El meteorólogo Mario Picazo alerta de un importante cambio en el tiempo en verano
El Mediterráneo se ha convertido en una fábrica de vapor, lo que desencadena en lluvias torrenciales en la recta final del verano e inicio de otoño
J.M.
Martes, 9 de agosto 2022, 13:04
Mientras que la DANA irumpe en medio del verano en España, en los últimos meses hemos comprobado que los primeros estragos del cambio climático ... se están dejando ya notar. La temperatura del mar Mediterráneo ha superado los valores habituales del mes de agosto, sobre todo en la parte occidental, la que discurre entre la costa peninsular española y la italiana, pasando por las islas Baleares, donde en algunos puntos las aguas han alcanzado los 30 grados.
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Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en las costas españolas, dependiendo de la zona, la temperatura del Mediterráneo ha subido entre 2,5 y 4 grados respecto a los marcadores usuales en esta época, mientras que en aguas italianas ha aumentado hasta 5 grados.
«Mediterráneo a 30 grados es igual a fábrica de vapor de agua, que es igual a calor y bochorno extremo este verano, lo que desencadena en lluvias torrenciales en la recta final del verano e inicio de otoño, que acaban en inundaciones e impacto en especies marinas. Cierto que un mar cálido por si solo no fabrica tormentas severas, eso se da por hecho, pero sí lo hace la dinámica atmosférica de frecuentes DANAS e incursiones de aire frío que vivimos con mayor frecuencia desde la pasada década, y no solo en otoño», ha mannifestado el prestigioso meteorólogo Mario Picazo.
Entre las consecuencias de este aumento de temperatura del mar, los expertos destacan la sensación de bochorno, la proliferación de algas y medusas en las playas y las noches tropicales e incluso tórridas en las zonas costeras, debido a la escasez de brisa y al incremento de la humedad en el aire.
Además, Mario Picazo quiso comentar la situación de sequía por la que atraviesa el país. «Llegamos a agosto con la menor cantidad de agua embalsada de este siglo. El estrés hídrico se acentúa y las reservas bajan un 1.5 por ciento cada semana de este tórrido verano. Con el intenso calor ha subido el consumo y aumentado de forma considerable la evaporación».
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