Por fin voy a conocerme
Jesús Lens
Martes, 17 de diciembre 2024, 23:15
Tengo pensado hacer una escapada corta esta Navidad a una ciudad andaluza y alojarme un par de noches en un hotel. Y estoy como chavea ... con zapatillas nuevas, que a mí nunca me hicieron gracia los zapatos. Donde se pusieran unas Air Jordan… Disculpen, que me disperso. Tan cerca del fin de año todo son recuerdos y melancolías. Les decía que estoy feliz y contento y ustedes pensarán que me refiero a lo especial del alojamiento o por lo de viajar y escaparme unos días. Que también. Pero mi dicha viene dada por la perspectiva de enfrentarme al nuevo registro de viajeros que, además de nombre y apellidos, DNI y dirección, te pregunta por hasta 42 datos nuevos que no se solicitaban antes, tal y como denuncia Gregorio García, presidente de la Federación de Hostelería y Turismo de Granada. Entiendo que el sector esté que trina, que no debe ser fácil recabar 50 datos de cada viajero al hacer el antiguamente llamado registro, hoy check in, tan moderno y sofisticado él. Para mí, sin embargo, va a ser todo un desafío. Porque, así a vuelapluma, creo que sería incapaz de responder a 50 preguntas sobre mi propia persona. Acudiré a la recepción de ese hotel como se iba antes al Oráculo de Delfos, donde rezaba una máxima que siempre me ha fascinado: «Conócete a ti mismo». Mi expectación es máxima. ¿Sabré responder a esas 50 preguntas? ¿Podré tirar de chuleta? ¿Será suficiente con la información que lleve en la cartera y en el móvil? Estoy por avisar a mi hermano para que esté atento ese día, no sea que me haga falta usar el comodín de la llamada. Porque, permítanme que insista y a pique de ser pesado, no creo conocerme tan bien como para responder a 50 preguntas sobre mí mismo, así a bocajarro. Había pensado escribir al hotel para que me anticiparan el cuestionario de marras y, como buen y aplicado alumno, estudiarme las respuestas y documentarme adecuadamente. Pero me puede más la atracción por el riesgo y el vértigo, enfrentarme a pecho descubierto al interrogatorio de la persona a la que le toque en (mala) suerte tramitar mi registro. También espero que me dejen pegar la oreja al cuestionario de mi pareja. Seguro que aprendo más de ella en ese rato que en todos estos años juntos. Y es que nos quejamos de vicio…
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión