Afuera el orgullo, dentro la Pasión
Tras un accidentado viaje, la Orquesta y Coro barrocos de Ámsterdam y Ton Koopman defienden con solvencia la 'Pasión según San Juan' de Bach
Una película rodada en España en los años 50 y protagonizada por Cary Grant, Sofía Loren y Frank Sinatra, 'Orgullo y Pasión', retrató un episodio ... plausible de la Guerra de la Independencia. Una guerra con el tiempo, una carrera contra el reloj, fue la que ayer tuvieron que ganar los integrantes de la Orquesta Barroca y Coro de Ámsterdam y su líder, el veterano músico Ton Koopman. Su vuelo debía haber salido del muy cinematográfico, por cierto, aeropuerto de Schiphol, a eso de las nueve de la mañana. Una avería en un avión –no sabemos de qué compañía, pero podemos hacer quinielas– retrasó la salida hasta las cinco de la tarde. De tal manera que los músicos atravesaron las puertas del Colegio Mayor Santa Isabel la Real, donde ayer interpretaron la magna 'Pasión según San Juan' de Bach, a las diez de la noche. Venían con lo puesto, nunca mejor dicho, y los instrumentos en sus fundas. En tiempo récord, tiñeron de negro su vestuario y reaparecieron sobre el escenario menos de media hora después de llegar. Así que cuando apenas habían pasado las 22.30 horas, momento fijado en segunda instancia para el inicio del concierto, el maestro Koopman levantó las manos y la música sonó.
De este modo, mientras afuera unos cientos de personas celebraban el Día del Orgullo, dentro del patio del Santa Cruz la Real otros centenares aplaudían la pasión por la música –no cabe describirla de otra forma– del conjunto neerlandés. Esa pasión que hizo que la Pasión, parafraseando a Les Luthiers, sonara pese a todo, incluyendo prisas, premuras, desajustes en la banqueta del propio Koopman que pararon el concierto unos minutos, una temperatura superior a los 30 grados –se repartieron botellas de agua para el respetable a la entrada– y otros problemas que seguro hubo y que no vimos. Todos solucionados porque en el mundo de la clásica el orgullo se queda en la puerta y la pasión es la que sube al escenario.
Conocimiento
Sobre el concierto en sí, que sólo pudimos disfrutar en parte antes del cierre de esta edición, podemos destacar varios aspectos. Primero, que es una obra que la agrupación toca prácticamente de memoria. La labor desarrollada por Koopman en este aspecto es envidiable. Junto con Herreweghe, es una de las mayores autoridades mundiales en la interpretación bachiana, lo cual nos lleva al segundo aspecto. El respeto reverencial por la partitura del Kantor lleva a Koopman a realizar una ejecución cuidada hasta el extremo, incluso si no se puede probar una acústica como la del Santa Cruz la Real.
Así, en la parte con la que pudimos deleitarnos antes de cerrar esta crónica –hasta el número 14, cuando la formación se tomó un pequeño descanso de tres minutos–, admiramos la excelente labor del tenor Tilman Lichdi, situado a la derecha de Koopman a vista del público, en su papel de evangelista. Fue él mismo quien se prestó a arreglar la banqueta del maestro en el momento en que esta se desajustó, así que le tocó hacer de todo. Más allá de los crematístico, en lo artístico hizo una interpretación clara en el fraseo y potente en la voz. De los primeros números, podemos destacar el dúo con el bajo Klaus Mertens, quien tomó el rol de Jesús, en 'Auf daß das Wort erfüllet würde'. En los recitativos, tanto en solitario como compartidos, como 'Derselbige Jünger', los artistas dieron buena muestra de su capacidad expresiva.
El coro ofreció lo que de él se esperaba: voces templadas, sin aspavientos, y con una capacidad de transmisión notable
Y otro tanto ocurrió con el coro. Desde el inicial 'Herr, unser Herrscher' hasta 'Petrus, der nicht denkt zurück', el último número antes del descanso, ofrecieron lo que para un conjunto vocal especialista en música religiosa es casi una obligación. A saber, voces templadas, sin aspavientos, y con una capacidad de transmisión notable. Koopman, compartiendo la dirección con su trabajo desde el órgano positivo, se preocupó de que el público no saliera decepcionado del patio colegial, y lo consiguió.
El concierto de anoche va a pasar, sin duda, a la historia de las anécdotas del Festival. Antonio Moral, director del ciclo, pidió perdón al público antes de que comenzara este. Y ello nos lleva a una reflexión final, o en este caso, al descanso. Este festival escoge para poblar sus programaciones no sólo a estrellas, que también, sino a honrados trabajadores del pentagrama. Y eso es lo que nos apasiona.
Koopman recibirá hoy la Medalla de Oro del Festival de Granada
Ton Koopman recibirá hoy la Medalla de Oro del Festival de Granada. El galardón reconoce la relevancia artística y profesional del artista y su vinculación con el Festival de Granada en el que participó por primera vez en 1988. La Medalla de Honor que cada año concede el Festival Internacional de Música y Danza de Granada será entregada al prestigioso clavecinista, musicólogo y director neerlandés «en reconocimiento a su compromiso con la música antigua en su triple condición de clavecinista, organista y director de orquesta, desde hace más de 50 años».
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