La tormenta fue el Granada
la contracrónica ·
Todos miraban a un cielo que, de un gris espeso, presagiaba una tarde-noche de lluvia, rayos y truenos. Nadie reparó en que se estaban perdiendo el auténtico relámpago con un Granada muy trabajado que mandaba 2-0 a los 15 minutosFran Rodríguez
Granada
Martes, 30 de agosto 2022, 00:30
No sé que tienen las tormentas de verano que atrapan. Será porque llegan silenciosas, más eléctricas que otra cosa, o porque resultan difíciles de explicar ... a los pequeños que se preguntan qué hace lloviendo en agosto. Sea como fuere, a Los Cármenes fueron algunos más pendientes de un espeso cielo gris que del césped.
No se dejó nublar Karanka, que respetó al máximo al filial del Villarreal y no experimentó demasiado con su equipo. Las nubes seguían en el cielo cuando el Granada saltó a calentar. Melendo y Callejón jugueteaban juntos con un balón, preludio de lo que serían los primeros 45 minutos con ambos alternándose la presión y los momentos de recibir pegados a la divisoria para liberar los espacios a Uzuni.
Y es que el albanés fue el nombre propio del partido. Sonaba el himno y el futbolista ya miraba las porterías. La afición, tras entonar su credo de cada domingo, seguía saludando a amigos. Esos vecinos de asiento que ya son familia y a los que el Granada promete dar muchas razones para abrazar esta temporada. Debían estar comentando el panorama del cielo granadino, pero apenas dio tiempo a que entablaran debates sobre si habría calima o sería una tormenta eléctrica seca. Mientras se saludaban mirando al cielo, se estaban perdiendo la autentica tormenta. Y esa no era otra que el Granada.
Como el relámpago salieron a morder todos los futbolistas rojiblancos, de manera que apenas habían pasado 30 segundos desde que Fer Niño sacó de centro hasta que Iker Álvarez recogió el primer cuero del fondo de sus redes. Bodiger, Sergio Ruiz, Melendo, Uzuni, Puertas y Callejón saltaron rabiosos nada más sonar el silbato, robaron y el motrileño vio claro el pase a Uzuni. No falló Myrto, un enamorado de Los Cármenes. La celebración de Bodiger era más propia de un título que de un 1-0.
El Villarreal B se sacudió el golpe. Quizá pensó que había sido un accidente y que quedaba mucho partido por delante. Pero el Granada no era como aquella tormenta de verano que apenas suelta un rayo y dos gotas no llega ni a formarse. No, los de Karanka siguieron tratando de ahogar a los de amarillo antes de que se pudieran agarrar a algo que flotara. Lo único a lo que pudieron asirse fue a un Ontiveros que prometía mucho y demostró en Los Cármenes porque estaba allí.
Sin tiempo para reponerse y aún preguntando al vecino cómo había sido el gol de Uzuni, Melendo comandó otro contragolpe. Apenas dos pases por dentro para encontrar al habilidoso catalán, que supo poner el balón en ventaja a Uzuni. Pilló, se inventó el penalti y viajó tres meses atrás. No era el Villarreal B sino el Espanyol. Agarró el balón en el penalti que nadie quiso tirar y de cuyo final no hace falta dar detalles. Esta vez nadie iba a quitárselo. Y el albanés hizo el 2-0. Minuto 15, partido casi cerrado. Karanka seguro que no lo pensaba. Salió del banquillo, preocupado cuando el filial se acercó en los compases finales del primer tiempo. Esos dos zarpazos eran valiosos, pero debían precipitar ahora esa calma que siempre llega tras la tormenta.
Por eso la salida del descanso fue calcada a la protagonizada ante el Racing. El tercero lo perdonó Puertas, quizá el más obtuso de la tarde mientras Uzuni y Callejón seguían forjando una curiosa asociación. Tardó el técnico vasco en mover el banquillo y tampoco es que Soro encontrara la calma que necesitaba un partido cada vez más roto. Haissen y Arana llegaron a descoser al equipo por Quini, pero los centrales y André Ferreira mantuvieron en pie la imbatibilidad antes de que Uzuni hiciese su 'hat-trick'i. No cayó ni gota y no hubo más relámpagos que los de rojiblanco, pero Myrto siempre recordará la noche como aquella de la tormenta. «Nosotros éramos la tormenta», podrá decir.
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