Pinacoteca futura
Noventa estudiantes entran por primera vez a un nuevo instituto en Albolote. Una imagen de la misma serie apareció en el periódico el pasado martes junto al titular 'Arranca Secundaria con dos mil alumnos menos por el descenso de la natalidad'
Andrés Neuman
Sábado, 21 de septiembre 2024, 23:51
Están de espaldas pero miran al futuro. O, mejor dicho, son el futuro. Se lo agradecemos de corazón. Otra cosa distinta sería preguntarnos, tal como ... está el patio (y no sólo el de la escuela), en qué demonios consistirá el futuro cuando llegue el momento.
La perspectiva de la imagen se vuelve vertiginosa, igual que la pubertad. Todo el recinto se precipita hacia su estrecha salida, hacia ese rectángulo que parece el sumidero de la luz. La luz, en realidad, es irradiada por la enérgica legión de vidas comenzando, de cabezas en plena ebullición, de ganas de reír de puros nervios, de mochilas cargadas de libretas, sueños y temores. Así que lo del fondo es, literalmente, un punto de fuga: el sol también tiene prisa por salir al recreo.
A semejanza de unas Meninas estudiantiles o un Velázquez de gimnasio, en este nuevo juego de perspectivas también encontramos una enigmática silueta enmarcada a lo lejos. Sólo que aquí no es el abrepuertas del palacio, sino uno de esos docentes a quienes ojalá nuestro reino del absurdo no siga cerrándoles puertas y recursos. A quienes ojalá no dejemos más solos cada año.
Para completar el cuadro nos faltaría algún espejo, quizá porque la adolescencia se lleva mal con la autoimagen y le sienta mejor una hilera de ventanas, de miradas curiosas al mundo. En el hemisferio izquierdo, vemos cómo dialoga un triángulo de mochilas del mismo color y, por supuesto, de la misma marca que todo lo vende. Aparte de innumerables cachivaches, sus portadores cargan también con el orgullo, la obligación del consumo.
Pienso de pronto en otro cuadro que le encanta a mi pequeño hijo, 'La reproducción prohibida'. En esa pintura de René Magritte, una figura nos da la espalda mientras se mira al espejo. Pero en el espejo vuelve a reflejarse su espalda, como si fuera imposible observar de frente la propia imagen, averiguar nuestra identidad, sincerarnos definitivamente.
En tiempos de vuelta a clase, emociona pensar en el laberinto de aprendizajes y pérdidas, hallazgos y ansiedades que le espera a esta hermosa multitud. Hará falta una estructura sólida para proteger su camino. Que ese techo de vigas perforadas aguante: nos toca sostenerlo.
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