Puerta grande para Castella y Borja Jiménez con una buena corrida de 'La Palmosilla'
Ritmo, compás, legancia y calidad la de Pablo Aguado, pero sin espada, aunque fue ovacionado con mucha fuerza en Linares
Ángel A. del Arco
Jueves, 29 de agosto 2024, 22:54
La feria taurina de San Agustín de Linares puso fin en la tarde de ayer con una corrida de toros que terminó siendo triunfalista por ... la generosidad del público y de un palco presidencial propicio para el éxito de los toreros. Todavía con el eco de lo ocurrido en el día anterior con la «espantá» de Morante de la Puebla y Manzanares y la gesta de un inconmensurable Curro Díaz.
La tarde de ayer fue mucho más plácida. El día anterior se aprobaron los ocho toros de 'La Palmosilla' nada más llegar. En ese sentido tranquilidad absoluta. Por otro lado, los tres toreros anunciados se presentaron en la plaza. Había muchos aficionados que se encontraban entre enfadados e indignados con lo ocurrido. Y, aunque hay mucho silencio y pocas ganas de hablar de lo sucedido, hay algunas declaraciones que llaman la atención. Es el caso del ganadero de la tarde de ayer, Álvaro Núñez, que salió en defensa de las dos «figuritas» alegando «falta de respeto» por parte de la autoridad. Y otro que se lo debe hacer mirar es el empresario del coso de Santa Margarita. No dudamos de la capacidad y el nivel de Juan Reverte, pero debe de tomar nota de lo sucedido. Y menos mal que estaba Curro Díaz en el cartel. Salvó la corrida de la suspensión. Estuvo cerca. Salvó también al ganadero de un «petardo» antológico. Y salvó a Linares y a su feria.
Media plaza
Cuando sonaron los clarines y tímbales el coso de Santa Margarita registró una entrada que se acercó a la mitad de su aforo. Al parecer en Linares se acabaron esos llenos de antaño.
Al aficionado y al público en general hay que cuidarlo. Son los que pasan por taquilla, los que mantienen este espectáculo y se le cuida muy poco. Y en eso que en la tarde de ayer había un cartel interesante que hacía presagiar un buen espectáculo y una ganadería que anda en buen momento. Pero, ni por esas.
Por chiqueros salieron seis toros de la ganadería de «La Palmosilla». Sin exageraciones, pero fue un encierro bien presentado y que además dió un buen juego en líneas generales.
Sebastián Castella
Al primero de la tarde, un toro negro que desde que salió de chiqueeros galopó con clase, le recertó un explendido saludo a la verónica el francés Castella. Templado y con la mano baja fueron soberbios los lances. Una vez pasó el toro por el picador, de nuevo se lució en un buen quite por «chicuelinas». En banderillas saludaron los subalternos José Chacón y el valenciano Luis Bláquez tras un tercio sobresaliente. Sebastián Castella empezó su labor de muleta de forma ceremoniosa en el tercio. Sin prisas, dándole tiempo al toro, le recetó varios «estatuarios».
Y lo que vino después gustó y mucho al respetable. El toro embistió con ritmo y clase a la templada muleta del francés que sigue viviendo un idilio en Linares. Recordar, que el año pasado obtuvo un triunfo sobresaliente, siendo el ganador del trofeo «Manolete» por primera vez en su carrera.
Las series surgieron limplias, con el temple como virtud, con la figura erguida y muy vertical. Corrió la mano con seguridad, calando los muletazos en el tendido. La faena mantuvo la misma intensidad tanto al natural como con la diestra, faltándole al trasteo que el torero se apretara más. Visto lo visto tampoco le hizo falta. Cortó dos orejas tras una estocada entera y trasera que fue suficiente. El toro de la Palmosilla fue bueno, tuvo nobleza, ritmo y clase. Galopó desde que salió de chiqueros, llegando al tramo final de la faena del francés muy agotado. Pero visto lo del día anterior. Con el cuarto, segundo del lote de Castella, toreo de forma vertical a la verónica hasta que el toro mostró su escasa fuerza. Fue devuelto, pero antes volteó a Castella cuando lo acercaba al picador en un momento de máxima tensión.
Con el cuarto bis, también de La Palmosilla, un toro feo de hechuras y cabezón, no dejó lucirse al francés con el percal. Tras un puyazo se vivió uno de los momentos más brillantes de la corrida. La lidia y brega del subalterno José Chacón. Una lección excepcional ante un toro nada fácil. La plaza se lo reconoció en forma de aplausos. En ese tercio de banderillas tuvo que saludar Rafael Viotti tras dos arriesgados pares.
Convencido de poder lucirse se fue Sebastián Castella al centro del platillo para brindar su faena de muleta. En el estribo, debajo de la presidencia, inició su labor, arriesgando en cada muletazo. Y cuando parecía que podía ser una faena importante, el toro dijo basta, quedándose muy agarrado al suelo. Cuando embestía, lo hacía con mucha sosería y sin decir nada, con nulo eco en los tendidos. Pero al contrario de su compañero Aguado, a la hora de la suerte suprema le recetó una soberbia estocada que le puso la oreja. Una puerta grande a un toreo templado y sin apretarse nunca.
Borja Jiménez
Teníamos muchas ganas de ver a Borja Jiménez. Hacía su presentación en el coso de Santa Margarita y a fe que no defraudó a nadie. Viene el sevillano de realizar una gran temporada. Está siendo la gran relevación de la temporada, con triunfos muy importantes en las principales ferias y plazas de España, Francia y Portugal. Destacar sus triunfos en Sevilla, Madrid, Pamplona y Bilbao. Así nada, cuatro puertos de montaña de primer nivel.
El segundo de la tarde, primero de su lote, recibió una gran ovación por parte del respetable nada más hacerse visible en el ruedo. El castaño rompió a embestir al capote del sevillano con genio, respondiendo éste de forma arrolladora, toreando con mucha verdad y entrega a la verónica, rematando de rebolera.
El público estuvo muy con el torero, que respondió a la exigencia del toro, también a la del público que lo esperaba con ilusión.
Fue otro toro con posibilidades, pero con el defecto de quedarse debajo del torero. En una palabra, tenía un viaje corto. Lo hizo bien Borja Jiménez, perdiéndole pasos para que el toro viniese por su propia inercia, consiguiendo buenas tandas de muletazos, con mucha verdad y entrega máxima. Al igual que al primero de la tarde, en la segunda parte de la faena se le acabó la gasolina, poniéndose a la defensiva y no queriendo embestir. Arrimón sincero del diestro sevillano con algún momento de peligro. La media estocada algo atravesada no fue suficiente, teniendo que utilizar el descabello en una ocasión.
Tuvo petición de oreja y fue ovacionado teniendo que salir a saludar. El quinto fue un toro de una irregular presencia que no embistió con claridad en los primeros compases. Un entregado Borja Jiménez consiguió alguna verónica estimable, pero sin redondear. Tras un tercio de varas y de banderillas sin lucimiento claro, comenzó su labor de muleta sentado en el estribo, en un inicio más vibrante que bueno. El sevillano anduvo toda la tarde queriendo mucho, quizás demasiado. En la faena al quinto le sobró la electricidad y le faltó ese reposo tan necesario para cuajar en plenitud a un toro noble, pero al que se le agotó la gasolina y la casta, sobre todo en el tramo final. Lo mejor de su actuación, fueron sin duda, las dos primeras tandas sobre el lado derecho, exigiendo mucho al toro, bajando la mano, con muletazos muy profundos. A partir de ese momento el nivel de la faena bajó, aunque las ganas y entrega del torero son indiscutibles. La estocada fue casi entera y algo atravesada, cortando dos orejas, la segunda algo benévola que le permitió asegurar la puerta grande en la tarde de su presentación en Linares.
Pablo Aguado
La temporada de Pablo Aguado está siendo la más regular desde que tomara la alternativa hace ya algunos años. Sus triunfos en plazas de la importancia del Puerto de Santa María y San Sebastían avalan la trayectoria de un torero con un concepto muy artístico y elegante.
Volvía Pablo Aguado a Linares después de varios años sin hacerlo, dejando una actuación en el tercero de la tarde de esas que se recuerdan por la belleza de un trasteo que sólo los privilegiados pueden hacer. Con un traje malva y oro recibió a su primero, tercero de la suelta. El toro de La Palmosilla, castaño de pelo era el idóneo para el toreo del sevillano. Noble y con las fuerzas justas, galopó con clase al capote de Pablo Aguado que destacó en una soberbia media verónica que levantó un fuerte olé en el tendido. Volvió a repetir en el suave y bello quite por «chicuelinas» y otra soberana media. Viendo el juego del toro y la regularidad del torero sevillano durante toda la temporada, era de imaginar el acontecimiento que se avecinaba en la faena de muleta.
De forma pausada y tras un breve inicio saliéndose a los medios, Pablo Aguado destapó el tarro de las esencias. Vaya manera de torear del «artista» de Sevilla. Encajado toreó sobre ambas manos con ritmo y compás, mostrando esa sensibilidad tan suya. Como si no costara, con una facilidad que sorprende, sin apreturas, siendo cada muletazo un pellizco en el estómago. Menuda elegancia atesora este torero, un tesoro que le puede deparar una carrera exitosa. Para finalizar le recetó un toreo a dos manos de muchos kilates poniendo la plaza en pie. En una temporada en la que ha mejorado mucho con la espada, no se vio en Linares, dejando los trofeos en dos pinchazos y descabello. Una pena, pero la ovación del público de Linares fue de reconocimiento a tan bella obra. El sexto fue un colorado que en su primera embestida se pegó una fuerte voltereta de la que salió mermado. Aunque lo de la falta de fuerzas lo traía ya incorporado.
Éste toro no tuvo esa embestida clara de su antecesor, pero un motivado Aguado lo cuidó mucho, poniendo mucho de su parte para conseguir esa labor contundente y calado en los tendidos que le propiciara el triunfo. lo consiguió a medias, en un trasteo de querer mucho por parte del torero, poniendo el toro lo que pudo. Mucha nobleza y alguna embestida para dejar expresarse al elegante sevillano. No hubo ninguna serie contundente, pero sí muletazos de bella factura. En el tramo final y con el toro parado y rajado lo intentó en una labor meritoria. Lo finiquitó mal, con varios pinchazos.
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