El campo granadino teme perder casi la mitad de la cosecha en el peor año de lluvia desde 2004
La sequía pone en peligro el 40% de la producción agrícola y obliga a alimentar al ganado con pienso
Pilar garcía-trevijano
Granada
Jueves, 22 de agosto 2019, 14:26
Los agricultores miran al cielo y se santiguan. La lluvia no ha vuelto a caer sobre el campo desde Semana Santa y la sequía golpea ... con fuerza las cosechas. El calor ha ajado los cultivos al igual que el trabajo de sol a sol reseca y endurece las manos de los labradores. Temen que tanto esfuerzo haya sido en vano. Queda sólo un mes para que finalice el año hidrológico y comience una nueva campaña de cosecha, pero los agricultores dan por perdida el 40% de la producción. Granada se seca y vive el peor periodo de lluvias desde 2004, cuando la estación meteorológica controlada por el departamento de Mineralogía y Petrología de la UGR registró una media anual de 187 litros de agua por metro cuadrado.
Quince años después los datos que recoge el Ministerio de Transición ecológica sitúan las precipitaciones acumuladas en la estación de Granada, junto al aeropuerto, en 291,4 litros por metro cuadrado –frente a los 649 del año hidrológico anterior–. Los valores de 2019 se sitúan 49 litros por debajo del valor medio de los últimos 25 años hidrológicos (1981-2010).
Los agricultores se han tenido que apretar el cinturón e invocar a la lluvia algún que otro verano. Sin embargo no recuerdan una etapa peor para el campo. La falta de precipitaciones dejó huella en los cultivos de cereal. Ahora su marca se expande y amenaza a los pastos, la producción de olivares, viñedos y cítricos. «En 2018 tuve una cosecha buena y tuve que tirar el aceite por la bajada de precios y ahora con la sequía se va a echar a perder todo el trabajo», lamenta Luis Paradas, agricultor de Íllora.
Paradas tiene 90 hectáreas de olivo y unos 500 jornaleros a su cargo. El bolsillo del empresario sufre las consecuencias de la falta de agua. «Puede que me quede sin el 60% de la producción y encima tenga pérdidas. El campo no se puede dejar y he estado todo el año echando abono y nutrientes para que me salieran buenas aceitunas. La mayoría están reducidas y rugosas», denuncia.
Miguel Monferrer, secretario provincial de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) dice que ha sido un año «catastrófico» para los cultivos de secano como la almendra y el cereal. «La zona norte de la provincia, que depende de los pantanos de la cuenca del Guadalquivir, es la más afectada. Los cultivos no están engordando y se prevé que afecte y haya hasta un 40% menos de cosecha que el año pasado. El otoño se espera bastante preocupantes».
De acuerdo con los datos de la Confederación Hidrográfica, los nueve embalses que depende de la cuenca del Guadalquivir en Granada están al 40,8% de su capacidad. Los pantanos de la provincia pueden almacenar hasta 1.016 hectómetros cúbicos y sólo albergan 415. En el mismo periodo del año anterior, la provincia acumulaba 517 hectómetros y una capacidad del 51%. El nivel no ha bajado lo suficiente como para que el ministerio active la alerta. Si desciende hasta el 30% de su capacidad, los Ayuntamientos se empezarán a plantear adoptar restricciones en los sistemas de abastecimiento.
«El año pasado se produjeron casi 150.000 toneladas de olivas y vamos a caer a las 80 mil toneladas de producción, lo que supone una pérdida de 35 millones de euros. Hay 80 municipios en Granada que dependen del olivar. En septiembre nos reuniremos con todos los afectos. Si llueve en estos meses se podrá recuperar algo», explica Monferrer.
Verano de 'vacas flacas'
La COAG valorará pedir a la Junta un plan estratégico de agua para modernizar las infraestructuras y que llegue el regadío a los cultivos tradicionales. «Tenemos una orografía más difícil que en otras zonas y muchos agricultores tienen que recurrir a la construcción de pozos. Vemos año a año cómo se priman los cultivos intensivos que necesitan mucha agua y no dan trabajo, mientras las producciones tradicionales quedan olvidadas. Desde COAG protegemos y defendemos todas las producciones y consideramos que es hora de que se planteen mejoras en los cultivos tradicionales», concluye Monferrer.
La sequía, entre otros problemas enquistados de la agricultura, han llevado a muchos labradores de la Asociación Aggricultura Viva en Acción a dejar las azadas y rastrillos en busca de otro oficio.
«Hay familias que se plantean no cultivar en todos sus terrenos o dejar la agricultura. En cada temporada se ven obligados a pedir créditos bancarios para hacer frente a la producción y poder arrendar la tierra. La agricultura padece uno de sus peores tiempos, no sólo por la falta de agua que sería el menor de nuestros problemas, sino por la fluctuación y el desplome de los precios que te obliga a tirar la mercancía porque no sale rentable. Los costes son mayores que los beneficios y muchos agricultores se endeudan. A todo eso añádele la temporada de sequía», lamentan desde la asociación.
El malestar también alcanza a los ganaderos granadinos. Según el Ministerio de Agricultura, Andalucía produce alrededor del 70% de la carne ecológica nacional y la falta de agua ha secado los pastos de los que se alimentan estas cabezas de ganado. Es un verano de 'vacas flacas' para las reses. «El déficit hídrico ha provocado que la producción de pastos y forrajes para ganadería extensiva sea este año muy escasa. Se han disparado los precios en la paja y en el heno», manifiesta Fulgencio Torres de la cooperativa El Grupo.
Para paliar los estragos de la sequía, la Junta de Andalucía ha autorizado el uso de piensos y forrajes convencionales para alimentar de forma adicional al ganado ecológico. Una medida excepcional y temporal que podrá aplicarse hasta el próximo 30 de noviembre.
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