Los vecinos de El Pozuelo, pedanía de Albuñol. Ariel C. Rojas
Suceso en Albuñol

«Si no llegamos a actuar rápido, el templo se quema y no quedaría nada»

Los vecinos quedan consternados ante los actos vandálicos acontecidos a manos de un residente en el pueblo, al que atribuyen «problemas mentales»

Domingo, 17 de agosto 2025

Pocos habitantes de los más de 600 censados en El Pozuelo se quedaron en casa mientras el fuego devoraba su iglesia un domingo de agosto. ... Entre bañadores y una humedad salvaje, los vecinos de esta pedanía perteneciente al municipio granadino de Albuñol quedaron consternados ante los actos vandálicos que se desarrollaron en el interior del templo dedicado a Santiago Apóstol, patrón en llamas y completamente decapitado como muestran distintos vídeos en las redes sociales.

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Así lo describió Andrés Maldonado, vecino de la calle El Barrio, paralela a la vía que acoge la iglesia de El Pozuelo. «Vine con mi mujer y mi hijo de Adra, aparqué como siempre junto la edificio y vi cristales rotos. Otros vecinos me informaron de que alguien había entrado. No paraban de escucharse golpes, así que llamamos a la Guardia Civil. La puerta estaba bloqueada, ya que el individuo había destruido la cerradura. Tuvimos que coger de todo para derribarla y entrar, pero era imposible. Más aún con todo el humo que salía, pues le había prendido fuego», explicó a IDEAL.

«Al final, entre nueve vecinos, conseguimos abrir la iglesia y el joven salió disparado a la calle. Lo detuvieron y pasamos a apagar las llamas con las mangueras de nuestras propias casas. Si no llegamos a actuar rápido, el templo se quema y no quedaría nada», añadió. La colaboración ciudadana resultó clave para sofocar el incendio antes de que llegasen los bomberos, pero el alma del pueblo quedó hecha añicos. Justamente, como sus imágenes.

Patrón del lugar

«Estamos destrozados, completamente rotos. Se trata del patrón de El Pozuelo, una talla muy venerada aquí. Hace poco vivimos las fiestas en su honor, con sus actos procesionales. Todo completamente normal, pero no nos explicamos que alguien pueda hacer algo así», valoró M. C. T., el responsable de la hermandad de Santiago Apóstol, la única en toda la pedanía con cerca de 80 hermanos registrados. Buena parte de ellos se congregó en la esquina de la calle La Iglesia, aguardando a poder acceder tras las labores de la Guardia Civil.

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Nunca se pudo, pues la zona se acordonó, con vecinos, medios de comunicación y miembros del equipo de gobierno de Albuñol presentes. También el arzobispo de Granada, Monseñor José María Gil Tamayo, que condenó lo sucedido. «Lo que ha ocurrido nos duele. Se trata de una profanación de un lugar sagrado, por lo que debemos pedir perdón al Señor con una oración. Hiere los sentimientos de los católicos y devotos del pueblo. Nuestra respuesta es la del Evangelio: concordia y paz. Ninguna orden religiosa justifica la violencia. Mucho menos en nombre de Dios», declaró.

Conocido

Según algunos vecinos de El Pozuelo, el autor de los hechos, que responde a las iniciales de M. L., padece «problemas mentales», aunque no aludieron a ningún diagnóstico oficial. Entre ellos, sus propios familiares. «Es un buen chico, tranquilo. Llegó al pueblo hace un año y medio para trabajar en los invernaderos de la zona en busca de un futuro mejor. Desde hace unos meses está mal y le ha dado el volunto de hacer lo que ha hecho. Es un problema que la familia no queremos en absoluto», afirmó Said Meghfour, el tío del susodicho, residente junto a él en el núcleo de Castillo de Huarea, a escasos minutos.

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«Desde el Ayuntamiento no conocíamos al joven. No lleva demasiado tiempo aquí, pero esto no lo esperábamos. Pedimos serenidad a la población. En cuanto podamos acceder al templo, realizaremos una estimación de daños. Entonces nos pondremos a trabajar para reparar la iglesia para poder retomar si actividad lo antes posible. Mientras tanto, habilitaremos otras dependencias municipales como la escuela de adultos para poder impartir misa», informó la alcaldesa de Albuñol, María José Sánchez.

La noche calmó las aguas, así como el calor. «Vive cada momento como si fuera el último», reza un grafiti junto al consultorio médico, en la esquina de la Iglesia.

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