Los sindicatos anticipan un otoño caliente en Granada por la negociación de convenios
Los convenios firmados este año en Granada conllevan ya una subida salarial media del 1,89%
La dura batalla librada por los trabajadores de Transportes Rober, que lograron una subida de sueldo a golpe de huelga y protestas en la calle, ... es el máximo ejemplo granadino de la conflictividad laboral surgida en todo el país como consecuencia de la inflación desbocada. Tras el paréntesis veraniego, a nadie se le escapa que la mecha de la conflictividad volverá a prender en una provincia que tiene abierta la negociación de convenios de sectores de vital importancia, como hostelería y el campo, además de los de numerosas empresas particulares.
Este mismo jueves, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo del Gobierno de España, Yolanda Díaz, marcaba clara las líneas para el nuevo curso alentando «las movilizaciones sindicales frente a la patronal española» para exigir la negociación de la subida de los salarios. Díaz anticipó también la próxima subida del salario mínimo interprofesional (SMI) que, en línea también con las tesis sindicales, calificó de «más necesaria que nunca» de cara a la nueva negociación que se abre en septiembre.
En Granada, con un IPC acumulado del 11,1% en el último año, más el euríbor en plena escalada, la prioridad número uno de los sindicatos será que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo, lo que tensará la cuerda sostenida en el otro extremo por una patronal que apela a la responsabilidad para no alimentar más la espiral inflacionista.
La realidad es que los convenios pactados este año en la provincia ya están subiendo los sueldos; eso sí, no al ritmo que querrían los sindicatos y por debajo de la media de Andalucía. La estadística del Ministerio de Trabajo y Economía Social refleja que los 46 convenios –nueve de sector y 37 de empresa– registrados hasta el mes de julio y con efecto en este 2022 incorporan un incremento salarial medio del 1,89%. El aumento está por debajo de la media andaluza (2,56%) y de las subidas más altas logradas en las provincias de Cádiz (2,7) y Málaga (2,62%). Aunque supone una mejora con respecto a los convenios firmados en pandemia, en Granada ni siquiera se iguala aún la subida media de 2019 (2,27%).
Los convenios afectan a 7.759 empresas con un total de 45.538 trabajadores. Los nueve pactos sectoriales benefician a 42.066 profesionales, que logran una subida media del 1,88%, mientras que los 37 convenios de empresa, con 3.472 beneficiados, contemplan una subida media algo superior, del 2,01%. En Granada no se han firmado este año convenios con bajadas salariales ni congelaciones, según señalan desde CC OO.
La valoración general de las subidas recogidas por convenio es positiva, en tanto que «protegen los derechos salariales» y suponen una garantía de igualdad dentro de un mismo sector en el caso de los provinciales, por más que el porcentaje de aumento trasladado a las nóminas esté muy lejos del que considerarían justo. La secretaria de acción sindical y Mujer de CC OO, Clara Castarnado, detalla que el mejor de los convenios colectivos firmados este año en Granada es el de la empresa Lactalis Puleva, que conlleva una subida salarial del total del IPC más un 1,5% de prima de asistencia.
Además, están orgullosos del acuerdo logrado en Transportes Rober, que contempla una subida del 3,2% para este año y el próximo, con revisión del 85% del IPC al final del 2023, así como otras mejoras en pluses y la conversión a indefinidos de los contratos eventuales. Son dos ejemplos, según Castarnado, de empresas con «fuerte cultura sindical» y, a su juicio, esas plantillas fuertes y organizadas son la clave para conquistar mejoras.
Tanto CC OO como UGT dejan claro que la estrategia en la negociación colectiva para la recta final del año será imponer cláusulas de garantía salarial en todos los convenios donde sea posible. «A CC OO se le está agotando la paciencia con la actitud empresarial, si no se evita que sea la clase trabajadora la que vuelva a soportar el peso de la crisis en sus espaldas aumentará la conflictividad», advierte Castarnado.
En la misma línea se expresa el secretario general de UGT Granada, Juan Francisco Martín, que recuerda que según los datos del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales, solo el 23,2% de los convenios colectivos provinciales incluye la cláusula de revisión salarial. Por eso, ve «fuera de lugar» que la patronal pida moderación salarial, «cuando se están repercutiendo los costes de producción y de la energía a sus precios finales y se están llenando los bolsillos a costa de los trabajadores».
«Al límite»
El ugetista también entiende necesario, a la hora de negociar subidas salariales, establecer diferencias «entre la situación de grandes y pequeñas empresas». «Es el momento de romper con la desigualdad que se ha creado a lo largo de los años en esta provincia en muchos sectores. A partir de ahí, podrán establecerse medidas de negociación y ver en qué márgenes y en qué ámbitos pero partiendo de una postura clara: tiene que haber una recuperación del poder adquisitivo de todos los salarios», advierte.
UGT insiste en que en septiembre darán la batalla por la nueva subida del SMI que «precisamente ahora debe ser mayor porque da una cobertura mínima a todos los trabajadores».
Por su parte, desde la patronal granadina inciden en que la postura de los empresarios no es impedir que se suban los salarios, «como bien demuestran los convenios que hemos negociado en lo que va de año». «Lo que defendemos desde la CGE y desde las organizaciones sectoriales y profesionales es que, en un entorno inflacionista como el que estamos sufriendo, no podemos indexar los salarios al IPC. Sería una irresponsabilidad y una estocada para cientos de empresas que están al límite», valora la secretaria de la CGE, María Vera.
«Lo que estamos trasladando los empresarios en las distintas mesas de negociación no es que no suban los sueldos, sino una subida moderada. Tenemos que ser responsables si no queremos una segunda ronda de subida de precios, que convertiría el problema coyuntural de la inflación en un problema estructural», concluye.
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