Jesús Méndez, la herencia de un buen metal
El cantaor jerezano inauguró ayer las Noches de Flamenco del Festival en el Auditorio de la Chumbera
Jorge Fernández Bustos
Sábado, 24 de junio 2023, 00:31
Uno de los cantaores más en forma del flamenco actual es sin duda Jesús Méndez. El cantaor jerezano, descendiente directo de la Paquera de Jerez, ... inauguró ayer las Noches de Flamenco en el 72 Festival de Música y Danza de Granada, que tuvo lugar en el Auditorio Municipal La Chumbera, quizá un escenario menor tratándose de esta cita escogida (puede que el flamenco aún no tenga el sitio que se merece).
Jesús, con su potencial y credenciales, optó por un programa de corte ortodoxo y extremadamente cuidado, muy de su tierra, al que dio en llamar 'Los pasitos que doy', haciendo referencia a una letra clásica que se canta por soleares. Así, poquito a poco, como reza el titular, expone su cante, con el sonido innegable de sus ancestros. Para lo cual se hace acompañar de un gran elenco de los frutos jerezanos. En el pescante de la diligencia, como buen escudero, la guitarra suelta de Pepe del Morao, que destila el sabor de su casa (Manuel Morao y Moraíto Chico, en la memoria); a la percusión Ané Carrasco, hijo de Diego Carrasco, un ejemplo de presencia y contención, correcto pero prescindible; por último, a las palmas, Diego Montoya y Carlos Grilo, el soniquete imprescindible de Santiago y La Plazuela, seña de identidad, casi tan importante como cualquier otro instrumento.
Comienza la velada, para abrir boca, por alegrías, con todo el elenco arropándolo y unos jaleos contagiosos. Prosigue la faena por malagueñas, rematadas con la grande de Enrique 'el Mellizo'; y después con tientos-tangos, en los que pone toda la carne en el asador, en los que se acuerda de La Paquera.
Un cantaor inteligente
Jesús es un cantaor inteligente, que sabe administrar sus recursos y dinamizar el concierto para mantener el listón a una altura que supo elevar desde que pisó las tablas. Por otra parte, es un cantaor previsible, pero no por esperado, el menú es menos sabroso. Es más, a su final nos quedamos con ganas de repetir.
La soleá por bulerías es un cante agradecido, un cante que borda, favorito de muchos por su versatilidad. Pepe del Morao es una mezcla de técnica y ánimo jerezano, un tocaor bendecido (aunque aquí estemos hechos a otro tipo de toque). Dueño de un toque que podríamos llamar tranquilamente 'duende amoratao'.
La seguiriya gitana no podía faltar en la voz profunda y doliente de Méndez; y, para terminar, las imprescindibles bulerías jerezanas, que es el necesario punto final para cerrar una noche preciada. Bulerías que acaba en pie, a palo seco, en la boca del escenario, rematadas con un poco de cuplé, sobrado de compás y una breve pataílla como rúbrica.
Jesús Méndez, dentro de una dudosa programación, es un artista que debe estar presente; es su momento, por su profesionalidad y corrección; por su apostura y comedimiento; por su empuje y por su herencia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión