Granada y Almería, condenados a bajar

Este Granada ciclotímico, que su sufrida y fiel afición viene padeciendo en este curso, mostró nuevamente una versión impresentable con una primera parte infame ante el Almería. La corta ventaja del rival se debió a su escasez de resolución ante el gol, y a la suerte para que los milímetros del VAR impidiesen su segundo tanto. Nada funcionó en ese lamentable primer periodo en el Granada, ni colectiva ni individualmente, con jugadores arrugados ante la responsabilidad de un partido clave, naufragando especialmente tanto Gonzalo Villar –sustituido antes del receso por Maouassa–, como Melendo, precisamente los encargados de llevar la manija del equipo para la creación.

En el segundo periodo, las incorporaciones de Boyé –por Melendo– y de Gumbau –por Hongla–, junto con un Sergio Ruiz que volvió a echarse al equipo sobre sus hombros, permitieron tomar el mando del partido en el segundo periodo e igualar la contienda. No dio para más. En la fase final del duelo, con un Granada volcado en busca de la victoria, el Almería pudo ganar su primer partido del campeonato en contras en superioridad, pero demostró la impericia ante el gol que asola al conjunto vecino.

Los refuerzos invernales reclutados por Tognozzi han sido muchos, pero la eficacia de algunos está en cuestión. Los futbolistas latinoamericanos, a excepción de Arezo, han producido una mejora evidente en el plantel, casos de Batalla –que ayer salvó el empate con dos grandes intervenciones fuera de su marco–, Bruno Méndez y Pellistri, que sí están dando la talla. La vuelta de Hongla plantea aún incógnitas, pues su actuación más destacable fue en el centro de una defensa de tres centrales en Barcelona. El resto, más sombras que luces, tanto con el central polaco Piatkowski como con el ala Maouassa –que sigue emitiendo señales evidentes de falta de forma para competir–, así como con los atacantes Corbeanu –desaparecido de las alineaciones tras su flojo debut ante Las Palmas– y Józwiak. Mucho ruido y pocas nueces aprovechables hasta el momento.

Tras la jornada se recortó un punto con Cádiz y Celta. La salvación está a seis, pero el problema es que la sensación, tras ganar solo dos partidos en veinticinco jornadas y ser incapaces de superar en casa a la peor de las escuadras de Primera –pues el Almería cierra desde hace mucho tiempo la clasificación–, es que la permanencia se encuentra mucho más lejos, considerando la realidad futbolística que actualmente muestra el Granada.