Zarzuela y tradición vienesa en el Auditorio Manuel de Falla
Un programa divertido y que encerró atractivo al tratarse de obras muy conocidas, ésas que tantas veces se tararean
JOSÉ ANTONIO LACÁRCEL
GRANADA
Viernes, 3 de enero 2020, 00:40
Un concierto para pasar un buen rato. Un programa divertido, un programa que encerraba un considerable atractivo porque se trataba de obras que son muy ... conocidas, ésas que tantas veces se tararean. Desde el Ay, Felipe de mi alma... hasta la inevitable Marcha Radetsky, o el hermoso vals del Danubio Azul sobre el que Strauss no acababa de entender su gran éxito. Pero el tiempo ha consolidado una de las páginas más sugestivas, más hermosas de la historia de los valses vieneses, habiendo conseguido una verdadera universalización. Concierto para estar contentos, para olvidarnos de los problemas que brotan continuamente, para hacer un paréntesis entre las preocupaciones diarias y dejarnos llevar por esa corriente de gracia, de belleza y de buen gusto. Otra vez ha estado en el auditorio Manuel de Falla la Orquesta Filarmonía Granada. Si hace días la escuchábamos con un programa muy comprometido del que salió triunfante, ahora con otra perspectiva, con otros objetivos, ha vuelto a conquistar al público que ha sabido agradecer la entrega, el buen trabajo, el planteamiento serio de un programa que además de ser muy popular y grato, tenía también su miga, como diría algún castizo, si es que queda alguno.
Ha vuelto a brillar el buen sonido de la orquesta, sonido propio que habla del trabajo bien hecho, tanto desde el podio como desde todos los atriles. La orquesta suena compacto, con una afinación muy buena, suena segura y brilla tanto en los metales como en la cuerda, las maderas y la percusión. Está muy equilibrada y se advierte el trabajo bien hecho de Ricardo Espigares Carrillo. De los logros, él y todos los jóvenes músicos, deben estar legítimamente satisfechos.
Género lírico
Agradecemos que la primera parte del programa haya estado constituida por fragmentos de nuestro género lírico. Puramente español, o sea la zarzuela, tan interesante y tan mal tratada por pedantes, snobs, etc. que muchas veces la conocen parcialmente, si acaso. Muy bien la orquesta en el preludio de Agua, azucarillos y aguardiente, de Chueca, y brillante y eficaz en el precioso preludio de La boda de Luis Alonso del andaluz Giménez. En medio hemos podido escuchar la bonita voz y el buen gusto de la joven Rocío Faus que cantó con mucho sentimiento y calidad vocal la romanza de la carta de Gigantes y cabezudos del maestro Fernández Caballero. Después dos hermosos dúos, el de barítono y soprano de Luisa Fernanda y el famoso de la Revoltosa, de los maestros Torroba y Chapí. Le ha dado muy bien la réplica ese buen barítono joven, Pablo Gálvez. Los dos han merecido los aplausos del público. Y segunda parte alemana y vienesa. Suppé, Brahms y Strauss hijo han hecho las delicias del público. Y final, cómo no, con la Marcha Radetsky. Bien orquesta, bien director. Y un rato muy agradable.
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