'Averno', de Mario Bermúdez, logra el mayor número de nominaciones en los Talía de las artes escénicas

En acto conducido por Cayetana Guillén Cuervo, presidenta de la Academia de las Artes Escénicas, la actriz Marta Hazas y el poeta y dramaturgo Álvaro Tato, tras invocar a Talía, musa del teatro y de la poesía bucólica, han dado a conocer las ternas de las 28 categorías de los Premios Talía que reconocen la excelencia en todas las disciplinas de las artes escénicas, los homólogos a los Goyas. Ninguna obra de teatro, lírica o danza consigue tantas nominaciones como 'Averno', el último montaje de danza contemporánea del coreógrafo y bailarín vilcheño Mario Bermúdez, que tuvo su estreno absoluto en el Teatro Romano de Itálica, en Santiponce, a 12 kilómetros de Sevilla.

'Averno' consigue 5 nominaciones a estos prestigiados reconocimientos. Mario Bermúdez y otro bailarín de su compañía, Javier de la Asunción, competirán con David Coria a Mejor Intérprete Masculino de Danza. Catherine Coury, cofundadora de Marcat Dance y mujer de Mario, rivalizará con Vanesa Aíbar y Lorena Nogal a Mejor Intérprete Femenina. 'Averno' optará junto a 'Firmamento' y 'La reina del metal' a Mejor Espectáculo de Danza y de nuevo Mario Bermúdez inicia la cuenta atrás para ganar el premio a Mejor Coreografía en dura competencia Vanesa Aibar y Daniel Abreu.

En 'Averno' siete bailarines, el propio Mario, su mujer la estadounidense Catherine Coury, la italiana Marilisa Gallicchio -los tres de la compañía Marcat Dance- además de Javier de la Asunción, Andrea Pérez, David Eusse y Raúl Melcón, toman durante hora y media el escenario para ofrecer una creación inspirada en el descenso a los infiernos de Dante. Obra de enorme carga simbólica, llena de tensión, obliga a un trabajo físico y emocional impresionante y conlleva un gran despliegue de exigencia técnica.

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Con diseño musical de José Pablo Polo, dramaturgia de Isabel Vázquez e iluminación de Mamen Gil, los 7 bailarines se desenvuelven en una atmósfera sombría e inquietante, magnificada por la música omnipresente, moderna, ritual y tribal de José Pablo Polo. La mayor parte del tiempo los bailarines permanecen comprimidos en masa, aunque en ocasiones del conjunto se van desprendiendo duetos o tríos de una energía apabullante, que posteriormente vuelven a ser absorbidos por un todo vorágine que no da tregua ni respiro. En medio de infierno, envueltos en luces negras con tonalidades rojas, el horror y la desesperación los invade: Manos suplicantes, rostros convulsos, todos obligados a unirse semidesnudos en una sola célula que se desplaza sin rumbo.