Ni en Tánger ni en Marrakech: La mejor pastelería árabe, sin salir de Almería

Uno de los enclaves más destacados es el restaurante Aljaima, un rincón donde la cocina marroquí se presenta en toda su esencia y donde los postres ocupan un lugar especial en la carta. En Marhaba, otro de los referentes en Almería, es posible encontrar una variedad de dulces elaborados de manera artesanal, al igual que en Baraka y en la tetería Almedina, donde su amplia variedad de tés acompañan perfectamente estas pequeñas delicias gastronómicas. Aunque seguro que basta con darse un paseo por los alrededores del parque Nicolás Salmerón para encontrar auténticas joyas reposteras.

Entre los dulces más representativos destaca el briwat, una pieza crujiente de pasta brick rellena de almendra, muy similar al mazapán español, y bañada en miel tras su cocción. No menos característicos son los faqqas, unos bizcochos con almendras, uvas pasas y sésamo que recuerdan a los carquiñoles mediterráneos y que tienen la particularidad de conservarse durante mucho tiempo.

Uno de los imprescindibles en Ramadán es la chebakia, una masa trenzada a base de harina de trigo, azafrán, canela y esencia de azahar que, una vez frita, se sumerge en miel y se espolvorea con semillas de sésamo. Este dulce es especialmente apreciado por su textura crujiente y su intenso aroma. También los cuernos de gacela ocupan un puesto de honor en la repostería magrebí: su forma de media luna esconde un relleno de almendras tostadas, canela y ralladura de limón, lo que les confiere un sabor suave y aromático.

En las teterías y restaurantes especializados de Almería no pueden faltar las pastas de té, un acompañamiento ideal para el tradicional té moruno. Su variedad es tan amplia como sus ingredientes, con bases de mantequilla, almendras o coco, y en ocasiones decoradas con mermeladas o chocolate. También resulta popular la seffa, un plato dulce que combina cuscús o fideos de arroz con un toque de canela, azúcar glas, almendras y frutas cristalizadas, ofreciendo una opción más ligera y versátil.

Para quienes buscan algo más parecido a la repostería española, los sfenj se presentan como una opción perfecta. Considerados los churros marroquíes, estos buñuelos esponjosos se sirven con miel o azúcar glas y son un tentempié ideal para cualquier momento del día. También se encuentra el rghaif, una especie de crepe marroquí que puede servirse dulce o salado. En su versión más golosa, se rellena de miel, mantequilla y frutos secos, convirtiéndose en una auténtica delicia.

Otro dulce que merece mención es el zalabia, una masa frita con forma de espiral que se baña en miel y suele disfrutarse especialmente durante Ramadán. También el makroud, originario de la cocina bereber, combina sémola de trigo con dátiles y almendras, resultando en un bocado jugoso y con un toque especiado.

Por último, el warqa, similar a los crepes franceses, es una finísima lámina de masa que puede rellenarse con dátiles, almendras, pistachos o frutas confitadas, adoptando formas diversas y siendo, en muchas ocasiones, el broche final de una comida marroquí.