Meteorólogos advierten de un final de la primavera de calor asfixiante en Andalucía

Durante los últimos días la estabilidad atmosférica ha propiciado una situación perfecta para el ascenso de las temperaturas. Y, de hecho, a partir del viernes una gran vaguada en el Atlántico podría llegar acompañada a la Península de una masa de aire más cálida, lo que podría provocar que el calor fuese todavía mayor de cara al fin de semana. Algo que no será puntual, ya que todo apunta a que las temperaturas del final de la primavera y del verano serán más altas que de costumbre. «Las previsiones apuntan a que lo que resta de mayo, junio y julio serán meses con temperaturas por encima de lo normal», detalla a IDEAL José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored en www.tiempo.com.

De hecho, aunque pueda ser aventurado avanzarlo, es posible que durante el mes de junio se produzca alguna ola de calor. «No podemos olvidar que estamos en un contexto de calentamiento global, algo que es una evidencia científica, lo que hace que las probabilidades de olas de calor aumenten», argumenta el meteorólogo, que añade que, además, no serían olas como a las que estamos acostumbrados, sino que tendrían mayor duración e intensidad y afectarían a zonas más amplias.

«Serían olas de bastantes días con picos de calor más altos, lo que tendría una incidencia bastante más grande en la población». Esto provocará un final de primavera «especialmente caluroso», al igual que el verano de este 2022. «El calor está aumentando y la tendencia muestra que en la medida en que vaya a más estos episodios serán más frecuentes y de mayor magnitud».

Estos episodios ya están teniendo lugar en algunos puntos de Asia y África, aunque todavía no en Europa, algo que «está por ver» si finalmente suceden. Y la situación es más grave de lo que podría parecer, sobre todo en los sitios en los que la humedad es más elevada: «En lugares con humedad alta estos episodios pueden llegar a provocar condiciones de inhabitabilidad». Pasar cuatro o cinco días a 45 grados es complicado y tiene impacto en la población, según Viñas, pero si a esa situación le añadimos una humedad del 90% «se convierte en un problema de salud pública». «Mucha gente no sería capaz de aguantar en esas condiciones porque son incompatibles con vivir en normalidad», una situación que puede volverse «más frecuente» con el paso de los años.