Los jugadores del Granada, decepcionados tras el gol del Burgos. LOF

Burgos - Granada | La crónica

El Granada olvida el sabor de la victoria

Los rojiblancos se ponen en ventaja por primera vez en la temporada, pero apenas les dura seis minutos para acabar empatando y seguir como colista

Lunes, 22 de septiembre 2025, 22:43

La victoria posee un dulce sabor que aún no ha probado este Granada, el peor equipo de Segunda división una semana más. Ya no parece ... una anécdota lucir el farolillo rojo. Consiguió un raquítico segundo empate en la temporada, tras el de Málaga. Fue el primero nacido de adelantarse momentáneamente en el marcador, tras un golazo de Sola, mucho mejor de extremo que de lateral. Le duró la dicha solo seis minutos porque enseguida se produjo un fallo en cadena en la base que supuso el 1-1. Después, más sensación de peligro en el Burgos de nuevo que en los visitantes, como en el primer tiempo. Al Granada le faltan ideas y mejores alternativas en el banquillo. No tiene filo, horroroso Jorge Pascual y torpón Faye, y siempre hay alguien que yerra atrás, comprometiendo cualquier futuro. Una vulgaridad que salpica a todos en el club, en cada parcela. No será fácil que Pacheta mantenga el tipo con esta inercia.

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Anticipó el preparador una revolución y la hubo en alguna medida. Volvió Luca Zidane bajo palos y encontró hueco en defensa Hormigo, posiblemente al único que le vino bien lucir palmito en el amistoso de Jaén. Hongla entró por unas molestias gastrointestinales de Sergio Ruiz y Alcaraz se hizo con el ancla, para compensar los déficits en el repliegue del equipo con vehemencia, aunque se le vieron las costuras a 90 minutos. Álex Sola, carrilero postizo en sus primeros partidos, apareció como extremo derecho, una posición que le encaja mejor, y resultó el más activo, peleón e intenso, extraordinario en su tanto. Le ayudó un poco Pedro Alemañ, quien le pone voluntad, pero el resto, tanto en la primera parte como en la segunda mitad, se mantuvo en combinaciones pastosas, con acercamientos que no acabaron en lanzamientos potables. Da angustia ver algunas secuencias, lo mucho que le cuesta a esta escuadra hilvanar algo decente.

Burgos

Cantero; Lizancos, Aitor Córdoba, Grego Sierra, Florian Miguel; Morante, Atienza, Mateo (Fermín, m. 70), Appin (Mario González, m. 83); David González (Iñigo Córdoba, m. 70); y Fer Niño (Mario Cantero, m. 83).

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Granada

Luca Zidane; Pau Casadesús (Loïc Williams, m. 89), Oscar Naasei, Manu Lama, Hormigo (Diallo, m. 71); Rubén Alcaraz, Martin Hongla (Gagnidze, m. 56), Pedro Alemañ (Manu Trigueros, m. 89); Álex Sola (Pablo Sáenz, m. 71), Souleymane Faye y Jorge Pascual.

  • GOLES: 0-1, m. 66: Álex Sola; 1-1, m. 72: Grego Sierra.

  • ÁRBITRO: Rafael Sánchez (comité murciano). Amonestó al local Fermín (m. 75); y a los visitantes Hongla (m. 49), Sola (m. 69) y Óscar (m. 94).

  • INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 6 de LaLiga Hypermotion, disputado en El Plantío ante 8.887 espectadores.

El Burgos, con un fútbol industrial, penetraba por las líneas granadinistas en acciones rebotadas pero bastante productivas. El árbitro no se enredó en algunos lances en el área y toleró ciertas fricciones que en realidad no les venían mal a los nazaríes, con frecuencias necesitados de una interrupción para frenar a los enemigos. No tuvo ninguna relevancia en el encuentro.

El equipo de Pacheta siguió falto de contundencia, con un blindaje débil cuando los locales punteaban por fuera o veían a Fer Niño, como en una acción en la que se escabulló entre Hormigo y Oscar. Atienza remató solo en el córner posterior. Más tarde, sería Pau Casadesús el que evitaría un cabeceo franco de Florian Miguel.

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La pifia de la velada pudo llegar en un balón atrás de Jorge Pascual sin pensar demasiado que Luca Zidane interpretó como despeje y no como pase. El árbitro identificó voluntariedad del almeriense y originó un libre indirecto en el área que entre la barrera y el portero después quedó abortado.

Llegar con la puerta a cero al descanso solo había ocurrido con el Mirandés en Los Cármenes, aunque no fuera consecuencia de una seguridad real en la retaguardia, que no merecía las felicitaciones.

Un tiro de Hongla rebotado abrió las hostilidades en la segunda mitad. El camerunés se iba a marchar pronto porque vio una amarilla en un plantillazo y no quería Pacheta el más mínimo riesgo. Por él salió Gagnidze, con buen tacto en las botas, sin contaminación de la inercia actual, deseoso de aportar, pero algo despistado en algunas fases, sobre todo cuando el balón le pasaba cerca en su propio campo.

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De repente, sin que el ritmo aumentara, un misil cruzó el área del Burgos. Faye zigzagueó hacia dentro, Alemañ amagó dejándola pasar y Sola, emulando al brasileño Carlos Alberto en aquel Brasil del 70, la mandó a guardar con potencia y ajuste.

Fue el último acto de servicio del vasco, que se echó la mano al muslo y activó la rueda de cambios. Pasó a escena Pablo Sáenz por él, pero también Diallo por Hormigo. No sumaron apenas. Sin embargo, sin tiempo de que rompieran a sudar en el campo, llegó una respuesta letal de los locales. Un envío desde la banda al corazón del área que Gagnidze no atacó y en el que Alcaraz se durmió ante Grego Sierra, quien concluyó ante un hundido Zidane. Diallo quebró la opción de tirar las líneas para el fuera de juego.

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Apenas seis minutos le duró la ventaja a los rojiblancos, el primer tramo favorable en todo lo que se lleva de campeonato. Desembocó en otro atasco, en el que el Burgos insistió por el segundo y el Granada siguió titubeante abajo y fallón arriba.

Sin revulsivos a los que agarrarse, los rojiblancos ya no le hicieron ascos al punto. De hecho, Pacheta recuperó a Loïc para que Oscar tapara en el lateral diestro e incrustó a Trigueros por Alemañ en lugar de colar a Arnaiz o Rodelas. No contaba con más caudal ofensivo que liberar. De hecho, la historia concluyó en el rancho de Zidane, aunque hubiera una intentona de contragolpe que abortó el colegiado por no extender la prolongación, ante el cabreo generalizado de los de rayas horizontales.

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El empate se convirtió en un mal menor para el último clasificado de la Liga Hypermotion, a tres puntos de la salvación en seis jornadas disputadas, sin apenas motivos para el optimismo, instalado en el sufrimiento. Pacheta lo ha probado casi todo, en geometría y hombres, pero el plantel no da mucho de sí. La textura gelatinosa no se la desprende ni con unos ni con otros.

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