La vuelta de apenas un 10% del visitante extranjero lastra la recuperación turística en Granada

Mientras que en 2019 más del 80% de los visitantes de la Alhambra en el mes de junio eran de procedencia extranjera, según fuentes del Patronato, dos años después este porcentaje aún no alcanza a la mitad. El aforo sigue limitado además en estos momentos a un máximo de 6.375 visitantes al día, frente a los 8.500 por jornada que podían recorrer el monumento nazarí en los veranos prepandemia.

En el Patronato Provincial de Turismo de Granada destacan que su oficina de información las consultas se han multiplicado por ocho a raíz de la temporada veraniega, con más de cuatro mil visitantes en el último mes. Sin embargo de todos los que atienden apenas el 10% son turistas internacionales.

Distintas fuentes del sector turístico consultadas –guías, agencias de viajes, Federación de Hostelería y Turismo, Asociación de comercios de souvenirs y hoteles– coinciden en apuntar que el porcentaje de visitante extranjero que ha logrado recuperar Granada no alcanza aún ni un 10% del nivel anterior a la covid.

La provincia sigue sin rastro de ingleses, ni del visitante intercontinental y la touroperación que movía los grandes grupos está desaparecida. Todos los que han vuelto a dejarse ver por Granada en estos últimos meses son europeos, principalmente franceses. Sin embargo, el endurecimiento de las medidas por parte del Gobierno de Macron, que exigirá certificados covid para viajar en avión o tren y está lanzando mensajes negativos sobre peligro de viajar a España y Portugal, ha tenido consecuencias inmediatas negativas en las reservas de franceses para este verano en la provincia.

En un panorama absolutamente inestable cualquier movimiento se traduce en cancelaciones inmediatas, ya que el sector mantiene todo tipo de facilidades hasta las ultimas 24 horas, pero también en posibles reservas de última hora.

«El visitante francés que era el que nos estaba manteniendo, se ha ido al garete. Esta semana han caído un 30% las reservas para agosto aunque las de septiembre por el momento se están manteniendo. Ellos son bastante osados y vienen, pero las campañas atroces que están haciendo la prensa y el Gobierno francés para que no se viaje a España y se queden en sus costas están surtiendo efecto», lamenta el presidente de la Asociación Provincial de Empresas de Intermediación Turística de Granada, Juan Peláez.

La otra cara de la moneda, la que abre una puerta a la esperanza, la pone en estos momentos el turismo británico, una vez que el Gobierno de Boris Johnson ha levantado la exigencia de la cuarentena de diez días para los vacunados con pauta completa que regresen de pasar sus vacaciones en un país clasificado en ámbar por su semáforo sanitario. La medida, que entrará en vigor a partir de este lunes 19 de julio, está teniendo ya un impacto positivo en las reservas de la Costa del Sol, de Málaga, que tiene en los británicos a su turista estrella, aunque no tanto en Granada, para la que los ingleses son los terceros visitantes en importancia, detrás de americanos y franceses.

«Esperamos que se empiecen a reactivar algo las reservas británicos a partir de la semana que viene, pero la Costa Tropical tiene un índice muy bajo de turista británico. La medida, no obstante, ha hecho empezar a funcionar a un touroperador orientado al mercado inglés que nutre varios hoteles en Granada, pero los resultados no van a ser inmediatos», analiza Peláez.

A día de hoy, la presencia del turista procedente de fuera de la Unión Europea es absolutamente residual y se limita a los que se aventuran a viajar de forma particular. «El turista internacional no ha vuelto y sin ellos no podemos sobrevivir ni los guías de la Alhambra, ni los bares de la calle Navas, ni los hoteles, ni las tiendas de souvenirs, ni nadie del sector turístico en Granada», resume rotundo Miguel Campos, de la Asociación de guías.

Y aunque la recuperación del turista nacional está siendo espectacular este verano, para alivio del sector, a la provincia de Granada le falta aún su otra mitad:El millón y medio de internacionales que en el último año sin pandemia supusieron el 47,7% del total de visitantes de la provincia.

El internacional estaba además en pleno auge en Granada, con un ritmo de crecimiento del 10,2% en 2019, que doblaba al aumento del visitante patrio.

La provincia vivía un momento especialmente dulce para el turismo procedente de Estados Unidos, que se había convertido en el primer mercado internacional. Su ausencia, es la que justifica que emblemas del turismo internacional en Granada permanezcan cerrados hasta el mes de septiembre.

Los profesionales más optimistas creen que será a partir de entonces, sobre el otoño, cuando se espera que se vuelva a mover la touroperación y la capital podrá empezar a ver la luz. Es el caso de Marian Montero Cuadrado, directora del Parador de Granada, un emblemático cuatro estrellas que antes de la pandemia trabajaba en un 95% con turista internacional de perfil adquisitivo alto, principalmente japoneses y americanos, que han desaparecido.

«El alto porcentaje de ocupación que teníamos siempre con el internacional hacia que los españoles no tuvieran a corto plazo posibilidad de hacer reservas, al igual que de adquirir entradas a la Alhambra, y eso ha cambiado ahora», explica la directora del Parador, que mantiene su tradicional alto nivel de ocupación.

No todos los hoteles, sin embargo, pueden decir lo mismo. Los de la capital, abiertos ya en su gran mayoría, lo están pasando muy mal, salvo los fines de semana, y la sensación general que recogen desde la Federación de Hostelería y Turismo es que la resurrección del sector turístico de Granada no llegará hasta 2022.

«No hay promoción, no hay garantías en estos momentos... nos queda mucha travesía en el desierto. El verano de 2021 no va a ser mucho mejor que el de 2020. Esto es una rueda encallada en el barro y para que vuelva a coger el ritmo vamos a tener que empujar mucho», analiza el presidente de la Asociación de Hospedaje de Granada, el hotelero Trinitario Betoret. «Los hoteles de cuatro estrellas estamos dimensionados para ese público de touroperación y lo vamos a seguir pasando mal hasta que vuelvan. Vivimos en una incertidumbre bruta. Lo peor es que ya no esperamos nada de las administraciones», concluye Betoret.