La mafia china de la marihuana llega a Jaén

La plantación de La Rozuela estaba montada a lo grande. Muy profesional. Las plantas estaban en cuatro habitaciones construidas en el interior de una nave. Las plantas se encontraban en distintos estados de crecimiento, lo que garantiza un suministro constante.

Se había instado maquinaria e instrumentos para asegurar el crecimiento de las plantas en el menor tiempo posible, con una buena instalación eléctrica. El enganche a la red era ilegal, por lo que al detenido, además de imputarle un delito contra la salud público, se le imputa también otro de defraudación de fluido eléctrico.

La Guardia Civil ya vigilaba esta zona en las inmediaciones de Linares al menos desde noviembre pasado, cuando en toda España ya se hacían operaciones contra las mafias chinas de la 'maría'. Ese mes se detuvo a un hombre de 33 años en una vivienda dedicada al cultivo de hierba. Había 515 plantas de marihuana cultivadas en el interior de una vivienda en construcción. Hasta la casa llegaba una manguera eléctrica instalada de forma «anómala» ya que accedía a la instalación por el acerado de la calle. Llamaba la atención que de una casa en obras y con las ventanas permanentemente cerradas saliera luz y ruido continuo de aparatos eléctricos. Al registrar la casa descubrieron «una compleja y sofisticada instalación por lo que fue necesaria la colaboración de personal electricista del Ayuntamiento de Linares y personal de Endesa para desmontarla». Allí había aparatos de aire acondicionado, ventiladores automáticos, lámparas alto voltaje, filtros, y numerosos útiles para facilitar el cultivo.

Antes ya se habían detectado numerosas plantaciones en Linares, como en el resto de la provincia. Pero al menos en la ciudad de las minas siempre se habían podido atribuir a 'aventureros' que buscaban dinero fácil o a los clanes locales de la droga, que también tocan el palo de la marihuana junto a sus tradicionales negocios del tráfico de cocaína y heroína.

La única señal de la presencia de mafias foráneas en Linares vinculadas a la marihuana se había detectado en octubre de 2015, también en un chalé en las afueras de la ciudad. Encontraron 758 plantas que según los investigadores eran de «extrema calidad». La vivienda se encontraba en construcción, aparentemente abandonada, con las ventanas tapiadas con ladrillos. En la planta baja se había montado un sofisticado invernadero. La planta superior se usaba como secadero. La casa era vigilada mediante webcam y dos perros. Se había realizado una acometida ilegal de electricidad con un consumo que podría oscilar sobre los 240 euros diarios. Los agentes intervinieron dos armas de fuego y munición. Hubo un detenido que declaró que no era el propietario de la parcela y que había sido contratado para el cuidado de los perros y de una plantación de marihuana.

Por esa época en Jaén también se detectó un chalé lleno de marihuana en el Megatín al cuidado de tres ciudadanos polacos. La operación se vinculó a las mafias del Este de Europa que operan desde la Costa del Sol. También en Jaén se desmanteló una plantación en manos de un joven al que las autoridades siempre consideraron un 'mandado' de los auténticos dueños, más profesionales.

Desde hace ya un lustro las plantaciones de marihuana en la provincia dejaron de ser caseras y artesanales para profesionalizarse progresivamente. Esto facilitó la entrada de las mafias internacionales.

En 2015 la Guardia Civil detectó en Toledo una banda de chicos especializados en el cultivo y la comercialización internacional de marihuana. En 2016 cayó otra banda asentada en Madrid. Pero fue en 2017 cuando se constató que los chinos estaban mandando en el negocio de la marihuana.

Tirando de un hilo cogido en Barcelona se llegó a una organización con ramificaciones en Vizcaya, Burgos, Valladolid, León, Zamora, Madrid, Guadalajara, Salamanca, Barcelona, Girona. También hubo arrestos de chinos con marihuana en Extremadura.

En Andalucía también se los había detectado en Sevilla, desde donde exportaban marihuana al por mayor hasta el Reino Unido. Ahora el rastro lleva hasta la provincia de Jaén.