Erosión democrática en Israel y resistencias internas a la guerra de Gaza
Inmaculada Szmolka Vida
Profesora titular de Ciencia Política y de la Administración UGR
Lunes, 15 de septiembre 2025, 23:15
La comunidad internacional se ha mostrado incapaz de detener la guerra en Gaza, que ha provocado ya más de 60.000 muertes y el inconmensurable ... sufrimiento de la población gazatí; principalmente, por el respaldo militar y diplomático de EE UU a Israel, la disfuncionalidad de la ONU, la tibia y divida respuesta de la Unión Europea —tanto diplomática como en la adopción de sanciones severas contra el estado israelí— y la exigua respuesta de los países árabes. Dado el fracaso internacional, cabe preguntarse si un cambio en la política belicista del gobierno de Israel podría proceder de la acción y presión de actores políticos y sociales israelíes.
En primer lugar, la desproporcionada respuesta militar del gobierno israelí tras la masacre perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023 debe contextualizarse en el proceso de erosión democrática que Israel experimenta desde el regreso de Netanyahu al poder en noviembre de 2022. Los factores que explican este deterioro —y que están condicionando la estrategia militar de Israel— son similares a otros países: líderes populistas, auge de partidos de extrema derecha e intentos del poder ejecutivo de debilitar los mecanismos de control institucional.
Por otro lado, las campañas militares israelíes de los últimos dos años en Gaza —así como en Líbano, Siria e Irán— se han desarrollado bajo un gobierno heterogéneo y potencialmente inestable. La elevada fragmentación del sistema de partidos en Israel, resultado de un sistema electoral proporcional aplicado en una única circunscripción nacional, hace inevitable amplios gobiernos de coalición. Tras las elecciones de noviembre de 2022, Netanyahu formó gobierno apoyándose en una mayoría parlamentaria integrada por su partido, el conservador Likud; los partidos ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá; y, la coalición electoral tripartita de extrema derecha Sionismo Religioso. En octubre de 2023, como consecuencia del ataque terrorista de Hamás, el gobierno de coalición se amplió con la incorporación de Unidad Nacional, alianza electoral formada por el partido centrista Azul y Blanco y el derechista Nueva Esperanza, aunque actualmente solo este último permanece en el gobierno. En julio de este año, Judaísmo Unido de la Torá y Shas abandonaron el gobierno en protesta por la incorporación de los judíos ultraortodoxos al servicio militar obligatorio, del cual habían estado exentos. Además, el primero ha retirado su apoyo parlamentario, lo que deja al gobierno de Netanyahu con una exigua mayoría de un escaño en la Knesset.
Un cambio en el curso de la guerra podría producirse si una crisis en el gobierno desembocase en elecciones anticipadas, que en todo caso deben celebrarse en octubre de 2026. Las encuestas más recientes dan al bloque de la oposición como ganador y señalan un notable descenso del Likud (Haaretz, 18 de agosto de 2025). No obstante, la oposición permanece fragmentada en grupos con posiciones muy distintas en el conflicto de Palestina: partidos de centro-derecha y de derecha laica nacionalista que no se oponen ni a la guerra ni a la «transferencia» de la población palestina (Bennett 2026, Azul y Blanco, Israel Beitenu); partidos de centro que se han mostrado activos en las campañas para pedir la liberación de los rehenes pero que no se pronuncian abiertamente sobre el conflicto de Palestina (Yesh Atid); y, partidos que apoyan la solución de «dos estados» tanto de izquierda (Demócratas) como árabes (Ra'am, Hadash-Ta'al, Balad).
Por otra parte, el gobierno de Netanyahu se enfrenta a una creciente resistencia social. En los últimos meses, las manifestaciones ciudadanas se han intensificado, con las familias de los rehenes al frente, reclamando un acuerdo con Hamas que garantice la liberalización de los supervivientes y la recuperación de los restos de los fallecidos. A ello se suman voces del ámbito universitario, empresarial y cultural que denuncian la crisis humanitaria en Gaza y la responsabilidad del gobierno en ella. Más allá, organizaciones de derechos humanos y pacifistas como B'Tselem y Médicos por los Derechos Humanos, aunque minoritarias y tachadas por algunos de radicales, se han atrevido a denunciar el «genocidio» en Gaza y la «gazificación» de Cisjordania. Además, Netanyahu también debe enfrentar resistencias dentro del ejército, entre las que se incluyen oficiales que consideran que la guerra está motivada por intereses políticos y reservistas que se niegan a combatir y que incluso se especula que podrían constituir un partido de cara a las próximas elecciones. No obstante, las encuestas muestran que los israelíes se preocupan más por liberar a los rehenes y proteger a los soldados que por el sufrimiento palestino, así como por el impacto negativo que las campañas militares pueden tener en los intereses y la reputación de Israel (Instituto para la Democracia de Israel).
La ofensiva para ocupar la ciudad de Gaza y el reciente ataque contra la delegación negociadora de Hamás en Catar evidencian que Netanyahu se mantiene ajeno tanto al respeto del derecho internacional como a las crecientes resistencias políticas y sociales dentro de Israel. Para poner fin a esta dinámica sería necesaria una alternativa política capaz de unificar a los sectores contrarios a la guerra y desbancar a Netanyahu del poder. Incluso si se alcanzara una tregua entre Israel y Hamás, el conflicto palestino no concluiría: la resistencia a la ocupación israelí persistirá y, con ella, las amenazas a la seguridad de Israel. Solo un acuerdo de paz garantizado por la comunidad internacional que contemple la reconstrucción de Gaza (lejos del inaceptable plan de Trump de convertirla en la 'Riviera de Oriente Próximo'), el regreso de los desplazados, la creación de una nueva autoridad palestina, el fin de la ocupación en Gaza y Cisjordania y, en definitiva, la soberanía del estado de Palestina —no una mera autonomía— podría abrir el camino hacia la paz en Oriente Próximo.
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