Pablo puede practicar patinaje sobre hielo o esquí de fondo, y hacerlo "en paisajes naturales como los bosques estonios o finlandeses".

Un futuro bombero de 'Erasmus' a orillas del Báltico

Pablo, un granadinos que está cursando su tercer año de Universidad en Tallin, quiere apagar fuegos cuando se licencie. Mientras tanto, disfruta de la posibilidad de viajar por el norte y centro de Europa

Carlos Balboa

Domingo, 6 de diciembre 2015, 01:43

"Soy muy feliz aquí". Pablo Olea goza de lo lindo de su estancia en Tallin, y no es pera menos. Está en edad ... de ello, ya que se encuentra cursando su tercer año de 'Ciencias de la actividad física y el deporte' en la capital de Estonia. Lo hace fuera de las instalaciones de la UGR, como muchos otros 'Erasmus', en su caso en un lugar de enorme belleza: a orillas del Mar Báltico y a sólo 80 kilómetros de Helsinki.

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Lo primero que uno piensa al hablar de un granadino en Estonia es en los obstáculos que pueda tener con el idioma. Sin embargo, parece que ese no es un problema real. Pablo nos cuenta que allí "todo el mundo se comunica en inglés", por lo que él, que ya se está preparando el examen para el B2, se desenvuelve bastante bien. "Te ves obligado a utilizarlo de forma diaria", añade.

A día de hoy la principal ocupación de nuestro paisano es "aprobar todas las asignaturas e intentar realizar toda la burocracia que conlleva una beca Erasmus". Confiesa que no es una tarea precisamente fácil aunque está poniendo todo su empeño en ello. Más allá de este año académico, en su futuro más inmediato figura un claro objetivo: obtener la titulación de C1 en inglés. El escenario es inmejorable ya que, según sostiene, "estudiar en el extranjero es una oportunidad que se debe aprovechar en ese ámbito". A largo plazo, aspira a apagar fuegos. Literalmente. "Me gustaría sacarme la plaza de bombero", revela.

Mucho que hacer

Mientras que se suceden los meses de estudio, Pablo admite que lo que más echa de menos son "la amilia y amigos, que suponen el mayor apoyo en mi vida". Y, en la misma línea que otros granadinos por el mundo, también añora el poder "saborear de una buena tapa". Especialmente en Tallin, ya que allí, tal y como descubre, "tienes que esperar 20 minutos a que el camarero te traiga algún acompañamiento junto con la cerveza que has pedido, el cual nunca llega".

La cuestión del frío es tema aparte. "Raro es el día que no está nublado", explica Pablo. Y vaticina: "El Sol es una de las cosas que más apreciaré cuando vuelva". Eso sí, matiza que por ahora no puede quejarse al respecto: "El tiempo es bastante mejor del que me esperaba". Está benevolencia meteorológica posibilita que pueda realizar "todo tipo de deporte", que es el mayor de sus hobbies. "Una de las razones por las que elegí Tallin fue que me daba la opción de practicar disciplinas de invierno como patinaje sobre hielo o esquí de fondo, y hacerlo en paisajes naturales como los bosques estonios o finlandeses".

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Su otra pasión, añade, es viajar. En este sentido, Tallin se lo pone bastante fácil. "Desde aquí puedo visitar países nórdicos como Suecia, Finlandia o Noruega, y otros del norte y centro de Europa como Letonia, Lituania, Rusia o Polonia". Quién pudiera, ¿verdad? Pablo nos da la razón: "Recomiendo a todo el mundo que vaya". Por lo pronto, que él los disfrute como lo está haciendo.

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