Granada saldará su deuda con Emilia Llanos
Una gran exposición en la Casa de los Tiros mostrará documentos inéditos de la 'Musa de la Edad de Plata', provenientes de diversos archivos y de la colección de José Javier García Montero
José Antonio Muñoz
Granada
Domingo, 12 de diciembre 2021, 00:34
El Centenario del Concurso de Cante Jondo va a ser la ocasión para que Granada salde su deuda con Emilia Llanos, la musa granadina de ... la Edad de Plata. Una mujer absolutamente fascinante, a cuyo encanto se rindieron Federico García Lorca, Manuel de Falla, Luis Rosales o los hermanos Gómez de la Serna, entre muchos otros intelectuales de la época. Amiga de Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez, y una de las artífices en la sombra del Concurso, su papel nunca podrá ser calibrado en su totalidad. Sus labores como instigadora del evento e incluso como 'productora' de este fueron tan complejas y variadas que solo pueden engrandecer su figura. Su muerte en un tórrido 30 de agosto de 1967 dejó a Granada huérfana de un personaje que el tiempo está, poco a poco, ayudando a comprender. A ello contribuirá sin duda la gran exposición que albergará a partir de junio la Casa de los Tiros, comisariada por Emilio Escoriza y Lola Manjón, autores ambos de sendos trabajos de investigación sobre su figura, y por José Javier García Montero, exempleado de banca y ahora el mayor coleccionista privado de objetos y documentos en torno a Emilia Llanos.
«Empecé a acercarme a Emilia fascinado por el personaje, por su importancia para la cultura de Granada y por aquel periodo tan importante que le tocó vivir», afirma García Montero. Su interés le llevó a adquirir en diversas casas de subastas y anticuarios algunos de los documentos claves para entender su figura. Imposible es, sin embargo, encontrar hoy en día en el mercado a la venta algunos de los que ilustran su relación con Federico García Lorca, ya que los álbumes donde debían estar, por ejemplo, fotos comunes, aparecen con las páginas desvencijadas.
Sin duda, una de las joyas de la colección que se expondrá en la Casa de los Tiros es el óleo del pintor Manuel Soto, discípulo de Morcillo, que la representa en la plenitud de su belleza, con un decorado alhambrino y un bello traje y mantón. «Manuel Soto no solo convirtió este retrato en la estrella de la exposición que tuvo lugar en el Centro Artístico en 1926, sino que le puso un precio absolutamente desorbitado, supongo que porque no quería venderlo, sino regalárselo a la modelo. Cuando el resto de sus obras tenían un coste de entre 30 y 40 pesetas, a este cuadro le puso 1.800, una auténtica fortuna», afirma el coleccionista granadino. Esta obra presidió el salón de la casa de Emilia Llanos en Plaza Nueva hasta su fallecimiento. Soto le escribió cartas de amor, y agradeció cada encuentro con la dama granadina. Fue uno más en una larguísima lista de admiradores, muchos de ellos anónimos, que miran a quien les observa desde las páginas de los varios álbumes de fotos que integran la colección de García Montero.
Fotos coloreadas de la Galería Arxiu de Barcelona –todo un lujo asiático para la época– testimonian la condición de modelo –hoy en día, por la calidad y la cantidad de trabajos que hizo sería una 'top model'– de Emilia Llanos. Fue uno de los rostros que representaron la belleza de la mujer española en traje regional en una colección de estampas realizadas para el laboratorio Bayer, entonces todopoderoso dispensador de la aspirina, y protagonizó campañas para la firma barcelonesa de chocolates Amatller, que comenzó con la moda de introducir en sus tabletas estampas coleccionables.
Fue avispada empresaria también Emilia Llanos, y compró y vendió obras de arte y objetos decorativos. De hecho, Zenobia Camprubí –la no menos avispada esposa de Juan Ramón Jiménez, escritora y sostén económico del poeta durante toda su existencia gracias a sus negocios– le encargó unas sillas cuya factura correspondió a Hermenegildo Lanz.
Conseguidora
Los documentos que atesora García Montero certifican que Emilia Llanos fue una conseguidora nata, capaz de ayudar a sus amigos en lo más nimio. Así, palió el frío de Manuel de Falla en la húmeda Mallorca enviándole hasta allí una mesa camilla completa con su ropa, algo que el hipocondríaco compositor calificó de 'precioso envío', con el adjetivo subrayado, en una de sus misivas.
Objetos de exorno, libros dedicados, un sinfín de obras poéticas ensalzando su belleza con palabras que hoy a muchos les parecerían almíbar, cartas conjuntas de Joaquín Amigo y de Luis Rosales, o de Ismael Gómez de la Serna y Federico, imágenes de revistas ilustradas de la época del Concurso del Cante Jondo en las que Emilia Llanos aparece como «dama aristocrática» y otros documentos, estos mucho más duros, que testimonian el esfuerzo de la granadina por salvar a quienes iban a ser ejecutados en la guerra civil, serán parte de la muestra que saldará, siquiera en parte, la deuda que Granada tiene con ella.
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