Hace unos días me tomaba una cerveza con Paco Barranco, director del Palacio de Congresos y recién elegido presidente de Congresos y Ferias de Andalucía. ... Fue una conversación grata, como la mayoría de las que se disfrutan al calor de una birra bien fría. Hablamos, lógicamente, del futuro del Palacio, una infraestructura básica en una ciudad como Granada.
El objetivo básico del Palacio de Congresos no debería ser hacer negocio por sí mismo, en el sentido de dar beneficios. Su misión tendría que ser generar riqueza en el entorno y en ese sentido van las inversiones de las que se habla estas semanas. El Palacio de Congresos se ha quedado viejo. Hay que asumirlo y actuar en consecuencia. Hay que inyectarle unos cuantos millones de euros para que, más allá de un lifting, vuelva a lucir lozano y musculoso y esté en condiciones de cumplir con su cometido: albergar actividad de forma continua.
Ahora que han proliferado este tipo de infraestructuras por Andalucía, como las setas en otoño, al menos en los otoños en que llovía, el Palacio debe ser competitivo para aprovechar sus dos grandes ventajas: estar en el mismo centro de una ciudad a la que todo el mundo quiere venir. Y volver. Una y otra vez.
Todo el mundo quiere venir a Granada y cualquier excusa es válida. Dentro de la feroz competencia en el turismo MICE –reuniones, incentivos, conferencias y exposiciones– nuestra capital tiene que rentabilizar esa ventaja estratégica. Lo he escrito otras veces: nuestro Palacio de Exposiciones y Congresos es brutal, enorme hasta lo elefantiásico. Es una pequeña ciudad en sí mismo. Pero hay que darle cariño para ponerlo en producción. Y por cariño me refiero a inyectarle dinero.
Y luego está la parte de la programación. Que lo difícil no es tener el frigorífico, sino llenarlo de comida todos los días. Y abrirlo a la ciudadanía. En otros países, para que los congresos dejen un poso perdurable más allá de lo económico en la ciudad en que se celebran, se obliga a los organizadores a que hagan una sesión divulgativa abierta al público en general.
El Palacio está en las mejores manos con Paco Barranco al frente. Es esencial que las administraciones y el socio privado se pongan de acuerdo en las mejoras que necesita para revitalizarlo y en quién pone la pasta. Sus posibilidades son inmensas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión