Memoria Cáritas en Granada 2022
Los nuevos casos de personas afectadas por el encarecimiento del coste de la vida aumentan un 31%Invirtió 6,8 millones de euros para ayudar a 7.200 personas, el 17% más que el año anterior, en un flujo marcado por la inflación
Las tarjetas monedero que reparte Cáritas Diocesana de Granada son un buen ejemplo de lo que sucede actualmente entre las familias necesitadas. «Hasta hace poco ... tiempo, repartías una tarjeta monedero para que hicieran la compra en supermercados y hasta el mes siguiente no volvían a pedir. Ahora, a las dos semanas están de vuelta. El encarecimiento del coste de la vida les afecta directamente».
El ejemplo lo traslada Luisa María Maeso, directora de Cáritas en Granada, en el transcurso de la presentación esta mañana de jueves de la memoria anual de actividades de la entidad durante el año 2022. Esta memoria es un informe que radiografía la sociedad más doliente, la más necesitada. «La crisis actual plantea la necesidad de una reforma profunda de la forma de ayudar. Se necesita ya un sistema de protección social a largo plazo, que analice las causas y las combata».
La traducción es lo que se encuentran a diario las parroquias de la diócesis de Granada, 93 centros donde Cáritas trabaja en primera línea contra el hambre y las desgracias. «Encontramos pobres en todos los barrios. Todas las parroquias tienen casos. En las Angustias, en la Magdalena, por toda la ciudad y la provincia», comparte la directora.
Los datos que ofrecen son demoledores. «La nueva crisis inflacionista, está afectando a muchas familias vulnerables, incrementando aún más el riesgo de enquistamiento o cronificación de las situaciones de exclusión social». La entidad de la Iglesia católica ha invertido en el último año 6,8 millones de euros en ayudar y mejorar las condiciones de vida de 7.216 personas en la diócesis de Granada. Esta cifra es un 17% superior a la registrada en 2021.
Pero hay más, porque muchos casos de personas atendidas son nuevos, y alcanzan el 31%. «El balance de actividad refleja aún el mar de fondo que dejó el tsunami de la pandemia, donde muchas de las personas que llegaron a Cáritas al inicio del coronavirus han continuado en la red de acogida durante 2022. A este 43% se han sumado nuevos casos de personas afectadas por el encarecimiento del coste de la vida (31%)», explica la directora.
Las líneas rojas de la pobreza
Alfonso Marín, delegado depiscopal de Cáritas Granada, ha explicado que la presentación supone «un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas a la sociedad, que colabora en la acción de Cáritas. También mostramos nuestra acción en la permanente misión de atención. Cada informe, cita y dato cuenta la historia de personas reales con voz y con alma, que luchan por recuperar su dignidad y sus derechos».
De hecho, ha dejado claro cuáles son los problemas principales a los que se enfrenta la actual sociedad. Las líneas rojas de la exclusión social y la pobreza. «Desde Cáritas somos testigos directos de la precariedad que sufre la población en estos tiempos difíciles. Las secuelas de la pandemia, la guerra y las consecuencias de la migración. El empleo precario, el difícil acceso a la vivienda, los problemas de salud mental y la soledad no deseada marca a un amplio espectro de la sociedad». Por eso, determina, «se necesita la respuesta de la Iglesia y de la sociedad».
Más datos críticos
Los datos críticos muestran que se han visto obligados en Cáritas a reforzar las ayudas de emergencia. Muestra de ello es el destacado aumento de los recursos destinados al programa de acogida y atención primaria, con una partida superior al millón de euros (1.185.234) para la cobertura de necesidades básicas de 6.233 personas.
Ha sido posible gracias al compromiso e implicación de las comunidades parroquiales y a la dotación extraordinaria de ayudas de primera necesidad concedida por la Junta de Andalucía.
En total, 555.404 euros se han destinado a ayudas de emergencia para el pago de alquileres, hipotecas y suministros, lo que supone un 55% más de recursos con respecto al año anterior.
Asimismo, los recibos aumentan y cada vez cuesta más pagar las facturas. El análisis de datos recopilados en el programa muestra que el 42% de la población atendida ha tenido dificultades para pagar el alquiler o las facturas de suministros. «Un 17% ha recibido avisos de corte de suministros y un 7% ha sufrido algún tipo de amenaza de expulsión de su vivienda (inmediata o no)».
Como estrategia de afrontamiento y subsistencia, el 25% se ha visto obligada a recurrir al cambio de vivienda (4%), compartir piso (10%), acogida en casa de familiares (5%) o incluso optar por el subarriendo habitacional (6%) por cuestiones económicas.
También hay nuevos dilemas. Por ejemplo, pagar el alquiler y los consumos o comprar comida. Junto a la vivienda, la alimentación es el capítulo de gasto al que las familias están dedicando la mayor parte de sus ingresos, y los que están soportando el mayor incremento de los precios.
El 86% de las personas atendidas han tenido que reducir el gasto en alimentación, un 68% han dejado de comprar productos frescos ante la subida de precios y un 10% no disponen de recursos para comprar medicación, accesorios sociosanitarios (prótesis, gafas, audífonos) o acceder a tratamientos bucodentales.
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