Precinto en el 'escape room' de Villa Amparo tras el suceso ocurrido en junio de 2022. Ramón L. Pérez

Los 'escape rooms' de Granada, un año después del accidente en una sala de Cájar

Lograron recuperarse de los prejuicios después de que una mujer fuera abrasada en Villa Amparo, pero no han recuperado los niveles de actividad precovid

Laura Velasco

Granada

Domingo, 18 de junio 2023

Los 'escape rooms' de la provincia mantienen su actividad un año después del desgraciado suceso que se produjo en Villa Amparo (Cájar), donde una ... mujer fue abrasada mientras participaba en una de estas salas. Aquel local cerró tras lo sucedido, pero el resto de negocios mostraron su incertidumbre por las posibles repercusiones. Efectivamente, en las primeras semanas notaron una bajada de las reservas y bastante recelo en los clientes. Finalmente lograron recuperarse, aunque sin alcanzar los niveles precovid.

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Desde el desgraciado suceso, que se produjo a finales de junio del pasado año, la mayoría notó una bajada de la clientela. En la actualidad hay unas quince salas en la provincia, después de que tres locales cerraran entre 2022 y 2023. Además, otros tres han sido traspasados. Según ha podido saber este periódico, uno de ellos está ahora gestionado por personal vinculado a Villa Amparo.

En cuanto a la afectada, una vecina de Alhendín que en el momento de los hechos tenía 42 años, sigue recuperándose y prefiere no hacer declaraciones. Cabe recordar que permaneció un mes en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, un centro de referencia en el tratamiento de este tipo de lesiones, y después pasó a la Unidad de Quemados, donde permaneció otro largo periodo de tiempo.

Preguntas sobre lo ocurrido

Otro de los 'escape rooms' traspasados ha sido El Duelo, situado en La Zubia, donde Miguel Alejandro Prados cogió el testigo de su amigo Miguel Ángel, antiguo propietario. «Él tenía otro trabajo y no podía llevar ambas cosas, así que desde el 1 de junio estoy yo», cuenta el nuevo dueño, un enamorado de esta actividad. Por ahora está recibiendo unos cinco grupos a la semana, cada uno de ellos con cinco personas de media. Los usuarios siguen haciendo preguntas sobre el incidente del año pasado, aunque ya en menor medida. «Yo creo que las hacen más que por miedo, por curiosidad», cuenta el propietario.

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La temática de Villa Amparo era de terror, así que los negocios que ofrecen esta ambientación, como el suyo, son los que más estigmatizados estaban. «Dejamos claro que aquí no les atamos, ni perseguimos, ni nada, no interactuamos con ellos. Intentamos generar tensión pero sin ningún tipo de riesgo», recuerda.

La 'escape room' de mayor dimensión de Granada es El Reino, con tres salas simples, una doble -en la que dos equipos compiten a la vez- y otra que estará lista en julio. Su encargada, Sandra Almendros, admite que el caso Villa Amparo perjudicó «a todo el sector y a todos los niveles». «A día de hoy aún viene gente preguntando y cuando van a reservar te preguntan si es seguro», detalla.

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En la misma línea se pronuncia Mayte Almendros, que gestiona El Gato. También estuvo temerosa de que nada fuera igual después de lo ocurrido en la sala de Cájar y, de hecho, notó «un bajón» en las reservas. «Era raro cuando llamaban y no preguntaban por aquello. Había miedo y perdimos muchas reservas, incluso de gente que venía de Barcelona. Creo que todos lo notamos», apostilla. Pasados los meses fue normalizándose la situación. De diez grupos, ejemplifica Mayte, ya solo dos preguntan por aquello.

Incertidumbre en el sector

En términos generales, en El Reino notaron una mejora sustancial de sus cifras desde el pasado mes de diciembre, aunque «en general, la actividad no está como siempre». «Ocurre en todos los negocios de nueva generación, van creciendo, cambiando y madurando. Ahora hay mucha más gente que nos conoce y el público busca más experiencias que retos lógicos», relata Sandra Almendros. No han recuperado los niveles registrados en 2018 y 2019, cuando se produjo el 'boom' de esta actividad, pero están mejor que en 2020 y 2021. «Nos encontramos en plena apertura de nuevas salas y estamos seguros que conseguiremos de nuevo llegar a esos niveles», insiste.

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Asimismo, desde mayo sufren un bajón veraniego que tiene mucho que ver con los exámenes de los estudiantes y su posterior marcha en vacaciones -este es uno de sus públicos más fieles-. Es importante recordar que aquellos que ya han probado una sala raramente volverán, así que estos negocios siempre necesitan nuevos clientes. El compañerismo es fundamental: recomendar a los 'escapistas' otras salas al final les beneficia a todos.

Efectos de la pandemia

Por otro lado, los dueños de El Gato admiten que el negocio «no está yendo como siempre» y notan una reducción de la actividad cuyo detonante no detectan. Pensaban que podía ser por no haber renovado los juegos, pero en su caso abrieron una nueva sala en septiembre y la tendencia no ha variado. «Nos da mucha pena, pero creemos que el sector está en decadencia. La pandemia nos fastidió muchísimo y no terminamos de salir a flote», cuenta Mayte Almendros.

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Los días festivos y fines de semana siempre estaban completos, ahora no. En verano, pese a ser una época complicada, sobrevivían gracias al turismo. Sin embargo, Mayte nota que esta pata de la mesa también se tambalea. «A los que no nos conozcan porque siguen teniendo miedo, les recalcamos que nuestra actividad no es peligrosa, que este es un ocio seguro en el que se desarrolla la mente», insiste.

Martín Martín, de Cubical Room, ha detectado por su parte que la disminución de reservas se ha producido este año antes de tiempo. En junio, la bajada ha sido de hasta el 70% en su caso. «El sector está tocado y no sabemos si es por la inflación. No estamos como antes de la pandemia», apunta. Cree que hay incertidumbre -no tanta como justo después de lo ocurrido en Cájar-, aunque espera que sea pasajera y el sector se mantenga a flote. Por Cubical Room pasan al mes de 125 a 150 personas.

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El sector ha mantenido por lo general los precios, con aumentos ligeros en algunos casos, como aquellos que han realizado inversiones potentes para modernizar sus juegos. Por lo general oscilan entre 15 y 25 euros por persona. Cuantos más participen, menos cuesta por cabeza.

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