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María Teresa Fuentes, autora de 'Maletas de cartón'. IDEAL
«Los padres podían vivir bien, pero sus hijos en Bedmar no iban a tener un futuro»

«Los padres podían vivir bien, pero sus hijos en Bedmar no iban a tener un futuro»

María Teresa Fuentes Caballero, escritora | Es licenciada en historia y antropología por la Universidad de Barcelona, además de escritora de varios libros sobre la sociedad emigrante

PILAR FIGUERAS

JAÉN

Sábado, 26 de agosto 2017, 00:03

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Escritora jienense, criada en Barcelona. 'Maletas de cartón. Memoria y relatos de emigrantes de Bedmar en Cataluña' es el libro en el que muestra como tuvo lugar su éxodo tiempo atrás.

-¿Hace cuanto comenzó a escribir? ¿Qué es lo que la llevó a escribir este tipo de libro testimonial?

-Este libro está dentro de un proyecto que tiene el fin de recuperar la voz de aquellos que nunca han tenido voz. Esta gente son los campesinos, mujeres, los emigrantes que no pudieron hablar por sí mismos de forma pública. En 2008 escribí mi primer libro acerca de las mujeres de las zonas cercanas a Jerez, lugar donde resido, que fue publicado por la Diputación de Cádiz. Años más tarde escribí otro también sobre mujeres de la zona rural del pueblo onubense de Alajar, publicado por la Diputación de Huelva. La idea era trabajar a grandes rasgos a emigrantes e inmigrantes, sobre todo con gente que emigró a Cataluña. Emigré con 15 años y llevaba 50 años viviendo. Hace 12 años regresé a Andalucía.

-¿Siempre se mantiene dentro de una línea testimonial e histórica? ¿Qué es lo que quería mostrar?

-Yo soy investigadora y a la vez protagonista. Sabía las cosas que habían ocurrido cuando elaboré el cuestionario. Sabía y había vivido como había sido todo, el efecto llamada, las relaciones de solidaridad entre las personas que nos habíamos marchado, etc. Lo defino como histórico antropológico, esta gente vivió allí la guerra y posguerra, en el libro queda reflejado como vivía la gente en mi pueblo, en el campo y ese cambio a Barcelona. Una forma de entender qué significó salir de ese mundo rural al urbano.

-¿Las personas que usted entrevistó para documentarse eran de diferentes generaciones? ¿Le ayudó a recordar lo que usted vivió al emigrar? ¿Cómo comenzó ese éxodo rural?

- Diferentes edades, personas de edades superior a los 90 años. Los más mayores del grupo que emigraron llevaban a sus hijos, que podían ya trabajar. Yo tenía 15 años cuando marché con mis padres. La emigración fue escalonada, desde principios de los años sesenta, aunque hubo una gran estampida a mediados de los setenta. Algunos jóvenes hacían un 'ensayo' marchándose a Alemania, Francia, o Navarra, hubo varios que lo hicieron, aunque solo algunos meses, y luego volvían. Todo estaba organizado desde el estado español, guiado hacía las zonas más industrializadas de España, ya que se encontraba trabajo nada más llegar.

Nosotros marchamos porque mi tía había emigrado con su familia cuatro años antes y toda su familia tenía trabajo. Había garantía, efecto llamada por parte de los conocidos que había allí que por carta te informaban. Había solidaridad por parte de los paisanos en la vivienda.

En el caso de mi familia, vivíamos 25 personas en un mismo piso, una experiencia muy dura. No teníamos vivienda propia porque no teníamos dinero para pagar un piso. Cubría todo el paisano, cinco familias grandes en un piso, lo llamábamos ' el piso de orta' , con cinco habitaciones y los componente de los núcleos familiares de mínimo cinco personas.

-¿ Alguna anécdota que haya formado parte de la documentación?

-Cuando subí a Barcelona a hacer las entrevistas, una mujer salió del pueblo mayor. Cuando llegó a Barcelona, no sabía escribir, ni leer, había vivido en el campo toda su vida. Sin embargo, cuando quedé con ella para realizar las entrevistas, al verla físicamente refinada, lo bien vestida que iba, lo bien que explicaba todo, con esa serenidad, me hizo pensar.

Con las pocas oportunidades que tenía, cómo había aprovechado la ciudad. Había recorrido un camino que finalmente resultó muy curioso. Otra de ellas fue el testimonio de Francisco, un hombre de unos 70 años que también emigró a Barcelona. Este señor fue a la escuela, nunca la terminó, y se salió para trabajar desde muy pequeño. Hubo un momento en su vida que tuvo que pedir para comer en el pueblo. Cuando hicimos la entrevista, recordábamos cuando se encontraba en esta situación tan precoz, su voz se quebrara y tenía que apagar la grabadora.

En mi libro hay todo tipo de perfiles en cuanto a nivel social; fueron entrevistas muy variadas. Lo más importante es el por qué estas familias emigraban. Se e marcharon de todas las clases en mi pueblo, desde los más acomodados, que obviamente no marchaban a Cataluña como nosotros, hasta los más pobres. Los padres podían vivir bien, pero sus hijos en Bedmar no iban a tener un futuro. Marcharon para que sus hijos tuvieran nuevos horizontes, más oportunidades.

-¿Muchos de los que han formado parte de este proyecto han vuelto a sus raíces o siguen siendo viviendo en su ciudades de acogida?

-El deseo de volver siempre, pero no volverían definitivamente, porque ahora ellos tienen allí sus hijos y sus nietos, ellos ya son de allí, son gente muy vinculados a sus familias . Pero casi todos tienen una segunda casa a Bedmar, incluso algunos pasan medio año allí y el restante en Barcelona. Yo volví, aunque he bajado normalmente a Andalucía. Noto mucho cambio, mi historia se ve reflejada en el libro, al final siempre eres de otro lugar, ahora no sé de donde soy cuando me preguntan. Se nota que tengo una mentalidad diferente en una sociedad más avanzada, cuando he vuelto aquí, yo noto que soy como de otra galaxia muchas veces.

-¿Qué sensaciones son las que tiene tras escribir este libro? ¿Existe algún balance de ventas? ¿Tiene en mente la posibilidad de que tenga una gran acogida por parte del público?

-Mucha satisfacción, con este libro voy a dejar de escribir porque son libros muy laboriosos, había cumplido un sueño, algo que tenia en mente durante mucho tiempo. La forma que tengo de escribir esta muy orientada para que sean leídos por todo el mundo, para que sean cercanos aunque estén bien escritos. Para todo tipo de personas, es un libro muy asequible, se podría vender muy bien. El tema de como se va a distribuir, porque eso tiene que ver por la Diputación.

El libro irá a Barcelona, al igual que los otros, para que cualquiera que haya emigrado a cualquier lado vea que sintieron lo mismo y los que no que lo entiendan ¿Qué pasó con el éxodo rural de los andaluces? Para llevarlo al máximo de sitios posibles y llegar a más personas. Al igual que paso con mi libro anterior, son libros que se pueden vender en cualquier momento.

Este escrito es algo que me debía a mí y sobre todo a mis padres. Los que peor lo pasaron fueron los mayores, para los jóvenes irse de un pueblo a Barcelona era fantástico, un aventura extraordinaria. No era lo mismo para mis padres, cuando lo he escrito he pensado en ellos, lo hicieron por sus hijos, ese gran esfuerzo, lucharon por sus hijos.

Tanto el padre que como el mío dejaba de trabajar para sí mismo y trabaja para otro que no lo trataba excesivamente bien, como la madre. Para ellas era empezar en un mundo que desconocían, dejar de tener su casa, su propia cocina. Se quedaban cinco mujeres allí y en una cocina, eso no es fácil. Ellas nos dieron una lección de convivencia a pesar de eso, mi madre lo pasó muy mal. Los jóvenes tuvimos todas las oportunidades, pudimos estudiar. Para nosotros fue extraordinario. Para mí fue una época de aprendizaje de todo.

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