«Hay casas que no están decentes pero que tienen precios desorbitados»
Vivienda ·
Lali Luiz, de Servicios Inmobiliarios Brisahogar, asegura que es este un «negocio seguro», como lo fue, incluso, durante la crisis del ladrilloEn el alquiler de viviendas no todo vale, aunque se intente. La escasa oferta y la elevada demanda hacen que en el mercado inmobiliario actual ... se pongan en renta inmuebles a los que mucho les falta para poder ser llamados hogar. «Tenemos casos de viviendas que no están tan decentes pero que tienen precios desorbitados», reconoce a IDEAL Lali Luiz, responsable de la agencia Servicios Inmobiliarios Brisahogar, sita en la avenida Cabo de Gata de Almería capital.
Y no es solo cuestión de precios. En esta inmobiliaria en concreto, cuentan en cartera con viviendas por las que los propietarios piden hasta 700 euros, pero que son «muy normalitas, tienen sus años y los muebles tampoco es que sean nuevos». Además, los propietarios «solo admiten funcionarios».
Es solo una de las muchas condiciones de quienes se saben en ventaja por la falta de stock. No hay más de cincuenta viviendas en alquiler, asegura Luiz, como aparece incluso en las página webs dedicadas a ello. Y es que, afirma, «mucha gente ni siquiera las publica. Se lo dicen a sus contactos y con eso les basta para alquilarlas».
El temor a informar de que están vacías y de que puedan ser okupadas planea sobre ellas. Idealista, que es el portal que más oferta tiene porque permite a particulares publicar sus anuncios de forma gratuita, apenas rebasa esa cantidad en Almería capital «y algunos están duplicados».
«Pisos tipo estudio, como mínimo, cuestan 450 euros, y de ahí para arriba», explica la agente inmobiliaria que, apostilla, «si la vivienda está en primera línea de playa, ya se va a 1.000 euros para arriba al mes, en general». Y «si es de un solo dormitorio en primera línea, como mínimo pueden ser valer 850 euros».
«Me hace gracia cuando gente que no es de aquí llama pidiendo una vivienda en primera línea, con piscina, con plaza de garaje imprescindible… Es gente que desconoce cuál es la situación. Pero eso es imposible aquí, en Almería. Salvo excepciones en la Vega de Acá, en Almería el parque de viviendas es sin garaje en más del 90%», apunta.
Quiénes son los propietarios
Lali Luiz realiza una fotografía del arrendador. «Hay de todo, pero sobre todo, hay muchas familias que han trabajado mucho para pagar una segunda vivienda y sacarse unos segundos ingresos extras con esa propiedad. También, inversores que tienen siete u ocho propiedades e, incluso, más en alquiler. Y gente que tiene casas en Almería y ni siquiera son de aquí».
«Hay inversores, los que menos, que buscan viviendas en las que se puedan hacer muchos dormitorios. En esas habitaciones engloban casi todo lo que necesita el que va a alquilar, con su mesa y televisión y todo lo necesario para vivir. Baño y cocina son compartidos con el resto de inquilinos en la casa. Son como una especie de pequeños estudios dentro de un mismo piso», detalla la agente inmobiliaria.
El alquiler, valora, sigue siendo un «negocio seguro». «Ahora mismo, sí. De hecho, cuando la crisis inmobiliaria, que yo también la viví, aquí en El Zapillo se alquilaba todo. Yo me dedicaba a alquilar nada más. Estuve un par de años que solo hacía alquileres y vivíamos de eso», reconoce.
«Hemos tenido dos años, tras la pandemia, bestiales de ventas»
En cuestión de ventas, la situación es diferente, si bien, «en los últimos meses, hemos notado un descenso en el número de demandas aunque, las que hay, son de bastante calidad, son demandas que vienen a comprar», afirma Lali Luiz, de la Inmobiliaria Brisahogar, en El Zapillo.
«Hemos tenido dos años, tras la pandemia, bestiales de ventas. Yo me pensaba que, con toda la incertidumbre, quién iba a comprar un piso. Pues todo lo contrario. La gente salió queriendo cambiar de casa tras el confinamiento», confiesa.
«El problema es que el producto que hay ahora es escaso y, en algunos casos, excesivamente caro. Ha empezado a subir y a subir». Tanto se ha incrementado la demanda que, asegura Luis, «en la Vega de Acá no hay ya producto siquiera, a pesar de todas las grúas que hay. Está todo vendido. Y, aunque ahora se están urbanizando nuevos sectores, saldrán a la venta, con suerte, dentro de tres o cuatro años. Por eso mismo, porque no hay, los precios están subiendo tanto».
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