Amat: tres décadas en el timón
«la cercanía a los principales puntos de servicios y a la pujante industria agroalimentaria, han jugado un papel fundamental en su capacidad para absorber nueva población de hasta 114 nacionalidades que conviven en la localidad de forma armónica»
Miguel Cárceles
Delegado de IDEAL Almería
Sábado, 5 de julio 2025, 23:09
En los últimos 30 años, Roquetas de Mar ha pasado de ser un tranquilo municipio pesquero y turístico a convertirse en una de las ciudades ... más dinámicas y de mayor crecimiento demográfico y económico de Andalucía. Esta vertiginosa revolución ha transcurrido en paralelo a la extensa trayectoria de Gabriel Amat, quien ha ostentado la alcaldía durante todo este periodo consolidándose como uno de los regidores más longevos de la provincia de Almería y de España, de los más votados y de los más reelegidos. Con 80 años de edad, acaba de cumplir su tercer decenio al frente del Ayuntamiento. Ydesde el escaño, Amat ha sido testigo y artífice de una metamorfosis sin precedentes en la fisonomía y el alma de Roquetas, en el paso de pueblo marinero aciudad turística y de servicios, construido a su imagen y semejanza como sacado de las gubias de un tallista del barroco.
Cuando en 1995 Amat recibía el bastón de mando del socialista José Dana, el padrón municipal registraba 35.164 habitantes en Roquetas de Mar. Hoy, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, la cifra se ha disparado hasta los 112.194 vecinos en un crecimiento exponencial que la sitúa como la decimotercera ciudad más poblada de Andalucía y a punto de superar a Jaén capital. Solo este dato ya muestra la abrumadora transformación experimentada por la que muchos llaman «Roquetas de Amat». Sus déficits son obra del regidor. Sus éxitos –son mayoría, como la absoluta con la que gobierna 30 años despues– también van de su mano.
Este impresionante aumento demográfico, principal dato objetivo del cambio en Roquetas, no es casual, sino el resultado de una combinación de factores y una gestión municipal enfocada en el desarrollo, especialmente el urbanístico, en unos años en los que a ese calor se encendía la actividad económica. Y más allá del sol y playa, del turismo residencial, la ciudad ha sabido capitalizar su atractivo para convertirse también en un lugar de vivienda permanente para miles de personas. Sus urbanizaciones junto al mar y un entorno privilegiado, la cercanía a los principales puntos de servicios y a la pujante industria agroalimentaria, han jugado un papel fundamental en su capacidad para absorber nueva población de hasta 114 nacionalidades que conviven en la localidad de forma armónica, mostrando un crisol cultural de gran visibilidad –racializado– que se vive con una eufonía sin parangón en todo el país.
Pero la transformación de Roquetas no se ha limitado al crecimiento demográfico y urbanístico. En estas tres décadas, la localidad ha evolucionado de manera significativa de ser un núcleo pequeño, un pueblo eminentemente turístico, a consolidarse como una ciudad prestadora de servicios. Este cambio de paradigma ha implicado la inversión en equipamientos públicos, la mejora de las comunicaciones y el desarrollo de una red de servicios que abarcan desde la educación y la sanidad –pronto, su nuevo hospital– hasta el comercio y la cultura.
Lo que es Roquetas a día de hoy, todo, ha sido construido bajo la batuta de Amat. Una longeva gestión que, obviamente, no estuvo exenta de desafíos. Él mismo ha reconocido públicamente un periodo especialmente «desagradable» marcado por una andanada de denuncias en Fiscalía –de partidos y de colectivos– sobre su gestión. Estas acusaciones, desechadas por exageradas, sin elemento probatorio o directamente, exentas de sospecha, dejaron una profunda huella en el alcalde. Casi tan grandes, estos sinsabores, como los logros experimentados en tres décadas de Gobierno. La lentitud de la justicia tiene sus efectos personales en el desgaste que supone para la figura pública y también, muy especialmente, para la persona. Recuerda cómo María Pintor, su esposa, también sus hijas, le animaban a dejar la política. Pudo, a la vista está, la pertinacia de Amat.
A pesar de estos momentos difíciles, la continuidad de Gabriel en el cargo a lo largo de tantos años es, nadie puede negarlo, un reflejo de su arraigo en el municipio al que llegó de joven desde Albuñol (Granada) y el respaldo de la mayor parte de sus vecinos. Y también de su capacidad para coordinar equipos. Su tenacidad y su carisma se extendió al PP en los momentos más críticos, tras las crisis por escisión de GIALy del PAL, para llevar al partido conservador a sus momentos de mayor éxito electoral. También su firme asistencia al timón en los momentos más débiles es obstinadamente recordada por sus compañeros.
Ahora, 30 años después, Gabriel Amat afronta sus últimos dos años de mandato en un momento de reflexión personal y política. La incógnita sobre la reválida en la candidatura en las próximas elecciones municipales está en el aire, y su decisión –es solo suya– marcará el futuro de Roquetas de Mar con la misma determinación que su gestión. Mientras tanto, Roquetas sigue su curso escribiendo un capítulo de su historia marcado indeleblemente por la figura de su alcalde más duradero.
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