Irregular, intenso y vertiginoso
El Athletic, sin posibilidades de ocupar la séptima plaza, cerró su curso ante el Leganés, pendiente de jugar la final de Copa del Rey
Chema Ruiz España
GRANADA
Domingo, 19 de julio 2020, 00:47
Lo que podría haber sido una última final por Europa, como lo será para el Granada, para el Athletic se convirtió en un viaje intrascendente ... a la ciudad en la que selló su pase a la final de Copa. La derrota del conjunto bilbaíno ante el Leganés le dejó fuera de la carrera por la séptima plaza, inalcanzable, por lo que su temporada terminó, toda vez que el único torneo en el que sigue vivo, el que le podría haber otorgado una última oportunidad de sacar el billete para el Interrail la próxima campaña, fue aplazado para que pudiera disputarse con público en las gradas. En juego le queda la posición, que no es cuestión baladí en lo económico, la honra y las rencillas que quedasen pendientes con los nazaríes, motivos para sacar las garras, aunque quizás sin tanta inquina.
El conjunto bilbaíno no es, ni mucho menos, un rival desconocido para la hinchada nazarí. El cuadro dirigido por Gaizka Garitano es, junto al Valencia, el equipo al que más veces se ha enfrentado el Granada, y este domingo se convertirá en el único al que se mida en cuatro ocasiones este curso. El balance es favorable a los leones, que suman dos triunfos y una derrota, aunque incluso en esta festejaron, en la vuelta de las semifinales de Copa.
El Athletic es un equipo intenso, incisivo y vertiginoso al que ha pasado factura su irregularidad. Es décimo, con 51 puntos, tras ganar cuatro de los diez partidos que se han jugado tras el confinamiento, los mismos que han perdido en el mismo lapso. Garitano dibuja habitualmente un 4-2-3-1 que, en fases del campeonato, ha alterado para formar una defensa de tres centrales. Es un plantel que vuelca en los costados todo el peso ofensivo, con la premisa de generar contragolpes rapidísimos. Para ello, exprime la potencia de sus extremos, en especial de Iñaki Williams, y de sus laterales, Capa y Yuri. Ambos son auténticos puñales, con capacidad para recorrer el carril durante los noventa minutos y de percutir sobre la portería rival. Rui Silva lo sabe bien.
Arriba, se ha asentado el reconvertido Raúl García, que es el máximo goleador del equipo, con una quincena de goles. Le suele escoltar, como enganche, Muniain, el encargado de aportar claridad al juego por dentro y de generar los espacios que sus compañeros requieren. En la sala de máquinas, Garitano reúne a dos jugadores físicos pero con calidad que aseen la transición en el carril central.
Sin balón, el Athletic acostumbra a presionar arriba, pero no es extraño que se deje llevar. Acusa la vocación ofensiva de sus laterales, que dejan mucho hueco, pero cuenta con centrales rápidos en la cobertura. Gracias a ello, y a Unai Simón, ausente este domingo, es el tercer equipo menos goleado.
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