Cambiemos las rutinas
«Para poder gestionarlas nada mejor que saber cómo funcionan esas rutinas en el cerebro»
Miguel Arranz
Psicólogo
Viernes, 12 de septiembre 2025, 23:07
Nuestro cerebro es un órgano que tiende a ser eficiente en cuanto al manejo de recursos y energía y, en determinadas ocasiones, puede parecernos que ... es un vago redomado al que le cuesta horrores cambiar sus rutinas. Y es que aprender cosas nuevas, tomar decisiones conscientes o resolver problemas complejos consume muchos recursos (atención, memoria de trabajo, glucosa) y cuando encuentra una manera que funciona —una rutina, un hábito, un patrón de pensamiento— la repite sin miramientos. Pero esas rutinas a veces pueden sernos perjudiciales como cuando queremos cambiar nuestra manera de alimentarnos y optar por una dieta más saludable que nos haga perder de paso los kilos ganados tan alegremente en el periodo vacacional. Para poder gestionarlas nada mejor que saber cómo funcionan esas rutinas en el cerebro.
Neuronas en acción
Cuando nos levantamos cada mañana para hacer el desayuno el grupo de neuronas que participan se activan a la vez, se refuerzan porque nos gusta el resultado y la conducta se vuelve automática. Aquí participan los ganglios basales, que permiten que vayamos en piloto automático y libera nuestra corteza prefrontal (la zona que nos hace personas, aunque haya dudas que la tenga algún líder mundial...) para realizar otras tareas.
Recompensas y castigos
Ese desayuno que nos espabila y reconforta viene con recompensa gracias a la dopamina, que refuerza la conducta cuanto más inmediata sea la recompensa. Pero si queremos hacer ese desayuno más saludable al principio (por ejemplo: eliminar la sabrosa tostada de mantequilla y mermelada por cereales), nuestro cerebro no verá la recompensa, lo asociará a un castigo y nos pondrá trabas a la hora de seguir con el hábito saludable.
Ante todo mucha calma
Pero no nos desanimemos: podemos entrenar los hábitos emocionales y disfrutar de los resultados saludables que buscamos al querer cambiar nuestra dieta. Lo primero es saber que todo hábito (desde picar entre horas a desayunar como si no hubiera un mañana) responde a este esquema:
-Disparador: lo que activa la conducta
-Rutina: la acción en sí
-Recompensa: la sensación placentera
Detectarlo en nuestro hábito a cambiar es básico para intervenir sobre el.
No elimines, reemplaza
Hay que tener en cuenta que el cerebro odia el vacío: si solo quitamos la comida basura sin alternativa, el insano hábito volverá. Si tenemos la costumbre de picar patatas fritas, cambiamos a picar frutos secos o si solemos comer pizzas industriales aprendamos a hacerla nosotros con elementos naturales.
Ten en cuenta el contexto
Nuestro entorno es el que hace disparar nuestra conducta así que no se lo pongamos fácil al cerebro: eliminemos la comida basura de casa, pongamos a la vista los alimentos saludables que queremos incorporar y evitemos de momento pasar por esa hamburguesería tan tentadora: ya habrá tiempo de exponerse y no caer en sus garras.
Prémiate
El conseguir cumplir los nuevos hábitos se instala mejor si nos damos un homenaje. Un ejemplo perfecto sería ver un capítulo de esa serie que nos gusta tanto y así asociaremos la comida saludable con un placer no alimenticio y no como un castigo.
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