Estafa en Granada

Un exjugador y su entrenador destaparon la presunta estafa en la escuela de fútbol

La operación surgió después de la denuncia de un exfutbolista del Cubillas y de su entrenador, hace seis meses. A partir de ahí, Policía Nacional comienza a investigar y destapa esta supuesta trama en los tres primeros meses de 2022. Investigan alCubillas y alBase Las Gabias por, presuntamente, estafar a familiares de menores y jóvenes extranjeros, principalmente brasileños, con la falsa promesa de hacerles futbolistas profesionales de élite. Les cobraban mensualidades de 1.500 a 1.700 euros, y una matrícula de 5.000 euros, según ha informado la Policía Nacional. El Cubillas está presidido por una mujer de origen brasileño que fundó el club en 2012. Testigos aseguran que cuando aterrizó en la provincia prometió convertir al club en un referente del fútbol español y acabó teniendo deudas, unas pagadas y otras no, con muchos deportistas del fútbol amateur de la provincia. El otro club es el Base Las Gabias, de reciente creación y que teóricamente funcionaba bien, aunque media plantilla era brasileña.

Las investigaciones de las Operaciones Gol y Alevines las han realizado agentes de la Brigada de Extranjería y Fronteras. La familia del jugador denunciante abonó los 5.000 euros requeridos por los responsables del club que incluían alojamiento, manutención, desplazamientos, seguro médico privado y matrícula en un centro docente oficial para obtener la residencia legal por estudios en España, trámite del que se encargaría la abogada de la escuela-club, según Policía Nacional. Tras varios meses de estancia, comprobaron que nada de lo acordado se cumplía y que los gastos exigidos iban aumentando cada mes. El pasado mes de febrero, concretamente el día 7, y tras una primera intervención policial cinco menores fueron retirados por la Policía Nacional y los pusieron bajo la tutela de la Junta de Andalucía, al no tener familia en España. En estos momentos, todos han vuelto a Brasil y se encuentran con sus familias. En aquel momento, Policía Nacional certificó las malas condiciones en las que vivían en Granada y los trasladaron a un Centro de Menores.

Las primeras comprobaciones sobre el club-escuela evidenciaron la existencia de unos 30 jóvenes extranjeros de distintos orígenes, entre los que predominaban los brasileños, de entre 16 y 23 años, a quienes alojaban en dos viviendas alquiladas por el Cubillas en Albolote. En paralelo, se apreciaron indicios de relación entre los responsables de este club-escuela con el Base Las Gabias cuyos jugadores, unos 40, también mayoritariamente de Brasil, residían en una casa propiedad de los directivos en Armilla.

Se da la circunstancia de que el pasado año los futbolistas del club Cubillas alojados en una vivienda de Albolote tuvieron que abandonar el inmueble después de que el techo de la cocina se desprendiera por completo. Testigos hablan de que vivían en unas condiciones pésimas y con carencias significativas. «El Cubillas era un desastre. Los chavales estaban alojados en viviendas en mal estado, tenían muchas deudas. El pasado año tenían cuatro equipos y ahora mismo solo uno», comenta uno de los futbolistas que ha pasado por este equipo y que prefiere no dar su nombre.

Los responsables de ambos clubes habían emitido multitud de expedientes de regularización en la Oficina de Extranjeros de la ciudad que, de modo sistemático, siempre terminaban inadmitidos a trámite o denegados, ya que, en la práctica totalidad de los casos, la documentación presentada se encontraba incompleta o bien fuera de plazo. «Conseguir legalizar la ficha de un jugador extranjero menor de edad es muy complicado, muy difícil, pero no imposible. La manera más sencilla es demostrar cinco años de residencia en España, pero cuando no es así puede entrar por estudios o por razones humanitarias», explican desde la Federación Granadina de Fútbol, cuyo presidente, José Manuel Molina Maza, ha dicho que ante «la gravedad de los hechos» el Comité de Competición ha «iniciado una investigación para comprobar si estos clubes han cometido ilegalidades en la parcela deportiva, que es la de nuestro ámbito».

Un dato coincidente entre los jugadores de ambas escuelas era que ninguno de ellos asistía a clases, pese a que en todos los expedientes de regularización se aportaban matrículas de centros docentes. Además, residían en las casas facilitadas por los clubes en condiciones de hacinamiento, con escasa comida y ninguno de ellos conseguía regularizar su residencia legal.

El modus operandi empleado consiste en captar en sus países de origen a jóvenes de entornos económicos acomodados, con destacadas habilidades como futbolistas, para venir a España con el gancho de ser futuros futbolistas profesionales. Comenzarían por jugar en equipos de categorías inferiores, juvenil o senior, con opciones de ser descubiertos y fichados por clubes mundialmente conocidos. No obstante, la presunta intención de los entramados delictivos era engañar a los jóvenes y sus familias para obtener elevadas cantidades económicas en un corto espacio de tiempo, simulando cargos sobreelevados asociados a su regularización, alojamiento y comida.

Las expectativas de ser futbolistas profesionales concluyen una vez que caducan los visados o periodos de estancia como turistas, o cuando la familia no puede asumir el alto coste económico exigido, tras lo que el joven regresa a su país o se queda en situación irregular en España, siendo sustituido por otro jugador captado de igual forma.

La trama tenía tres escalones. El primero era captar a los jugadores en el extranjero; el segundo era el papeleo de las matrículas en colegios y la regularización de los chavales; y el tercero era el de la directiva del club.