Juan Jiménez Sánchez, presidente de MIR España

«Hay que crear más plazas MIR y luego ya hablar de las facultades»

–¿Cómo afronta este nuevo periodo como presidente?

–Con ilusión por trabajar y conseguir una mejoría de todo lo que demandamos, somos muchos residentes con inquietudes similares. También con preocupación, porque la responsabilidad es más real.

–¿Cuáles son los principales retos de la asociación?

–Mejores condiciones laborales y retributivas. Estamos consiguiendo que gente ajena al mundo de la medicina sepa que los MIR tenemos muchísimo trabajo y poca recompensa más allá de lo personal. Queremos que se respeten los salientes de guardia y pedimos una gran subida salarial para no depender de ellas. Estamos en contacto con sindicatos, instituciones y partidos políticos, ya que esta problemática ha caído hasta ahora en saco roto. También estamos empeñados en retener el talento, que no se vayan, queremos poner la lupa en la gran cantidad de facultativos que han emigrado y dicen que volverían si hubiera mejores condiciones.

–¿Hacen falta más vacantes en las facultades de Medicina y más plazas MIR?

–Hay un empeño político en que haya más alumnos en las facultades, pero luego se presentan al MIR y hay un cuello de botella, se ofrecen menos vacantes. No hay que empezar la casa por el tejado. Hay que crear más plazas para especialistas y luego ya hablar de aumentarlas en las facultades.

–¿Cómo valora la situación de la sanidad pública?

–Desde el prisma particular que tengo en salud mental, la valoro de forma pesimista. Estamos en una sanidad de mínimos, con mucha gente buscando seguros privados por las largas listas de espera y las dificultades para atenderles con calidad. Las garantías están mermadas por la falta de presupuesto en sanidad, más sangrante en el caso de la salud mental. La gente de clase media-alta con trastornos menos graves –ansiedad o depresión, que es igual de importante que el resto–, al poder permitírselo, recurren al psicólogo privado porque las citas en lo público están demasiado espaciadas. Los de mayor gravedad, como una esquizofrenia o un trastorno bipolar, copan los cupos. No tenemos tantos recursos como nos gustaría.