Los días más negros de María Pérez hacia el éxito
No todo fue de color de rosa en el camino de la marchadora hasta estos dos últimos años mágicos, con cinco oros y una plata internacionales
Esa misma atleta a la que no hay quien tosa desde hace dos años estuvo planteándose incluso la retirada por pura frustración en 2022. No ... todo fue de color de rosa en el camino de María Pérez hacia el éxito, con la doble corona en las pruebas de 20 y 35 kilómetros marcha en los Mundiales de Budapest y Tokio y dos medallas olímpicas en los Juegos de París entre una y otra. También la granadina vivió sus días más negros, siempre en silencio, entre las descalificaciones de los jueces, la mayor lesión de su carrera, varios virus respiratorios y hasta un divorcio.
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María Pérez, heredera de la ya tradicional marcha atlética accitana que su entrenador Jacinto Garzón le inculcó como el mejor del mundo también sin discusión a día de hoy, no había tenido problemas con su técnica a ojo de los jueces hasta el Gran Premio de Podebrady (Hungría) en abril de 2022. Fue la primera vez en toda su trayectoria deportiva que no pudo concluir una carrera, eliminada al cargarse con las suficientes amonestaciones por no corregir movimientos presuntamente irregulares para la exigencia de una disciplina en la que los atletas deben mantenerse siempre en contacto con el suelo, sin correr. Aún estaba por completarse «el año del aprendizaje», de acuerdo a Garzón.
Aquel mazazo habría quedado en una anécdota, porque tampoco se trataba de la competición más trascendente en el calendario de la marchadora, si a María Pérez no la hubieran vuelto a descalificar meses después tanto en el Mundial de Eugene (Estados Unidos) en julio como en el Europeo de Múnich (Alemania) en agosto en el que pretendía revalidar su título de Berlín en 2018. «Quiero pedir perdón. Acepto la penalización y la descalificación; este es mi deporte, tiene unas normas y si no se cumplen, hay que acatarlo. Intenté cambiar cosas, y creo que se vio la mejora, pero tendré que seguir trabajando», compareció entonces a través de sus redes sociales. En su fuero interno, sin embargo, seguía sin entender el motivo de sus sanciones al no hacer «nada diferente respecto a los Juegos de Tokio, por ejemplo».
María Pérez estuvo tres meses sin marchar un solo día y en otoño se instaló en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat del Vallès, en Barcelona, para meditar una revolución de su técnica junto a los exmarchadores olímpicos Josep Marín y Beatriz Pascual. A esas consignas se le sumaron al regresar las de Paco Mula, miembro del departamento de Educación Física y Deportiva en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de Granada y entrenador de atletismo especialista en las pruebas de velocidad, vallas y combinadas. El diagnóstico pasó por una mejora en la longitud de la zancada para no marchar tan adelantada y aumentar los tiempos de contacto con el suelo para mantener los brazos más pegados al cuerpo con tal de absorber el impacto por la velocidad de la atleta con una mecánica de movimiento más eficiente que evitase otros reflejos compensatorios; el resultado, que la granadina marchaba aún más rápido que antes.
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«No me siento yo misma marchando», lamentaba María Pérez al principio del proceso. Sin embargo, y pese a la frustración por sus recientes descalificaciones, aún tenía por delante un objetivo ilusionante: brindar a su familia en París los Juegos Olímpicos que la pandemia truncó en Tokio. Antes, no obstante, tendría que afrontar el Mundial de Budapest, y allí decidió ponerse a prueba redoblando la apuesta al participar tanto en los 20 como en los 35 kilómetros. La granadina ganó las dos pruebas con el récord mundial aún vigente de la distancia larga en 2:37:15 pese a competir con apenas cien horas de descanso respecto a la corta.
Cerca del quirófano
El sobreesfuerzo de María Perez al doblar pruebas en aquel Mundial le produjo unas molestias musculares que desembocaron en una fractura por estrés en el hueso sacro que conecta con la pelvis. De una celebración a otra, requerida por todos los medios de comunicación posibles e incluso por la revista Forbes, la marchadora no tuvo un diagnóstico definitivo hasta pasadas ya varias semanas. Tenía el coxis roto y se quedó al límite del quirófano, pero el fisioterapeuta de la Federación, Miquel Ángel Cos, creyó que podía recuperarse sin necesidad de operarla y le aplicó un tratamiento conservador que le tuvo con muletas mientras el año corría hacia los Juegos de París.
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Aquellos meses fueron críticos para María Pérez, abrumada por su puesta a punto contra reloj para la cita olímpica que debía a su familia como la mayor motivación para seguir marchando pese a sus recientes éxitos en Budapest. La granadina tuvo que lidiar en paralelo con la separación de la esposa con la que había contraído matrimonio en 2022, justo después de sus descalificaciones. Un asunto personal que no hizo público hasta después de los Juegos.
El trabajo del excepcional equipo técnico que acompaña a María Pérez y su propia excepcionalidad permitieron que la marchadora volviera a competir pese a renunciar al Europeo de Roma en junio. Faltaban menos de dos meses ya para París, sin embargo, cuando encadenó hasta tres virus respiratorios distintos mientras iba de un neumólogo en otro. Una tos que condicionó aún más una preparación que ya venía siendo atípica por su lesión. Ni eso ni el peaje de volver a doblar pruebas, esta vez con el relevo mixto junto a Álvaro Martín tras los 20 kilómetros, le impidieron volverse con una medalla de plata individual y otra de oro compartida.
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Accidente de tráfico
Pletórica desde su ascenso al Olimpo, María Pérez disfrutó del año más tranquilo en toda su carrera hacia el Mundial de Tokio. El único sobresalto, sin consecuencias serias afortunadamente, fue un accidente de tráfico que le ocasionó una rectificación cervical a cinco días de participar en el Gran Premio de Cantones en La Coruña de junio. Nada le dolía ya cuando se presentó en el estadio nacional de Japón, y allí pudo sacarse la espinita de la medalla de 'chocolate' de sus primeros Juegos tres años atrás, a ocho segundos del podio. Ya convertida en la mejor atleta española como la única mujer en la historia que ha revalidado dos coronas mundiales, a María Pérez únicamente le quedaría ya el título individual olímpico que buscará en Los Ángeles 2028 mientras sigue buscando sus límites. A partir de ahí, intentará cumplir el sueño ajeno al deporte de ser madre.
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