Las siete vidas de Robert Moreno

La figura del preparador catalán lleva meses siendo cuestionada. Ya en la cuarta jornada de liga la grada pidió su marcha, algo que se acentuó ante la Real Sociedad, en la sexta fecha del calendario. Esa hostilidad de la grada hacia su entrenador se ha ido relajando con el paso de las jornadas, unido a una transformación de la idea de juego y del discurso de Robert Moreno, que ha integrado a fuego el lema de la 'eterna lucha' conforme ha ido salvando bolas de partido.

La primera de ellas llegó contra el Sevilla en Los Cármenes. En la víspera de ese encuentro, Robert Moreno renunció a que los jugadores llegaran en sus coches al estadio y reunió al equipo para que accediera a Los Cármenes en autobús. La afición recibió a los jugadores en medio de una intensa lluvia y sintió que su deseo había sido escuchado. Sobre el césped, un latigazo de Rochina dio los tres puntos en un encuentro en el que los futbolistas rojiblancos supieron sufrir para amarrar la primera victoria del curso.

El parón de selecciones dejó al equipo sin competir durante tres semanas y el encuentro que continúa pendiente contra el Atlético de Madrid se notó en una tabla clasificatoria escasa de puntos por la zona baja y que hizo que los nazaríes se volvieran a encajar en los puestos de abajo. Ante Osasuna, Moreno volvía con el crédito de la victoria sumada, pero el riesgo de caer en descenso otra vez estaba ahí. Montoro salvó en los últimos minutos el encuentro y sumó un punto, un escenario que se repitió de nuevo en Los Cármenes ante el Getafe en la siguiente jornada.

Tras tres vidas gastadas, la cuarta 'final' de la temporada fue en el Ciutat de Valencia. Ahí el Granada demostró estar un punto por encima del Levante y el equipo logró la máxima expresión de lo que Robert Moreno quiere que sea el Granada. A lo largo de esta campaña deportiva, el entrenador ha probado con varios sistemas, pero ha encontrado en el 4-4-2 la mejor forma de sacarle jugo a un equipo en el que Luis Suárez se siente cómodo con un acompañante en la punta a pesar de que ello exige más al centro del campo.

La derrota ante el Espanyol, precedida de cinco puntos de nueve posibles, permitió a Robert Moreno seguir trabajando con el equipo en una nueva ventana de selecciones, pero la visita a San Mamés volvía a poner en tela de juicio su desempeño como técnico nazarí. Los rojiblancos mostraron una buena cara en ese partido, a pesar del empate ante los vascos y de las lesiones que se acumularon en ese envite. Fue una vida más salvada por el técnico antes de poner en juego la sexta en el choque de antes de ayer en Los Cármenes.

Plagado de bajas, de las cuales entre cuatro y cinco podrían considerarse titulares, el Granada recibía al Alavés sabiendo que si perdía iba a terminar la jornada en descenso, pero también convencido de que con una victoria podría dar un golpe en la mesa. El triunfo llegó, pero las sensaciones no fueron las mejores. El partido se volvió a salvar a favor en los últimos minutos –muy atrás quedan ya aquellos encuentros en los que las victorias y los empates se marchaban en las prolongaciones– y con el triunfo la escuadra nazarí podrá trabajar tranquila a lo largo de la próxima semana de cara al encuentro contra el Cádiz, que cerrará la décimo sexta fecha del calendario.

En el Nuevo Mirandilla pondrá en juego Robert Moreno su séptima vida, con la que podrá dejar el descenso muy atrás si logra los tres puntos. Si se excluye el envite atrasado contra el Atlético de Madrid, el Granada cierra la primera vuelta ante Cádiz, Mallorca y Elche, tres rivales directos para que Robert Moreno se reafirme como preparador rojiblanco o para que las dudas sigan sobrevolando sobre Los Cármenes cuando toque comerse los polvorones.