Vuelco de largo alcance
El nuevo mapa municipal y el giro en Barcelona constatan el deterioro de la fórmula de pactos con que Sánchez ha sostenido su Gobierno
Editorial
Sábado, 17 de junio 2023, 23:19
La jornada solemne y festiva de constitución de los 8.100 ayuntamientos del país, con la decantación definitiva de las alcaldías tras el escrutinio de ... las elecciones municipales y forales del 28 de mayo, ha imprimido un profundo vuelco al escenario político a apenas cinco semanas de las generales adelantadas al 23 de julio. Las urnas determinarán ese día si se consuma, en qué grado y con qué repercusión la fuerte pulsión de cambio que afloró el 28-M, visualizada este sábado en un mapa de poder local que el PP de Alberto Núñez Feijóo ha teñido de color azul de manera hegemónica y uniforme, con las únicas excepciones de Castilla-La Mancha, Cataluña y Asturias, con dispares mayorías socialistas, y el País Vasco por el que pugnan el PNV y EH Bildu. Pero a la espera del epílogo que reciba una legislatura tormentosa políticamente, la onda expansiva de la configuración de las instituciones más cercanas a la ciudadanía se ha proyectado sobre el horizonte del 23-J con mayor hondura si cabe de la que pronosticaban los acontecimientos. La naturalización de los pactos del PP con Vox había copado estos últimos días de precampaña, con la incógnita de si esa dependencia por ahora restringida pero problemática terminará espoleando el voto útil que ambiciona Feijóo para alcanzar la Moncloa gobernando en solitario o minimizando la influencia de la derecha radical. Pero el aval de los populares al socialista Jaume Collboni para auparlo a la Alcaldía de Barcelona, un movimiento hábil en lo táctico y coherente en lo ideológico para frenar al secesionismo y restar peso a la izquierda identificada con Podemos y ahora con Sumar, ha zarandeado el tablero con un impacto que se augura de más largo alcance.
Resulta claramente excesivo inferir del desenlace en la ciudad condal la existencia de un pacto de Estado de nuevo cuño PSOE-PP sobre Cataluña. Pero el cambio de ciclo que parece preludiar el 28-M y la clarificación de las alcaldías sí ha terminado de desmontar la fragilidad de una fórmula de dirigir el país cimentada sobre partidos que no lo tienen como prioridad, que aspiran incluso a su ruptura y que, en el caso de EH Bildu, cargan aún con el severo déficit de no cuestionar su pasado de complicidad con ETA. Los pactos del PSOE con el independentismo no eximen al PP del peso de sus propias responsabilidades. Sin embargo, este 17 de junio sí constata el deterioro de unas alianzas que no han hecho que la mayoría del país pueda identificarse con el Gobierno de Sánchez.
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