Vaivén, un sol de circo
Andrés Molinari
Jueves, 28 de diciembre 2023, 00:22
Dicen que el tamaño no importa. Ja. Los que saben dicen, por ejemplo, que si el sol fuese un poco más grande o algo más ... pequeño, no habría tierra, ni vida, ni teatro. Por eso el sol es un buen denominador para lo grandilocuente y bien costeado y adecuado referente para el circo más mínimo y hogareño, de sólo tres actores, amparado por un poema inicial y más escorado hacia la danza que al trapecio planeta con su rotación y su traslación.
Es Vaivén, nuestro circo granadino, el muy premiado y el que despierta todo tipo de aprecios entre la gente de la farándula. Un solete de circo. Acaba de estrenar en el teatro Alhambra su espectáculo 'Anónimo', con dirección del actor Javi Parra y coreografía, estilo Da.Te, de Raquel Pretel y Celia Sako. Destaco su coreografía porque esta sexta producción de Miguel Moreno, Bolo, se escora, tal vez demasiado, hacia la danza contemporánea, descuidando no poco el circo en sí, reducido a unas cuantas pelotas amantes del plano inclinado, marca de la casa, unos cuchillos amedrentadores de un sombrero colgado y una garrucha enhiesta, a la que se extrae poquísimo partido.
La perfecta música de Daniel Maldonado y el esmerado diseño de luces acompañan la perenne danza de José María, Raquel y Miguel, convirtiendo el espectáculo en una peculiar creación teatral y coreográfica en la que el circo clásico queda muy mermado. No obstante, los escasos y temblorosos equilibrios dejan paso a escenas preciosas como ese platelminto marino gris que crepita por el linóleo para convertirse en faralaes para un instante aflamencado. O ese hermoso instante en el que Bolo siembra navajas que florecen de rojo sangre. Porque el objeto, los objetos, desde el racimo de uvas hasta las muñecas de trapo, suplantan las proezas circenses y ansían transmitirnos una carga simbólica concreta, más allá del payaso clásico, el domador de fieras o la bailarina sobre el caballo trotador.
Si en otros circos el ¡oh! se exclama ante el más difícil todavía, aquí el instante que viene parece sorprendernos con un: más tierno todavía.
Entre el caos de ropavejero y los calcetines de colores, el circo va, se va, se nos va. Y el teatro danza viene, se viene. A fin de cuentas, fieles a su nombre, ellos son Vaivén. Nada que envidiar a otros soles, que estos granadinos andan sobrados de buena sombra.
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