David Valiente indulta un toro en Andújar

La constancia, el sacrificio, la humildad, el amor por el mundo de la tauromaquia y el saber aguantar los momentos difíciles y las adversidades le reservaron ayer el premio y la recompensa. En principio no estaba incluido en el cartel y sustituyó a Julio Aparicio. El destino le tenía reservado un guiño inesperado ayer. Estaba condenado al ostracismo y resurgió tras una temporada difícil. La banda Maestro Amador tocó los sones de 'Morenita y Pequeñita' en su honor. Se lo merecía Valiente.

El último toro que salió con vida en el coso iliturgitano ocurrió un 7 de septiembre de 2001. Llevaba por nombre 'Humillado' y lo lidió el manchego Víctor Puerto. Un torero de la tierra rememoró un 11 de septiembre de 2010 estos instantes preñados de magia y encanto en el mundo del toreo. Es el culmen para torero, ganadero, empresario y presidente de la plaza. El concejal de Festejos del Consistorio iliturgitano, Rafael Toribio no olvidará el momento. Sacó el pañuelo naranja en el cuarto de la tarde ante la insistencia del público y la calidad de toro y diestro.

Ganado

Los toros fueron ayer de Hermanas Carmen y Araceli Pérez ( 1º, 2º, 7º y 8º) y de Lagunajanda (3º, 4º, 5º y 6º). Todos tuvieron buena presencia y los de la segunda ganadería fueron más bravos y dieron más juego.

El torero local Juan de Félix abrió cartel. En su primero se encontró con un castaño y manso morlaco de las hermanas Pérez. El diestro estuvo apresurado y con ganas de agradar. Le faltó algo de templanza. Recibió aplausos a su entrega. En su segundo y quinto de la tarde, se mostró mas enérgico y sereno en sus pases por los dos pitones que los remachó con unos virtuosos pases de espalda. Estaba espoleado por el éxito de Valiente y por la bravura de su toro de Lagunajanda. Mató a la segunda y recibió una oreja. Quería más y con despecho y coraje lanzó el apéndice a la presidencia. Una parte del público se lo recriminó. Fue el que le concedió la oreja. Si no hubiera pinchado, hubiese abierto la puerta grande. Mala suerte tuvo Javier Conde con su lote. Sus dos toros fueron muy mansos, y la afición le premió con dos estruendosas ovaciones por su entrega, torería y oficio.

El joven camero Olivo Soto demostró en Andújar que tiene un futuro prometedor. La espada le privó del triunfo (se le vio con problemas en la muñeca). Destiló energía y templanza por los dos pitones y combinó el arte con las ganas. Se llevó una oreja y un gran reconocimiento del público andujareño, que sólo llenó una cuarta parte del aforo. Nacer en Camas es llevar el gen y ADN de la torería elevada a la estética. El éxtasis llegó en el ecuador de la corrida. David Valiente preludió con sus 'puerta gayolas' el sonoro triunfo. El toro de Lagunajanda tenía bravura, fijeza, nobleza y sólo buscó la muleta. Llegó el momento que tanto soñaba Valiente. Estuvo a la altura del toro e hizo honor a su apellido. Arriesgó, se recreó en los medios, remató sus pases profundos mirando al tendido y de espaldas y derrochó coraje. Al anunciarse el indulto siguió recreándose y gustándose. Mientras era aclamado por el público y su peña, su contrincante pudo ser testigo de la algarabía. Fue su premio. En su segundo el toro fue más manso, pero la epopeya estaba ya escrita y grabada con letras de oro.