaba que «la aparición de esta planta, propia de la zona del Mediterráneo oriental, en Granada se remonta a la época de los árabes, incluso antes. Sus características, con hojas muy resistentes y que aguantan bien las sequías, heladas y la contaminación, la han hecho un espécimen perfecto para decorar la vía pública granadina». Y además, es de baja alergenicidad. ¡Toma del frasco!
Me acordé entonces de la otra tarde, cuando iba por la Carrera de la Virgen, se me metió un vulanico en la garganta y me tuve que beber tres gintónics para bajarlo, agradable medida paliativo-relajante que sirvió para sofocar mis ganas de talar los plátanos.
Ya más atemperado, rebajé mis niveles de animosidad contra las dichosas bolicas. Qué culpa tienen, las pobres. Con el bien que hacen esos árboles, la sombra que dan, el CO2 que reciclan, etc. Si es que son los árboles perfectos para una ciudad tan complicada como la nuestra, con sus temperaturas extremas, su sed proverbial y la famosa boina. Total que donde había pensado escribir #STOPbolitas acabé poniendo #Másárbolesdelparaíso.
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