Digno colofón para culminar el ciclo de calle del Festival Internacional de Teatro en Cazorla

Y es que el primero de estos dos espectáculos, 'Migrare' –de la compañía valenciana Maduixa– fue recibida por el público como una absoluta demostración de fortaleza, magníficamente controlada por la gran cantidad de recursos técnicos que atesoran estas bailarinas. Además, dejando ver en sus rostros y con sus gestos una emoción que contagiaron al numerosísimo público que se dio cita en el espacio escénico de las Ruinas de Santa María. La dificultad de los zancos no pareció tal, siquiera cuando se quitaron uno de ellos, sacando partido a la eventual cojera para añadir dramatismo y, si cabía, más fuerza al movimiento.

No había mejor modo de expresar desde la danza el camino preñado de obstáculos, fronteras invisibles, odios irracionales y prejuicios de las mujeres migrantes, que han de abandonar la tierra que las vio nacer para llegar a otra que, de inicio, las rechaza. Ellas tuvieron que dejar su tierra de origen y, ahora, el país de llegada las rechaza. Su lucha, su entrega, es el germen de esta creación que permanecerá en el recuerdo de los espectadores durante largo tiempo.

Después, en el Teatro de la Merced, se puso punto y final a este ciclo de calle el montaje 'El contenedor de sueños', de Andanzas-TNT. Dirigido por Juana Casado, fue el resultado final del programa cultural de la Unión Europea 'Dreams Traces Travellings Containers', y lo protagonizan Ana Salazar –recientemente nominada a los Premios Lorca como mejor intérprete de flamenco–, Inma La Carbonera y Mario Salas.

Aquí son el cante y el baile flamencos, completados por la música en directo de violín o incluso el rap a capella, los recursos artísticos para entrar de lleno en las migraciones forzosas por atentados flagrantes contra los derechos humanos de todo tipo: por racismo, xenofobia, machismo o lgtbifobia. Hacia gentes que tuvieron que «partir su corazón en dos partes, la parte de la tierra que nos parió y la parte de la que nos acogió», como dice uno de los personajes. Un espectáculo que, además, está basado en historias reales, con una original puesta en escena que no deja un solo segundo para el descanso, ni del público ni de los propios intérpretes.

Antes, desde las seis de la tarde, las calles y plazas del centro urbano de la localidad cazorleña contuvieron los escenarios de otras tres propuestas. Una de ellas, 'Al otro lado', de Zangango Teatro, recorrió el espacio que separa las plazas de la Tejera y la Corredera, desplegando toda la originalidad, el desparpajo y la ironía del mejor teatro de calle, razón por la cual este espectáculo se hizo merecer en 2020 al Premio Max.

Los dos actores hicieron uso de su telón para mostrar, sin trampa ni cartón, una historia que en engloba cientos de pequeñas historias, las que encierran una tienda, una farmacia, un grupo de personas que descansan sentadas a la sombra, que toman un refresco en una terraza o que caminan, absortas en sus pensamientos. Al otro lado del telón no solo están los otros y sus circunstancias, estamos nosotros mismos.

Y así finalizó el ciclo de calle, que dejará paso el día 28 de octubre al comienzo del ciclo de Sala y, en noviembre, al ciclo de Teatrino de este FIT Cazorla que vuelve por sus fueros, para regocijo de quienes sienten que el teatro debe seguir formando parte de sus vidas y las de sus vecinos y vecinas.