«Me maravillaba la casa gaditana, con pilas de lavar, plancha de carbón e higuera y patio»
Elena García de Paredes y Falla, sobrina-nieta del compositor Manuel de Falla, pasaba los veranos entre San Fernando y Jerez de la Frontera disfrutando de la tierra de su familia materna
ÁNGELES PEÑALVER
Sábado, 11 de agosto 2018
Germán de Falla era el hermano menor del compositor del 'Amor brujo' y junto a su mujer María Luisa tuvo una hija, María Isabel, que a su vez alumbró a Elena García de Paredes de Falla (Madrid, 1961), la actual gerente del Archivo Manuel de Falla de Granada. La sobrina-nieta del músico gaditano, filóloga de formación, es diminuta y andurrea sigilosamente por las dependencias del espacio cultural, el carmen de la Antequeruela, ubicado a los pies de la Alhambra, donde se atesora y se da a conocer el vasto legado documental del creador de 'El sombrero de tres picos'.
Coco Falla, como es conocida popularmente Elena García de Paredes de Falla, pasa ahora los veranos entre el pueblo alpujarreño de Capileira -donde vive uno de sus hijos- y Madrid, lugar de residencia de su anciana madre, sobrina de Manuel de Falla. Pero sus veranos de la infancia están irremediablemente ligados a Cádiz, más concretamente a San Fernando, donde sus abuelos levantaron una casa «preciosa» con una biblioteca imponente -el germen del legado de Falla- que acogía a Elena y a sus cinco hermanos mientras hacían sus deberes estivales.
«Mi padre, José María García de Paredes, era arquitecto y vivíamos en Madrid en una casa moderna y funcional, así que pasar el verano en una vivienda andaluza, con higueras, patios, pasillos, techos altos, hermosas pilas de lavar ropa en lugar de lavadoras, con planchas de carbón... lo recuerdo como una maravilla. Allí, con mis abuelos, experimentábamos la libertad, eran veranos salvajes... y así fue hasta bien entrada la adolescencia», evoca la responsable del Archivo Manuel de Falla.
Allí, en San Fernando, los hermanos García de Paredes de Falla se juntaban con los 11 hijos del escritor Luis Berenguer, premio Nacional de la Crítica y premio Cervantes, entre otros. «La verdad es que son unos recuerdos increíbles que marcaron el resto de mi vida».
Antes de aquellos veranos gaditanos, el matrimonio formado por el arquitecto y María Isabel de Falla acudía junto a sus hijos a Ciudad Ducal, en Ávila: «Mi hermana tenía asma y los médicos les dijeron que el aire de montaña le beneficiaba».
Pero fueron el Atlántico, las salinas, las dunas de arena y el olor a Cádiz los que dejaron huella en una entusiasta Elena, quien, tras San Fernando, se marchaba los primeros días de septiembre junto a sus hermanos -sin sus padres- a Jerez de la Frontera, a visitar a su tía Carmen, la hermana soltera que siempre vivió con Manuel de Falla, quien tampoco tuvo descendencia. A la muerte de éste, ella fue cuidada en un convento en aquel pueblo gaditano.
«Mi tía Carmen no era monja, pero la cuidaron las monjas jerezanas y una señora del pueblo, Pepita. Nosotros, los seis hermanos, llegábamos a Jerez de la Frontera apiñados en un taxi y pasábamos unos días con la familia de Pepita y visitábamos a mi tía Carmen. Recuerdo que empezaba la vendimia, que jugábamos en la plaza y experimentábamos encantados el contraste con la vida de ciudad».
Más veranos en femenino
- «La casa de mi abuela Vicenta tenía un huerto que para mí era el paraíso, con flores y una alberca»
- Pilar Espejo: «En la playa de San Nicolás nos tirábamos de cabeza desde las rocas y nadábamos sin parar»
- Mari Pepa Gómez: «Sacábamos el copo en la playa de Motril y mi madre freía el pescado en la choza para la cena»
- Mari Angustias Díaz: «Las escapadas a Fonelas e ir a la verbena de pueblo, junto a mis primas, son mi mejor recuerdo»
- Pepi Martínez: «Nos llamábamos el grupo de 'la Hierbabuena' y nos hicimos camisetas con el apodo para las fiestas»
- Conchi González Insúa: «Cogíamos mejillones en Taramay y los escondíamos en un cubo en casa de los abuelos»
- María del Carmen Carrión: «Pasé mi infancia jugando con mi pandilla entre los pinos y los olivos del cortijo en Sierra Arana»
- Matilde Barón Alaya: «Me encantaba el cine de verano y nunca me perdía ni una sola de las películas»
- Manuela Martínez: «El verano empezaba cuando llegaban mis tíos para quedarse con nosotros varias semanas»
- Paqui Rodríguez: «El mejor verano de mi vida fue cuando vi el mar por primera vez, estuve horas observándolo»
-
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión