La escuela del Papa visita Granada: «Esta ciudad nos inspira»

El Seminario Menor 'Virgen de Nazaret' de Granada es el centro neurálgico de las actividades de los chicos, que proceden de Alemania, Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, Israel y México. La escuela, impulsada por los colectivos Scholas Occurrentes y Liderar con Sentido Común, cuenta en total con 50 alumnos de los cinco continentes -dos de ellos españoles-, con una media de edad de 25 años. Durante un año realizan formación virtual y, de forma puntual, encuentros presenciales en distintos puntos del mundo.

Los que han venido hasta Granada realizan estos días sesiones de trabajo en una escuela infantil, en un centro para inmigrantes y en otro para personas mayores. Tras conocer la realidad de estos vecinos, regresarán previsiblemente en septiembre para «trabajar con ellos sus dolores y problemas». También dedican parte de su estancia a conocer la ciudad, elegida a conciencia por su interesante pasado. «En la búsqueda de comunidades del mundo que puedan recibir la diversidad y abrazarla, Granada es perfecta. Integra tantas culturas e historias que queríamos que los alumnos la conocieran y entendieran cómo esas comunidades han habitado y habitan», agrega el director de la escuela, Juan Ignacio Maquieyra.

El centro nació hace un año para formar a jóvenes y así «repensar la política de nuestro tiempo». «Cuando hablamos de política no nos referimos solo al presidente de un país, también nos referimos a personas que impactan en sus comunidades. Algunos de los alumnos quieren estar en los gobiernos, otros en organizaciones y otros en empresas que, además del beneficio económico, buscan el equilibrio ambiental y social», señala Maquieyra.

La primera clase que recibieron los alumnos tuvo un profesor muy especial: la impartió el Papa Francisco en Roma. Su mensaje es la «inspiración» de la escuela, pero el objetivo es «abrir la mirada al mundo». De hecho, cuentan con alumnos católicos, pero también de tradición judía, islámica o que no se reconocen en ninguna religión. «Buscamos desarrollar la dimensión interior, el corazón. Aprender a ser, a pensar y a hacer, así serán los liderazgos propios de la política de nuestro tiempo», asevera el director.

Entre los nueve alumnos que estos días disfrutan de Granada, al brasileño Raí Campos Silva, por ejemplo, no le costó enamorarse de Granada. «No es solo un espacio físico bello, es energía, siento a esos pueblos que pasaron por aquí. La ciudad nos inspira», asegura. Lo mismo opina Ingrid Gómez Neuque, que la define como «mágica». «Muestra cómo la diversidad es posible, está llena de historias y cicatrices. Recoge muy bien el sentimiento de nuestra escuela», admite la colombiana, que desea con fuerza conocer a los colectivos a los que visitarán estos días. Así aplican su lema principal: por muy alto que lleguen, nunca dejarán de mirar a los ojos a los más desfavorecidos.