«Hay que tipificar todas las caras del proxenetismo»
El próximo día 2 de octubre, Mabel Lozano estará en el festival Granada Noir con un coloquio enfocado a dar a conocer la realidad de la prostitución
Zoraida Saldaña
Granada
Viernes, 28 de septiembre 2018, 00:16
'El Proxeneta. Paso corto, mala leche', es el nuevo proyecto documental de la guionista y cineasta Mabel Lozano que consta de un libro y ... una película en los que un proxeneta apodado 'El Músico' cuenta la historia real sobre el negocio de la prostitución. La escritora lleva 12 años trabajando en el campo de la trata de seres humano y en 2015 estrenó el documental 'Chicas nuevas 24 horas' que dio la vuelta al mundo cosechando innumerables premios y reconocimientos, tanto cinematográficos –con una nominación a los premios Goya– como sociales.
–¿Cómo conseguiste contactar con 'El Músico'?
–Realmente él contactó conmigo. Tenemos un amigo común, el inspector jefe de la UCRIF José Nieto Barroso. Barroso es una de las personas más implicadas y comprometidas con la trata, y fue el inspector que más le visitó en la cárcel para convencerle de que tenía que reconstruir su vida.
–El libro es realmente una denuncia, ¿No pone eso la vida del protagonista en peligro?
–Sí, pero no porque hable de las mujeres. Lo que pone de verdad su vida en peligro es que él cuenta cómo es la trastienda de la trata en la prostitución, es decir, cómo blanquean el dinero, cómo los clubes están a nombre de testaferros, cómo tienen cientos de personas que son parásitos de la prostitución y que les ayudan a mantener este negocio ilícito que es el segundo más rentable del mundo.
–En uno de los capítulos del libro el protagonista cuenta como los medios de comunicación alimentan la trata y la prostitución ¿dónde has implantado los límites éticos en tu documental?
–Yo lo he contado absolutamente todo. Es decir, ese límite ético me lo he marcado como cineasta no haciendo pornografía, no sacando mujeres en situación de desnudez. Poniendo el foco siempre en los Derechos Humanos, pero contándolo todo porque al final lo que estamos diciendo es que esto ocurre porque se permite, porque se mira hacia otro lado, y no hay más.
–¿Crees que una legislación pondría fin a la trata de mujeres?
–Se necesitan dos leyes importantísimas. Una ley integral contra la trata, porque en España existe I Plan y II Plan contra la trata, pero no hay una legislación integral que vista de derechos a las mujeres. Y una ley que ponga recursos para rescatar a las mujeres y dotarlas de herramientas para salir de la prostitución. Además, como termina diciendo la película, hay que tipificar todas las caras del proxenetismo.
–¿Se puede considerar violencia de género?
–Es que es violencia de género. La trata tiene una perspectiva de género pura y dura. Esa es una de las cosas más importante que hay que contar con la trata que nadie sabe. La trata con fines de explotación sexual es, mayoritariamente, de mujeres. Según Naciones Unidas las dos terceras partes de víctimas de trata en el mundo son mujeres y, de estas, el 79% lo son o lo serán con fines de explotación sexual. Por tanto, la trata es un crimen contra la mujer y con marcado componente de género.
–¿El fin del proyecto sería, al final, de carácter abolicionista?
–Sí, yo soy abolicionista. Pero es muy importante explicar porque la gente no sabe la diferencia. Abolir no significa prohibir. No son políticas punitivas contra las mujeres sino contra el proxeneta, las mafias, el tratante, contra los que explotan y también, por supuesto, contra el demandante. No podemos pretender vivir en una sociedad democrática y libre que habla de igualdad mientras tenemos mujeres siendo víctimas de la esclavitud extrema.
–Entonces, ¿Está toda la sociedad involucrada?
–Totalmente. Sin demanda no hay oferta, y esa es la única ley por la que se rige la prostitución. Efectivamente venimos de una sociedad completamente patriarcal y machista donde nunca se ha visto con malos ojos que haya mujeres prostitutas. La gente defiende el argumento de la libertad de la mujer para ejercer la prostitución pero la pregunta real de esa libertad de derechos sería: ¿cuántos años va a poder estar trabajando esa mujer en la prostitución? ¿Tres, cinco años? El prostituyente las quiere cada vez más jóvenes, y ¿qué hacemos cuando el cliente no las quiera? ¿Se van al paro con una pensión vitalicia de 40 años? En Alemania y Holanda, que está regularizada bajo esa ley de derechos civiles la trata no ha acabado. Tampoco las mafias ni el crimen organizado, al contrario, se convierte en un sistema de explotación brutal de las mujeres.
–¿Va enfocado por ahí el coloquio en el Granada Noir?
–El día 2 de octubre voy a poner varios cortos. 'Exit', para escuchar las voces de las víctimas, que siempre hablamos en tercera persona y es bueno contextualizar escuchándolas a ellas; el trailer de 'El Proxeneta. Paso corto, mala leche'; y por último un film sobre el perfil del prostituyente, que cada vez es más joven. La gente asistirá a un viaje conmigo a través de los diferentes actores que intervienen en este fenómeno delictivo: las víctimas, el demandante de sexo de pago y los proxenetas.
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