Rescates en Granada

Tres esquiadores y un snowboarder piden ser rescatados en el barranco de San Juan en dos días

El último auxilio se produjo este martes. Era un snowboarder, un joven de nacionalidad rumana, el que pedía ayuda para salir del barranco. El aviso les llegó a las cuatro y veinte de la tarde a través de un agente de la Unidad de la Policía Nacional Adscrita a Andalucía. Dos agentes del Greim salieron en su búsqueda. Para escalar por la ladera junto a él utilizaron raquetas de nieve y un arnés para asegurarlo (un agente le llevó la tabla). La actuación concluyó sobre las nueve menos veinte de la noche.

Un día antes ocurrió algo similar en el mismo punto. Una mujer de Toledo de 49 años acabó atrapada en el barranco de San Juan. Quería llegar hasta la pista de El Águila, a la que se puede acceder por dos carriles. Ambos estaban cerrados ayer, así que decidió ir por libre. Llegó a una curva llamada El foso de los leones, justo donde empieza el valle de San Juan, creyendo que había llegado ya a la pista de El Águila, así que siguió ese camino. Se había confundido.

Siguió bajando y bajando, confusa al no cruzarse con esquiadores. Desvió su ruta cada vez más a la izquierda, buscando, en el peor de los casos, estar cerca de la carretera. Lo que no sabía era que al entrar en el barranco hay un punto en el que no se puede salir esquiando. Su andadura finalizó bastante por debajo del Refugio de San Francisco. Llamó a Cetursa y enviaron a un pistero en moto de nieve a buscarla, sin éxito, así que recurrieron al Greim poco antes de las cinco de la tarde.

Serván Peguero y Ricardo Ballesteros, dos agentes del Greim, bajaron con los esquís de travesía en su busca, tardando aproximadamente una hora. Dieron con ella gracias a la ubicación enviada por WhatsApp. La subida con crampones se prolongó durante tres horas.

Se da la circunstancia de que justo antes de recibir el aviso por esta mujer, el Greim fue alertado por otro tema idéntico. Una pareja extranjera había llegado también por error al mismo lugar, el barranco de San Juan, y no sabía salir. La diferencia era que estaban bastante más arriba que la otra mujer y, por suerte, se cruzaron con un esquiador que les ayudó a salir, así que se desactivó el aviso.