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Asistentes a los talleres y miembros de Gen Verde. J. A. M.
Un centenar de jóvenes granadinos hallan en el escenario un punto de encuentro

Un centenar de jóvenes granadinos hallan en el escenario un punto de encuentro

Los talleres que ha desarrollado el grupo internacional Gen Verde esta semana les han permitido practicar danza, teatro y percusión

José Antonio Muñoz

Granada

Sábado, 15 de febrero 2020, 01:07

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El Grupo internacional Gen Verde, con más de medio siglo a sus espaldas llevando la música y la danza por tres continentes, ha pasado esta semana por Granada. Esta noche, sus 19 componentes –todas mujeres– originarias de 14 países, ofrecen un recital en el Auditorio Manuel de Falla, en el que presentan su más reciente disco 'From the inside outside'. Durante el concierto, saltarán al escenario casi un centenar de jóvenes granadinos que durante la semana han participado en los talleres de teatro, danza y música que han organizado en el colegio Compañía de María.

Una de los miembros de Gen Verde, la panameña Raiveth Banfield, recuerda que «nuestro grupo se fundó en 1966, en una época difícil para los jóvenes, con una fuerte conflictividad y protestas continuas. Fue entonces cuando un grupo de jóvenes pertenecientes al Movimiento de los Focolares, perteneciente a la Iglesia Católica y fundado por la italiana Chiara Lubich, decidieron tomar partido por una revolución que no se basara en el empleo de las armas, sino en el amor». Todo empezó con una batería y una guitarra, y más de medio siglo después, la música sigue sonando.

Los tiempos han cambiado mucho, pero los mensajes siguen siendo plenamente vigentes. Setenta discos después grabados en doce idiomas y tras millones de copias vendidas y 1.500 espectáculos (desde el Vaticano hasta la sede de la ONU), Gen Verde continúa contando que el mundo tiene solución, a pesar de que, en muchas ocasiones, las noticias que recibimos parezcan indicar lo contrario. Como afirma Banfield, «nos gusta venir a auditorios tan bonitos como el de Granada, pero también acudir donde más se nos necesita. Hace poco estuvimos visitando cárceles de mujeres, llevándoles no solo la música, sino también la esperanza. Cuando ves cómo se sufre en determinados ambientes, te das cuenta de que tu sufrimiento es pequeño».

«Nos gusta venir a auditorios tan bonitos como el de Grnada, pero también acudir donde más se nos necesita»

Parte de la labor del Gen Verde en los últimos tiempos incluye también acercar a los más jóvenes a las artes escénicas: danza, percusión y teatro. «No es tanto una formación profesional sino una forma de compartir la experiencia de la vida a través del arte», asegura Banfield. La idea de incorporarlos a la actividad de este grupo internacional surgió tras la celebración de una experiencia piloto en Israel, en las ciudades de Jaifa, Belén y Jerusalén, a la que acudieron tanto jóvenes cristianos como árabes y hebreos. «Trabajar con todos ellos juntos podría ocasionar, visto desde fuera, un conflicto, ya que habitualmente no se relacionan entre ellos. Pero trabajando codo con codo, tocando música o bailando, descubrieron que estar unidos, más allá de las diferencias, no era una utopía».

El entusiasmo propio de la juventud se une con la curiosidad por descubrir el mundo de las artes escénicas de la mano de mujeres que han hecho de ellas su vida. «Lo más bonito, además de ver su implicación, es comprobar cómo lo vivido lo vuelcan sobre el escenario». Anoche, el espectáculo 'From the inside outside' mostró cómo esa inquietud, que se traduce en preguntas sobre qué valores deben conformar el mundo de hoy y del mañana –la importancia del amor, el trabajo en común como forma de transformación, no caer en la desesperanza–, tienen respuesta. Como también la tienen los problemas que, afirma Raiveth Banfield, «tenemos a pie de calle, como el bullying, los trastornos alimentarios, la adicción a las nuevas tecnologías». «Hemos volcado nuestras experiencias y las de otras personas en nuestras canciones, e intentamos que cada uno descubra la luz que lleva dentro», comenta.

En los talleres se respiraba ese entusiasmo. Las hermanas María y Clara García Viñas, de Granada, se inscribieron en el taller de danza latina para «compartir con otros jóvenes de distintos lugares de la provincia nuestras inquietudes y nuestro modo de vivir el día a día. No podemos estar más contentas. Lo estamos pasando estupendamente, y ha superado nuestras expectativas», decían. La misma impresión contó Celia Fernández Gámiz, de Huétor Tájar, una 'veterana' que ya participó hace tres años en los talleres que Gen Verde desarrolló en su localidad natal. En esta ocasión, ha estado en el de percusión. «He descubierto que la música se puede disfrutar utilizando lo que tenemos más a mano, lo que encuentras por la calle. Es fantástico». Otro tanto ha ocurrido con Miguel Ángel Durán Ramírez, quien destaca que «descubrir cómo somos complementarios en el escenario es estupendo».

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