130 niños refugiados saharauis se quedan sin Vacaciones en Paz en Jaén

La cancelación del programa, a la vista de los últimos acontecimientos, no ha sido una sorpresa. «Es duro», señala Francisca María Ruiz, presidenta de la Asociación de Apoyo al Pueblo Saharaui de Jaén, ya que sobre todo preocupa la situación en la que quedan estos niños y sus familias. «A mí en realidad no me da ninguna pena por nosotros, sino por los niños que tengan que pasar allí el verano porque las condiciones son muy duras, los 56 grados que se pueden alcanzar, más todo lo demás. Ya están sufriendo la falta de alimentos, medicinas y cosas básicas, hay muchas familias que solo viven de lo que llega de ayuda humanitaria y ahora no va a llegar nada».

Para Ruiz, por tanto, lo prioritario en estos momentos es fijar una hoja de ruta para ayudar a las familias saharauis cuyos hijos no podrán viajar este verano a España. «Cuando pasen estos días de pena, tendremos que sentarnos y plantearnos qué podemos hacer nosotros de cara a paliar las consecuencias de que no vengan; los niños vuelven con algo de dinero y eso da un empuje a las familias», explica, y añade que el movimiento solidario es fuerte y «ganas de trabajar no nos faltan».

En la Asociación Amigos del Sahara Libre comparten la misma preocupación. «Nos están diciendo que en los campamentos hasta ahora no ha entrado el virus y ojalá no lo haga, porque si aquí tenemos todo lo que tenemos y está costando trabajo salir, imagínate allí», apunta Carmela Martín, responsable de Vacaciones en Paz en dicha asociación.

Carmela mantiene contacto diario con numerosas familias que le informan de las medidas de aislamiento y de las tareas de desinfección con camiones cuba en los campamentos. Los niños tampoco van al colegio. «Hablo con ellos todos los días y lo más curioso es que me dicen, estamos rezando por vosotros. Ellos allí pidiendo que no nos pase nada y nosotros igual aquí. Así estamos unas familias y otras», manifiesta.

Cuando pase la pandemia, los niños y niñas saharauis volverán a ser embajadores de su pueblo cada verano y las familias de acogida jienenses los recibirán una vez más con los brazos abiertos.