¿Existe el Poder Legislativo en España? (II)

Miguel Ángel del Arco Torres

Sábado, 28 de junio 2025, 22:41

Hay prácticas distorsionadoras: el «filibusterismo parlamentario».

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–El 34% de las proposiciones de ley presentadas en 2024 fueron «disfrazadas» de proyectos de ley. La maniobra ... evita garantías, requisitos y preceptivos informes de Poderes del Estado (art. 88 CE). Para el TC «no es un vicio procedimental». Sin embargo, atenta a la calidad procedimental, normativa, puede facilitar el fraude de ley y tiene consecuencias en la inversión económica.

–Se juega interesadamente con el tiempo. Prórroga partidista sine die de los plazos de enmiendas en el Congreso. Incluir enmiendas heterogéneas al final de la tramitación. Hay un uso abusivo del trámite de urgencia y de lectura única de leyes. Se aplaza por dos veces la calificación en la Mesa del Congreso de la proposición no de ley de Junts para que el presidente del Gobierno se someta a una cuestión de confianza y se incumplen los plazos y procedimientos del Reglamento del Congreso.

–Se abusa de los decretos-leyes pues ya son más numerosas que las leyes ordinarias; algunos con más de cien páginas. ¿Y el decreto-ómnibus?, éste incluye medidas heterogéneas (un chantaje frente al Congreso): unas favorables a la ciudadanía y otros contrarios al fondo y forma; «lo votas o lo dejas».

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–El Gobierno insiste en incumplir la obligación de presentar los Presupuestos Generales del Estado, privando así a este Poder del Estado de una de las facultades más trascendentes de cualquier democracia. «Se prorrogan y ya está», se sentenció desde el púlpito de la UE. Se dispone de ingentes cantidades sin control parlamentario. Se eleva el gasto en defensa en diez mil millones de euros y será aprobado por el Consejo de Ministros.

–Como garantía de la división de poderes han colocado a un ministro de la Presidencia, Justicia y relaciones con las Cortes. El Poder Legislativo no está a salvo de las injerencias del Poder Ejecutivo. Éste, actuando con falta de transparencia, traslada a la opinión pública que la responsabilidad política ha dejado de existir y atribuye los casos de corrupción que lo asolan a una conspiración reaccionaria. A ese ministro no le va: «¡Dios, que buen caballero ai ouviese buen señor». ¡Metralla desvaída! ¡Chatarra jurídica!

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–En España el nacionalismo sigue condicionando el Parlamento, la política y la sociedad.

No bastaron los estatutos republicanos ni las autonomías perseguidos por las dictaduras de Primo de Rivera y Franco. La Transición no satisfizo el generoso reparto autonómico de cargos y prebendas pero la Constitución no definió la organización territorial y permite la reivindicación permanente. Faltó una política de Estado de los dos grandes partidos y sobraron las concesiones en autogobierno, desigualdad fiscal, seguridad social única, lengua, educación y justicia, etcétera. Esto choca con la existencia de un derecho europeo por encima del nacional. Cuando se exige una concesión se avecinan racionalmente dudas de anticonstitucionalidad. ¡La terrible ofensiva de ETA contra el autonomismo y a la democracia! El incumplimiento reiterado de sentencias tras cualquier concesión. ¡Los ataques y amenazas al Estado y al resto de súbditos! «Aprovechémonos de la debilidad del gobierno de Madrid». «No nos hablen de ambición nacional. Este partido viene demostrando su ambición nacional día a día, año a año, desde hace más de 40, desde hace 130 años».

Este caso no es algo exclusivamente español si miramos los siglos XXI y XX y la invasión de Ucrania. «El nacionalismo es la guerra» (Mitterand).

–La mentira está aceptada e institucionalizada en el Parlamento: «Me da asco que alguien no tenga otro recurso que entregarse a una relación que de normal no lo haría». Apostilla el antiguo apóstol de la religión petrina, haciendo alarde de principios éticos para apoyar una moción de censura, y añade «que él nunca había necesitado recurrir a una prostituta y que en todo caso no le produciría ninguna satisfacción saber que (están conmigo) sólo por dinero». Todo mentiroso es un delincuente en potencia o ya lo es. Hay que tener descaro, talento y cierta inconsciencia; con esas virtudes se siente placer mintiendo.

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La sociedad está dividida y separada por un muro construido. «Mafia o democracia». «¡… Hijo de puta!», gritaban unos 7.000 asistentes mientras que el presidente de Argentina alentaba «si le quieren zurrar al bandido local, no hay problema» −y todo en presencia de una presidenta autonómica–. ¿Se ha traslado el odio a la sociedad? Y encima estamos inmersos en una corrupción institucional. La colonización política de las instituciones y empresas públicas permite hasta la financiación ilegal de partidos. «Ustedes tienen un problema: se llama 3 %».

Hay frases que a veces demuestran que una democracia puede ser la dictadura perfecta. «Si no se avanzando recordando se tropieza». La historia no se repite, es la misma.

–La policía patriótica. «Hay que matar al fiscal…». «Luis sé fuerte». «Y además controlando la sala segunda del TS desde atrás».

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–La policía fontanera patrullando en un Peugeot.

Se apoyó en un atril sacado de baúl de los recuerdos con una leyenda: «España responde. PSOE y un corazón». Fúnebre y víctima: «Esto no va de mí ni del PSOE». Pide perdón como aquel rey; hasta siete veces. ¿Qué es peor: faltar a la verdad diciendo que no sabías qué eran unos corruptos autodidáctas o se ha tardado en darse cuenta de las grabaciones o se falló en la culpa in eligendo? Porque los primeros frutos que se recogen son los de la lengua: cuando sentenció el presidente para apoyar su moción de censura contra otro presidente: «Al Congreso y al Senado no se viene a pedir perdón sino a asumir responsabilidades». No le encontró importancia: «Sin que nadie te vea mete dos papeletas. Ya está». Fue sincero: «el PSOE es una organización seria». ¡Oh, capitán, mi capitán!

De la relación de procesos, desde la denuncia a Begoña al impuesto del PSOE, lo peor es la degradación de las personas, de los partidos y de las instituciones.

El actual presidente del Gobierno y todo su séquito vulneran el principio jurídico de no ir contra sus propios actos; manifestación de la buena fe. Todo ese séquito, como coro de grillos, cantó que el programa electoral del PSOE no contempla esa medida de gracia, la amnistía, no está permitida en nuestro ordenamiento. Cuando le imponen la necesidad de amnistiar para coger siete votos, asumir y reeditar el procés catalán, ¿puede el Congreso y Senado, pasarse por el arco del triunfo sentencias del Tribunal Constitucional que declaran ilegales leyes aprobadas por el Parlamento de Cataluña (anulación con efectos generales y con vinculación a todos los poderes públicos de la declaración de soberanía y el establecimiento de un proceso constituyente) y la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo que interviene la autonomía y destituye a su presidente? Incluso el presidente llega a ignorar la sanción del artículo 155 CE apoyada por otros partidos y por él, entonces secretario general del PSOE?

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En España ninguna institución ni persona ha reaccionado. Salvo la libertad de expresión e información de algunos medios. Hay un agnosticismo de las conciencias. Parece mejor no creer lo que vemos y sí lo que nos dicen. Hay que pronunciarse del modo para el cual cada uno esté dotado. Se trata de una de esas situaciones históricas en que el silencio, que también es forma de expresarse, y más viniendo de juristas, sería cómplice. «Y tú más».

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